Abandonad toda esperanza

domingo, 27 de julio de 2008

X-Files: Creer es la clave: El monstruo de la temporada



Para arrancar estas líneas y olvidarnos de ello para siempre, corramos un tupido velo sobre el absurdo título que ha recibido este film en España: X-Files: Creer es la clave, dejando de lado el conocido Expediente X con el que se tituló no solo a la serie original, sino también al film previo; y traduciendo el subtítulo del popular I want to believe ("Quiero creer"), lema del poster que adorna una de las paredes del despacho del protagonista masculino, por un innecesario "Creer es la clave". Cosas veredes, amigo Sancho...



Los más fieles fans de la serie con la que Chris Carter revolucionó la televisión fantástica de finales del siglo XX, y con la que recogía el testigo de seriales clásicos como Kolchak: The Night Stalker, la popularísima y añorada The Twilight Zone (conocida aquí con varios títulos: La dimensión desconocida, La zona crepuscular, En los límites de la realidad...) o los episodios más terroríficos de Alfred Hitchcock presenta, recordarán que Expediente X aunaba episodios que formaban parte de una cierta continuidad, y que profundizaban en lo que se ha venido a conocer como "mitología" de la serie, y otros, llamados en la jerga anglosajona stand alone, que podían verse y disfrutarse de manera independiente: son los conocidos como "el monstruo de la semana".



Si el primer film, estrenado en 1998 y dirigido por Rob Bowman (que filmó varios de los episodios más celebrados), formaba parte del primer grupo, y su visionado era indispensable para conocer el salto de la quinta a la sexta temporada (de un total de nueve) de la serie original, este X-Files: Creer es la clave, estrenado justo una década despúes, responde a la segunda tipología, y puede ser del gusto de espectadores que no vieran la serie en su día... aunque los que sí, obviamente, verán mucho más allá de su superficie.



De esta película se ha dicho que es un thriller sombrío, en la línea de El silencio de los corderos o Seven: sí y no; sí porque, como hemos señalado, su argumento prescinde de los elementos clave de la serie (la existencia de extraterrestres y la consiguiente conspiración del gobierno de los Estados Unidos para ocultarla), así como de los personajes secundarios más carismáticos (no verán por aquí ni al Fumador ni a los miembros del Pistolero Solitario, ni tampoco a ninguno de los confidentes de Mulder; solo se recupera a su ex jefe, Walter Skinner, y más como un guiño al aficionado que como un elemento de importancia real en la trama). Y no porque el film, dirigido por el propio Chris Carter, se ha tomado la molestia en profundizar en la relación entre sus protagonistas... y esto es algo que solo apreciarán los seguidores de Expediente X.



Cuando arranca la acción del film, han pasado seis años desde el final de la serie: Fox Mulder (David Duchovny, hoy recuperado en Californication) y Dana Scully (Gillian Anderson, una actriz excepcional, muy superior a su compañero, pero que no ha corrido gran suerte en la gran pantalla) ya no trabajan para el FBI. El primero, convertido casi en un ermitaño, sigue con sus investigaciones en solitario; la segunda sigue ejerciendo como médica, dedicándose sobre todo a un caso en particular, el de un pequeño con una extraña enfermedad, cuyos efectos son parecidos a los de un cáncer terminal, para el que confía en encontrar una cura.



Gracias a la desaparición de un par de agentes femeninas en el que interviene un elemento que podría ser sobrenatural -un ex sacerdote afirma tener visiones de los secuestradores y las víctimas-, el FBI pide ayuda a Mulder y Scully, y es a partir de ahí que el guión profundiza en sus anhelos y sus preocupaciones: Mulder sigue soñando con recuperar a su hermana pequeña, y su creencia en lo sobrenatural y su ateísmo chocan con el cientificismo y la fe católica de su ex compañera profesional y sentimental.



Hacia el comienzo del film, la trama parece tardar en arrancar, y algunos diálogos entre los protagonistas, y sobre todo los que mantienen con otros agentes del FBI (encarnados para la ocasión por Amanda Peet y el rapero Alvin 'Xzibit' Joiner), parecen girar siempre alrededor de lo mismo y no ir a ninguna parte; pero una vez arranca el misterio y el espectador es testigo del segundo secuestro en mitad de un paraje helado, el interés del film se incrementa a marchas forzadas y su director logra atrapar la atención de su público hasta el final, en un proceso en el que este se preguntará en varias ocasiones por la presencia o ausencia de elementos sobrenaturales, así como de las razones que empujan a los criminales a cometer sus actos.



Por ello, el film ha disgustado a muchos seguidores que esperaban más datos acerca de la línea argumental principal de su serie favorita; y por eso mismo hay que reconocerle a Chris Carter su atrevimiento, demostrado en su preocupación más por el desarrollo de los personajes que por conspiraciones y alienígenas, y sus nulas concesiones a la galería: atención al sacerdote encarnado por Billy Connolly, un personaje que en teoría debería contarse entre los positivos pero que está acusado de abusos sexuales a decenas de monaguillos.



Así pues, el resultado es un film atmosférico y adulto que debería tener más suerte de la que parece va a tener. Ojalá nos equivoquemos y podamos tener una serie cinematográfica con cierta continuidad...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sobre todo han pasado del final casi apocaliptico de la serie y del asunto del hijo de Scully (que lo despachan con una frasesita rapida).
Me hizo gracia que aun estando en la cama juntitos ella lo llama por su apellido.


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