Abandonad toda esperanza

jueves, 23 de febrero de 2012

American Splendor: Con voz propia



En estos tiempos de crisis (económica, que desde luego no creativa) que nos ha tocado sufrir, y donde la industria editorial es poco menos que inconstante -con colecciones inacabadas, números 1 que quedan como entregas únicas para la posteridad, proyectos que finalmente no llevan a ninguna parte, etcétera-, es de agradecer que una editorial como La Cúpula, y donde la experiencia que da el grado de veteranía debe ser un punto a favor, siga confiando en autores si no desconocidos desde luego sí minoritarios o que apuestan por un relato que se sale de lo convencional.




Este es el caso de Harvey Pekar, autor de American Splendor, obra cuya edición antológica española alcanza ya el segundo volumen después de aquel primero que ya comentamos en su día. Como mucha gente, un servidor conoció a Pekar gracias a la particular adaptación cinematográfica de su obra más célebre, también titulada American Splendor y donde un inconmensurable Paul Giamatti daba vida a este funcionario -trabajaba de archivero en un hospital público de su ciudad natal, Cleveland- y coleccionista de discos antiguos reconvertido en autor de cómic underground de culto primero y exitosa novela gráfica después. Solo después, con el tiempo, llegaría la (agradecida) lectura de obras como El derrotista, Macedonia o The Beats.


Harvey Pekar, creador y personaje


Aquel mockumentary tan sui generis dirigido por Shari Springer Berman y Robert Pulcini en 2003 dejaba bien claro la personalidad tan contradictoria como fascinante del propio Pekar, un cascarrabias malencarado que contra todo pronóstico era capaz de ganarse la simpatía del espectador. Estaba claro que si el film era medianamente fiel a la obra de la que partía, American Splendor el cómic debía de ser un artefacto de lo más particular. Y lo es: para empezar, estamos ante un slice of life llevado hasta sus últimas consecuencias, pues relata "pedazos de vida" de la forma más literal, con episodios extraídos de la existencia cotidiana de Pekar que parecen no tener principio ni fin, más allá del que determina el propio guionista-personaje. Un poco al estilo de los cuentos de Raymond Carver, retratos y paisajes de la realidad sin final claro ni mucho menos moraleja.




Por si esto fuera poco, el baile de dibujantes que tuvo la serie a lo largo de su longeva existencia dota a cada volumen de un acabado formal tan llamativo como interesante. Téngase en cuenta que en el presente tomo la nómina de dibujantes incluye a Frank Stack, Don Simpson, Joe Zabel, Bill Knapp, William Fogg, Jim Woodring (el autor del celebrado Frank), Gary Dumm, Mitch Sonoda, Carole Sobocinski, Val Mayerik, Kevin Brown, Rebecca Huntington, Sean Carroll, Gerry Shamray... y nada menos que un temprano Alan Moore, que aporta al proyecto "Bob Wachsman Tummler" ("La coletilla de Bob Wachsman"), historia de una sola página, y a la postre una de sus escasas aportaciones como ilustrador a la historia del cómic, de la que ha escrito tantas páginas brillantes en su faceta de guionista.


La aportación de Alan Moore al volumen


Así pues, ¿qué encontrará el lector en este segundo volumen de American Splendor? Pues aproximadamente una treintena de historias, publicadas por primera vez entre 1983 y 1991, de extensión variable (de una a quince páginas), y que nos muestran el quehacer diario de Harvey Pekar y de su esposa Joyce Brabner... pero centrándose sobre todo en la vida interior de Pekar: sus reflexiones, su modo de ver el mundo, salpican página a página una obra que bebe de buena parte de la literatura norteamericana del siglo XX: las sucesivas generaciones perdida y beat, el realismo sucio, el citado Carver, Charles Bukowski... son algunas de las referencias que no son difíciles de evocar mientras se lee American Splendor.


Pekar montándola en el show de David Letterman


Pero no crea el lector que estamos ante una obra construida de modo artificial a rebufo de los escritores que pudieran interesar a su autor: Harvey Pekar se nos muestra en American Splendor como una voz genuina e intransferible, ya sea contando lo que siente y vive cuando pierde sus gafas, un viaje junto a su esposa donde acaba firmando ejemplares de su obra (pocos) en una librería especializada, o sus repetidas apariciones en el exitoso talk show Late Night with David Letterman (a la postre uno de los relatos más conseguidos del volumen), que lo convirtieron en un personaje medianamente popular entre el ciudadano medio estadounidense.




En definitiva: más allá del interés que pueda despertar su apartado gráfico -resulta curioso comparar el realismo cuasi fotográfico, a medio camino entre Dave McKean y Luis García, de Rebecca Huntington, con la línea sucia imperante en el resto de historias, muy propia del comix underground de Robert Crumb para acá-, American Splendor es el legado de un escritor que tenía algo que contar, algo personal y en apariencia instrascendente para el resto del mundo, pero algo que contar al fin y al cabo, y en el que no es difícil que el lector se refleje en algún momento que otro. Y algo para lo que eligió el cómic como medio de expresión.


Título: American Splendor (Antología, volumen 2)
Autores: Harvey Pekar (guion) / Varios autores (dibujo)
Editorial: La Cúpula
Fecha de edición: octubre de 2011
212 pp. (b/n) - 20 €

No hay comentarios:


Estadísticas