Abandonad toda esperanza

domingo, 3 de agosto de 2008

Doomsday (El Día del Juicio): 2035: Rescate en Glasgow



Algún día se le reconocerá a la figura del John Carpenter la importancia que sin duda tiene en el desarrollo del cine contemporáneo: el paso del tiempo ha venido demostrando que un director al que sus detractores siempre le han achacado su escasa originalidad a partir del continuo reciclado de temas, ideas y técnicas de puesta en escena de realizadores previos (particularmente Sergio Leone y, sobre todo, su idolatrado Howard Hawks), ha acabado asimismo por influenciar a realizadores y filmes posteriores. ¿Qué sería del Frank Darabont de La niebla (de Stephen King), del David Slade de 30 días de oscuridad o del primer Alejandro Amenábar sin el cine de Carpenter?



Esta reflexión viene al hilo del estreno de la nueva película de Neil Marshall, Doomsday (El Día del Juicio), un film fantástico decididamente marcado por la impronta del realizador de La Cosa... Porque aunque se trata de una cinta con múltiples referencias (que comentaremos después), es sin duda el cine de John Carpenter el espejo en el que Marshall decide mirarse.



Marshall, desde siempre asociado al cine de género, debutó en el largometraje con Dog Soldiers, una película que aunaba cine bélico y de terror -su argumento presentaba a un pequeño regimiento de soldados que se enfrentaban a unos hombres lobo en la campiña inglesa- de bajo presupuesto y que enseguida se vio aupada al altar de los filmes de culto.



No obstante, el film -algo sobrevalorado a nuestro parecer- todavía no revelaba las posibilidades de su realizador, algo que sí hizo su segundo trabajo: The Descent. Esta cinta, protagonizada en su totalidad por mujeres montañeras, hacía gala de un perfecto equilibrio entre el drama realista y el terror más primigenio, y aportaba una mirada visceral del fantastique, rehuyendo los efectos especiales digitales y apostando por métodos más tradicionales de hacer las cosas.



Esto se vuelve a demostrar en Doomsday, una película que aunque quizá no sea la mejor suya -de momento seguiremos considerando como tal a The Descent-, sí es la más rabiosamente divertida... aunque, qué duda cabe, es un film que pide a gritos la complicidad del espectador. ¿Recuerdan el cine de serie B y Z de los años 70 y 80, aquel del que se reían -más el primero que el segundo-, con grandes dosis de talento, Robert Rodriguez y Quentin Tarantino en Planet Terror y Death Proof? Pues ese apartado del séptimo arte es en el que podríamos incluir a Doomsday, cuya acción arranca en el presente revelando que un virus -el "Segador"- está asolando la población escocesa, y que después nos traslada a un 2035 donde Glasgow y Edimburgo se han visto cercados para contener al mismo y donde unos supervivientes han declarado la ley marcial y un nuevo régimen marcado por la barbarie y el canibalismo.



Y es que Doomsday es un cóctel explosivo que convoca sin ningún pudor a los fantasmas del cine de explotación italiano, los guerreros del Bronx de Castellari y los zombis de Fulci, por no citar a los marines de Aliens, la atmósfera apocalíptica de Resident Evil (sobre todo de sus secuelas Apocalipsis y Extinción) o los punks y las carreras de coches de la trilogía de Mad Max, todo ello pasado por el filtro de la denuncia político-social british de Danny Boyle y sus 28 días después y, sobre todo, diversos elementos de la filmografía de Carpenter.



Pero no nos referimos, claro está, al Carpenter que diseña filigranas del horror como Halloween, La niebla o En la boca del miedo, sino al Carpenter más decididamente cinético, al oscuro versionador de Hawks y Romero con Asalto a la comisaría del distrito 13 y al realizador de joyas del fantástico en clave action movie como Vampiros o Fantasmas de Marte... sin olvidar, claro, al referente más diáfano del film de Marshall: el díptico protagonizado por 'Snake' Plissken, 1997: Rescate en Nueva York y 2013: Rescate en LA, a cuyas historias (e incluso a la banda sonora original de Carpenter) recuerda tanto este film apocalíptico.



