Abandonad toda esperanza

lunes, 27 de agosto de 2007

Elogio de la diferencia

Más allá de haber filmado un par de joyas de la comedia (pienso en El jovencito Frankenstein y en la particularísima -y muda- La última locura), en una filmografía que no destaca precisamente por su alta calidad global, Mel Brooks ya debería pasar a la historia del cine por su buen ojo como productor a la hora de fichar a David Lynch, que solo había rodado la experimental y muy independiente Eraserhead, para dirigir el que sería su primer gran éxito: El hombre elefante.



Basada en los textos médicos de Frederick Treves acerca de un caso que conmocionó a la sociedad británica a finales del siglo XIX, el film relata la relación que se estableció entre el propio Treves, médico y profesor universitario, y John Merrick, apodado "el Hombre Elefante" por sus múltiples malformaciones y tumores, y que venía ganándose la vida (por así decirlo) como fenómeno de feria ambulante.



Lo que podría haber sido un melodrama lacrimógeno en manos menos apropiadas, en las del futuro realizador de obras maestras como Terciopelo azul o Una historia verdadera se convirtió en una película con una capacidad inagotable para emocionar a la platea, a partir de un elogio de la diferencia que transmite un obvio mensaje de tolerancia sin necesidad de machacar con dosis de moralina al espectador.



El éxito no se hizo esperar: la película obtuvo ocho nominaciones a los Oscars, incluyendo los de Mejor Película, Mejor Director... y Mejor Actor, para un irreconocible John Hurt, que un año después de morir con el pecho destrozado en el Nostromo de Alien da vida a un John Merrick que no deja un ojo seco, ni en la película ni fuera de ella. Pero no podemos olvidar al otro gran protagonista: un Anthony Hopkins al que todavía le faltaban once años para probar las mieles del éxito con El silencio de los corderos encarna aquí a un Frederick Treves sensible y ligeramente atormentado.



Así pues, El hombre elefante es un film de visionado indispensable, que gusta hasta a los detractores del autor de Mulholland Drive por su clasicismo... si bien algunas constantes de su cine, como la fascinación por lo monstruoso, están más que presentes.

2 comentarios:

El chamán dijo...

De acuerdo al 100% con usted. Una de las obras maestras de David Lynch, tan sólo alejada de forma pero no de fondo del resto de su filmografía.

Anónimo dijo...

Doy fe de la afirmacion sobre los detractores. A mi de David Lynch creo que solo me gustan El hombre elefante y Dune (que de primeras no me entusiasmo y que cuanto mas la veo mas me gusta).


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