La culpa de todo la tuvo Julio Cortázar. El escritor argentino, en su libro de relatos de 1959 Las armas secretas, incluía uno de los relatos más originales que un servidor ha tenido la oportunidad de leer: "Las babas del diablo". El texto, que podéis leer pinchando en el título, es un -nunca mejor dicho- endiablado juego literario sobre la figura del narrador y la perspectiva desde la que éste relata su historia.
Pese a ser un texto difícilmente adaptable al cine, ya ha contado con tres versiones cinematográficas, aunque sólo una de ellas pueda ser considerada como tal de forma oficial.
La primera de ellas, que sí señala su origen literario, fue Blow up (1966), de Michelangelo Antonioni, uno de los títulos claves del cine de los 60 y emblema del Swinging London. En ella, David Hemmings encarnaba a un fotógrafo que por casualidad captaba con su cámara lo que podría ser un asesinato.
A partir de la película de Antonioni, en las décadas sucesivas dos cinestas tan relevantes (y ambos de origen italoamericano) como Francis Ford Coppola y Brian de Palma filmarían sus dos particulares revisiones: si el segundo concibió Impacto (1981) a la medida de un John Travolta que encarnaba a un técnico de sonido del mundo del cine, el genial autor de El Padrino, con La conversación (1974), nos regalaba uno de los títulos míticos del cine norteamericano de los 70.
Revisada ayer, esta cinta protagonizada por un comedido e inconmensurable Gene Hackman conserva toda su fuerza. En ella, Hackman interpreta a Harry Caul, el Houdini de los técnicos de vigilancia. Su último caso consiste en registar una conversación entre dos empleados de una gran empresa. Conforme avanza en su trabajo, se dará cuenta de que no todo es tan blanco o negro como parecía en un principio...
No desvelaré, claro está, el impactante final de la cinta, pero sí adelanto que Coppola, autor también del guión, demuestra que no todo es lo que parece, y una frase puede tener más de un significado según quién la pronuncie o quién la escuche.
En su día, La conversación ganó la Palma de Oro en Cannes, y compitió por el Oscar a la Mejor Película... que acabó ganando otra cinta del propio Coppola, El Padrino II. Vista ahora, toda mención es poca para uno de los mejores trabajos del director de Apocalyse now.
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