Abandonad toda esperanza

jueves, 8 de abril de 2010

El asesino dentro de la pantalla

Después de leer El asesino dentro de mí, una de las mejores novelas de uno de los mejores escritores de género policíaco de la historia, Jim Thompson, el cineasta Stanley Kubrick -a su vez, uno de los mejores realizadores que ha dado el séptimo arte- dijo que se trataba de "la historia más escalofriante que haya leído jamás sobre una mente deformada por el crimen". Por supuesto, tal aseveración pasó a formar parte de toda campaña de marketing y promoción posterior de la novela, apareciendo en las típicas fajitas que decoran las cubiertas en los expositores de las librerías.



No obstante, pese a su admiración por el libro, y a la colaboración que unió al escritor y al realizador -juntos escribieron los guiones de Atraco perfecto y Senderos de gloria-, Kubrick jamás se propuso adaptar la novela a la gran pantalla, posiblemente por intuir las dificultades de trasladar en imágenes un relato cuya fuerza radica en buena parte en el monólogo interior del personaje y en su visión (deformada) del mundo que le rodea.



A lo que no se atrevió Kubrick sí lo hizo en 1976 el discreto Burt Kennedy, y lo ha vuelto a hacer este año Michael Winterbottom. Como era de esperar, y al parecer a tenor de lo que dice la crítica del trabajo de este último -visto en Berlín-, ni uno ni otro consiguieron estar a la altura de la obra original.



Mientras esperamos que se estrene The Killer Inside Me en versión de Winterbottom, un realizador tan camaleónico como Kubrick, que cambia de género (e incluso de sistemas de financiación y distribución) como de camisa, y que a la postre ha ofrecido una adaptación que por ahora es más célebre por el culo azotado de Jessica Alba que por otra cosa, recuperamos el film de Kennedy, distribuido en España con títulos tan variopintos como El asesino dentro de mí, Un asesino dentro de mí o El asesino está en mí.



No es de extrañar que una novela tan fronteriza como la de Thompson, que bebe del western tanto como del noir, acabara en manos de un realizador casi siempre adscrito a la realización de películas del oeste, como El regreso de los siete magníficos, Ataque al carro blindado, Un hombre impone la ley, Látigo o Ladrones de trenes. Para la ocasión Kennedy contó con Edward Mann y Robert Chamblee como adaptadores de la novela, y con el actor Stacy Keach dando vida a Lou Ford, el ayudante de sheriff psicótico. Keach ocultaría su labio leporino bajo un contudente mostacho cuando, años más tarde, alcanzaría gran popularidad dando vida a otro de los tough guys de la novela negra norteamericana: el Mike Hammer de Mickey Spillane en los 46 episodios de la popular serie de mediados de los 80.



El film, aunque vilipendiado en su día y aun hoy sobre todo por las (inevitables) comparaciones con el texto original, se deja ver al conseguir destilar una cierta atmósfera pesimista y claustrofóbica que nos retrotrae con facilidad no solo a la novela, sino a buena parte de la obra literaria de Thompson: es un relato en el que no encontramos con facilidad personajes enteramente positivos o con los que el espectador pueda simpatizar, pues los que más se acercan a esa idea (la novia formal de Lou, el propio sheriff) no pasan de ser comparsas que asisten impávidos al devenir de los acontecimientos.



Se trata, pues, de un film que conviene recuperar, y no solo por ser testimonio del thriller norteamericano de los años 70, al poderse hermanar con filmes como La jungla humana de Don Siegel (mucho mejor realizada, pero quizá por ello menos turbia de lo deseado), sino por varios de los apuntes interesantes que atesora, como la misoginia de un relato que se recrea más en las escenas de violencia contra las mujeres (la prometida, la prostituta) que contra los personajes masculinos, el contrapunto existente entre la crudeza de la violencia y lo liviano y festivo de la banda sonora, las presencias fantasmales de los progenitores de Lou Ford (encarnados por el fordiano Royal Dano y la chica de la laguna negra, Julia Adams)... o el áspero y seco, como la prosa de Thompson, the end. En cuanto al monólogo interior, el film parece no tomar postura al respecto, y arranca con una voz en off... de la que pronto se olvida para no volver a aparecer jamás.



Para terminar esta nota, y como homenaje a una de nuestras novelas favoritas, os dejamos con varias cubiertas de otras tantas ediciones de la misma, tanto anglosajonas -que incluyen dos omnibus donde aparece la obra completa- como las españolas... que pasan, por cierto, por la perteneciente a la mítica colección Etiqueta Negra de Júcar, una bastante extraña -por poco conocida, así como por su particular ilustración y diseño- de Los Libros de la Frontera, y por la reciente reedición de RBA...



























Nota bene.- Para ampliar información sobre este autor, se recomienda la lectura de Gangsterera n.º 7, que incluye un completo "Dossier Jim Thompson", en el que un servidor publicó un artículo que trataba la relación del autor de 1.280 almas con el director de Lolita y Eyes Wide Shut.

2 comentarios:

padawan dijo...

Vaya, no sabía que Thompson hubiera colaborado con Kubrick para "Atraco perfecto", es una de mis películas favoritas del director. Tendré que hacerme con este libro, me quedé con ganas de leer más del autor después de "1280 almas".

Francisco J. Ortiz dijo...

Intenta hacerte con el GANGSTERERA 7, creo que es muy bueno y no precisamente por mi artículo... aunque este, si te gusta Kubrick, te interesará. Luego me cuentas.

Un abrazo.


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