Abandonad toda esperanza

martes, 10 de abril de 2007

Mr. Punch: De la vida de las marionetas

Con la lectura de Mr. Punch, reeditado ahora por Norma Editorial, cumplimos con una deuda pendiente desde hace mucho, autoimpuesta por nuestra admiración por la obra de sus dos responsables, el guionista Neil Gaiman y el ilustrador Dave McKean.



El primero de ellos, conocido sobre todo por su cómic The Sandman pero autor también de novelas como American Gods o Los hijos de Anansi, fue uno de los primeros impulsores de la línea Vertigo de DC Comics, junto a otros británicos como el Jamie Delano de Hellblazer y Animal Man o el Grant Morrison de Doom patrol primero y Los invisibles, Mata a tu novio o El asco después. El segundo, que despuntó como dibujante en Arkham Asylum (escrita precisamente por Morrison) y como portadista de The Sandman, ha colaborado estrechamente con Gaiman en multitud de obras, desde cómics como Orquídea Negra o El día que cambié a mi padre por dos peces de colores a las ilustraciones del libro infantil Coraline o la película Mirrormask, escrita por Gaiman y dirigida por McKean.



Esta obra que ahora nos ocupa, de título extenso (La trágica comedia o cómica tragedia de Mr. Punch), es uno de los trabajos más complejos de ambos, sobre todo de Gaiman, y entronca con Casos violentos, El día que cambié... o la misma Coraline, todas ilustradas por McKean, a la hora de hablar de la infancia. Y es que Gaiman sabe que en cada infancia está la raíz de todas las vidas, y que es un territorio perfecto para hablar de lo que más fascina al escritor inglés: el misterio.



Toda la historia de Mr. Punch está contada en forma de recuerdo, por parte del protagonista, de cuando era un niño de apenas ocho años que pasaba el verano en casa de sus abuelos. Una mañana que marcha con su abuelo a pescar, descubre una caseta en la playa donde hay dos marionetas abandonadas, Punch y Judy. Pero son dos marionetas solitarias que, al menos en su remembranza, siguen actuando para un público que se reduce a él mismo...



Intentar reducir este Mr. Punch a una trama sencilla y coherente es una tarea baldía: baste decir que Gaiman consigue transmitir a la perfección la extrañeza con la que un niño mira el mundo de los adultos, plagado de falsedades, equívocos, dobles sentidos y triples intenciones. Como llega a afirmarse en un momento del cómic, para un niño es mejor no preguntar si no quiere que le respondan con mentiras.



Y del trabajo de McKean, qué decir que no se haya dicho ya de su espectacular fusión de ilustración y fotografías, a modo de inquietantes collages plagados de claroscuros y territorios sombríos, tan poco diáfanos, pero tan reveladores en el fondo, como resultan ser los recuerdos de nuestra infancia.



De esta forma, Mr. Punch se constituye como una obra indispensable para los amantes del cómic de terror de autor (pues no hay nada más inquietante que los terrores infantiles). Y aunque no es una obra maestra (como sí lo es The Sandman), también puede considerarse como un must para la legión de fieles seguidores de Gaiman.


Título: Mr. Punch
Autores: Neil Gaiman (guión) / Dave McKean (dibujo)
Editorial: Norma Editorial
Fecha de edición: marzo de 2007 [reedición]
96 páginas (color) - 22 €


[Fotografía: Neil Gaiman y Dave McKean.]

3 comentarios:

M.J. dijo...

Este lo leí hace años y es uno de los libros que me quiero traer a Londres porque me encanta.

Ira dijo...

Recuerdo que le pregunté a Gaiman que por qué convierte algo como Mr. Punch, un icono popular infantil, en una obra tan terrorifica...

Y me dijo. Es que Mr. Punch es terrorifico. Lo fué en sus inicios, cuando vino de italia y lo es hoy dia. En Mr Punch hay mucho de autobiografico, a mi me aterraba.

He visto en londres mil espectaculos de Mr Punch, y hasta leer el de Gaiman nunca me pareció tan horriblemente opresivo y terrorifico. No creo que vuelva a verlo jamas.

Ira dijo...

Por cierto, mi enhorabuena por haber encontrado una de las poquiiisimas fotos de Mckean donde se le ve con claridad. No suele dejar que le fotografien (al menos no sin retocar la foto despues)


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