Abandonad toda esperanza

lunes, 12 de septiembre de 2011

Chernóbil: La zona: El pueblo de los malditos



El 26 de abril de 1986 un servidor cumplía diez años. Ese mismo día, de madrugada, el Reactor IV del Complejo Nuclear de Chernóbil explotó y liberó una cantidad descomunal de energía nuclear. Por aquel entonces yo era muy joven como para intuir, no digamos ya entender, qué podría suponer una catástrofe de estas características para aquellos que se viesen afectados por dicha energía; pero pese a ello, algo había en aquellas imágenes que veíamos en los informativos de televisión como para que ahora, un cuarto de siglo después, todavía recuerde el impacto de la noticia.


Chernóbil: uno de los mayores desastres de nuestro tiempo


Otros que no han podido, o mejor, que no han querido olvidar, son Francisco Sánchez y Natacha Bustos, respectivamente guionista y dibujante de Chernóbil. La zona, novela gráfica sobre la mayor tragedia nuclear de nuestro tiempo, que Glénat ponía a la venta el pasado mes de abril justo cuando se cumplían veinticinco años del desastre. Una obra de esas que la crítica suele tildar de necesarias, y que en este caso resulta serlo de verdad.




A la hora de reflejar el drama de Chernóbil y homenajear tanto a los supervivientes -aunque en algunos casos hablar de supervivencia sea casi un eufemismo- como a los caídos -muchos de ellos llamados liquidadores, que se sacrificaron por el bien de los demás quedándose en la zona prohibida-, Sánchez ha optado por eludir el tratamiento documental -que además suele conllevar un orden cronológico estricto, del que aquí se reniega- y apostar por ficcionalizar el relato convirtiendo en protagonistas a personajes de su invención... pero que, por otro lado, y como manifiesta el propio autor, componen "tres generaciones de una familia que bien pudo existir".


Chernóbil: las consecuencias



Así se articula Chernóbil: La zona: en tres partes que llevan por título el nombre de los personajes centrales del relato. La primera, "Leonid y Galia", cuenta el regreso de una pareja de ancianos a su hogar, situado en la zona rural a las afueras de Pripiat, una floreciente ciudad de 47.000 habitantes, de los cuales un gran número trabajaba en la central nuclear, que fue desalojada de la noche a la mañana dejando un gran parque de atracciones sin inaugurar. Los protagonistas -que me recordaron por momentos a otra pareja de ancianos, la del film de animación británico Cuando el viento sopla, también sobre el drama nuclear-, saben muy bien que su regreso puede traerles fatídicas consecuencias, pero aun así no se resignan a abandonar el hogar donde han pasado toda su vida, y vuelven a él a terminar de pasarla allí.




"Vladimir y Anna" es el relato central, y lógicamente es el que muestra el desastre nuclear propiamente dicho... aunque los autores, con acierto, no caen en el dramatismo tremendista y prefieren la sobriedad expositiva. Anna es la hija de Leonid y Galia, y Vladimir es su marido, el cual como otros muchos hombres de su generación trabaja en el complejo nuclear. Ambos tienen un hijo, Yuri, y esperan un segundo bebé que acabará llamándose Tatiana. Una niña que nacerá sana, dejando una puerta abierta a la esperanza.




Finalmente, "Yuri y Tatiana" recupera a los hijos de Vladimir y Anna y por tanto nietos de Leonid y Galia, que ya tienen una edad considerable como para que les preocupe eso que se viene a llamar "memoria histórica"... aunque en su caso sea bien reciente. Con el paso del tiempo, Yuri se ha convertido en un fotógrafo que ejercerá en el relato de una suerte de álter ego del propio guionista, que viajó a la conocida como "La zona" para documentarse y poder escribir la presente novela gráfica.




Como puede verse, se trata de tres partes o capítulos pero una sola historia: la del mayor desastre nuclear de nuestro tiempo, que dejó sin hogar a cientos de miles de familias, que supuso la muerte de muchos inocentes que dejaron de existir sin saber muy bien qué les había pasado, y que acabaría provocando malformaciones en varias generaciones de hijos todavía por venir al verse las futuras madres contaminadas por la energía fatal. Una historia de escasos diálogos, donde el dibujo de Natacha Bustos plasma los sentimientos y las emociones ideados por Sánchez; de esta forma el relato gana en dramatismo en la medida en que el lector interpreta unas miradas y sobre todo unos silencios repletos de sugerencias... por no hablar de pequeños detalles, que fácilmente se le pueden escapar al lector, pero que de advertirlos cargan de emotividad la experiencia lectora. Pocas veces un dibujo tan minúsculo -esa oveja de tan solo tres patas, por ejemplo- ha sido capaz de decir tanto...


Natacha Bustos y Francisco Sánchez, autores de la obra


De esta forma, Chernóbil; La zona se erige como uno de esos relatos necesarios, donde los valores artísticos que pueda tener -y en este caso, desde luego, los tiene- quedan por debajo del impacto que provoca la narración de unos acontecimientos que estremecen al más osado o desnaturalizado de los lectores. Imposible leer hoy las últimas palabras del diario de Yuri -"El sarcófago que cubre el cuarto reactor se está debilitando a causa de la lluvia y la erosión. Su interior contiene el combustible nuclear que permanecerá activo durante los próximos 100.000 años. Chernóbil sólo acaba de empezar"- y no experimentar, por poco que sea, una leve conmoción.


Chernóbil: las consecuencias (y 2)


No quiero poner punto y final a estas líneas, porque podría resultar de interés para el lector, sin destacar el material que completa esta estupenda edición de Glénat... El volumen se abre con un prólogo del periodista Álvaro Colomer, autor de un premiado ensayo sobre la tragedia de Chernóbil; y se cierra con diversos materiales extra: un extracto de cuatro páginas del diario de notas de Yuri; un mapa mundi donde aparecen señaladas las 442 centrales nucleares activas hoy día; un epílogo firmado por el guionista en el que comenta los orígenes de la obra; unas instantáneas realizadas por la fotógrafa Lourdes Segade, autora de un reportaje gráfico sobre el tema; y unas anotaciones acompañadas de bocetos e ilustraciones a cargo de Natacha Bustos, esto es, una suerte de making of de la obra. Un precioso envoltorio, pues, para un caramelo muy amargo, pero que conviene (y merece) tragarse.


Título: Chernóbil: La zona
Autores: Francisco Sánchez (guion) / Natacha Bustos (dibujo)
Editorial: Glénat
Fecha de edición: abril de 2011
184 páginas (b/n + color) - 17,95 €

1 comentario:

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

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