De todo eso y mucho más, por increíble que parezca a priori, hay en Doomsday, un film que se permite empezar como la epopeya zombi de Danny Boyle -y su celebrada secuela filmada por Fresnadillo-, continuar con una versión sucia de la época medieval (que lo mismo recuerda a Los señores del acero de Paul Verhoeven que a Los héroes del tiempo de Terry Gilliam, pasando por Conan el bárbaro y las exploits italianas al estilo de Los bárbaros), y terminar al más puro estilo Plissken 'el Serpiente'. Y todo ello sin que los encadenados entre estas partes chirríen en ningún momento.



Pero, como señalábamos, un film tan referencial (la protagonista, encarnada por una estupenda Rhona Mitra convertida en nueva heroína del género, evoca sin disimulo al antihéroe carpenteriano cuando se coloca un parche para sacar provecho de su ojo de cristal con cámara incorporada) y tan decididamente osado (atención al momento del espectáculo de música y baile a cargo de Sol, el líder de los nuevos bárbaros, sus strippers y sus bailarines de can-can) tiene que contar con la complicidad de un público que guste de este tipo de relatos y le perdone todos los excesos que se permite -y quienes hayan visto ya Dog Soldiers y The Descent sabrán que Marshall no se anda con chiquitas con según qué cosas-, sin conceder ni un momento de pausa.



Por ello, un guión de estas características podría ser uno de invitados en nuestra sección de "Bodrios que hay que ver" si contara con actores principiantes, un presupuesto paupérrimo y, muy especialmente, un realizador sin talento. Pero no es el caso de un reparto donde destacan también los veteranos Bob Hoskins (como el superior de la protagonista) y Malcolm McDowell (como el doctor autoproclamado monarca medieval), y de un realizador que demuestra saber narrar espléndidamente mediante imágenes (atención al magnífico plano del ministro tras el cristal cubierto de sangre, como si la podedumbre no le pudiera tocar, para acto seguido descubrir que sí ha sido manchado y podría estar contaminado), y que ha demostrado con creces ser un nombre a tener en cuenta en el nuevo cine fantástico y de terror, al nivel y a su particular manera de Christopher Nolan, Alexandre Aja, Rob Zombie, Xavier Gens o Jaume Balagueró.



¿Y he mencionado ya lo rabiosamente entretenida que es y lo que divertirá a los fanáticos del cine más loco y salvaje de los 80? Creo que sí, pero lo que no había señalado todavía es que si el cine referencial es un género en sí mismo o al menos un subgénero dentro del cine de género, Doomsday es, como No es otra estúpida película americana respecto de las comedias teen, su obra maestra indiscutible.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Suscribo cada una de las palabras de este artículo, Fran (bueno, y casi todas las de los anteriores, jeje). Al director le va a costar un potosí superar "The descend". Por cierto, ¿no te vino a la cabeza en algún momento "Demons"? Un grupo de jovenes periodistas atravesando el muro que divide su ciudad e internándose en territorio zombie...

Francisco J. Ortiz dijo...

Claro, pero creo que con esta película la pregunta pertinente es a qué película NO te recuerda esta DOOMSDAY? Ahora mismo no caigo en ninguna, desde EL NACIMIENTO DE UNA NACIÓN de Griffith hasta SPIDER-MAN 4, que ni siquiera se ha rodado. :-)

Jesús Lens dijo...

¡¡¡Este es mi Frankie!!!

Francisco J. Ortiz dijo...

¿Ein? :-)

Anónimo dijo...

Que descojone de peli, aunque creo que solo es apta para "gourmets".
La descripcion a base de pelis que has hecho es la misma que he hecho yo incluidos Señores del acero, aunque para mi la parte mas delirante es cuando se convierte en un anuncio de los magnificos coches de Bentley.


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