jueves, 20 de agosto de 2009
Un vacío en tu presente
Un vacío en tu presente
(Apuntes sobre Darren Aronofsky y Réquiem por un sueño)
En el año 2000 se estrenaba Requiem for a Dream, adaptación de la novela homónima de Hubert Selby Jr.(1). El director de la cinta, Darren Aronofsky, era uno de los prometedores nuevos directores surgidos de la factoría de Sundance(2): sus primeros trabajos tras la cámara habían sido los cortometrajes Supermarket Sweep y Protozoa, que ya dieron un toque de atención sobre su indudable talento, y que le permitieron cinco años más tarde, y después de conseguir financiación, realizar su primer largometraje: Pi (Fe en el caos).
Como ya hemos dicho, para su segundo trabajo, Aronofsky decide adaptar un material ajeno, si bien traslada el escenario original de la acción (el Bronx) a escenarios de su infancia (Coney Island, Brooklyn) para acercarse de forma más fidedigna a la realidad de los personajes principales. Estos son cuatro: Sara Goldfarb, una madura ama de casa, fiel seguidora del programa televisivo de Tappy Tibbons(3); Harry, hijo de Sara y traficante de poca monta; Marion, novia del anterior y diseñadora de ropa en ciernes; y Tyrone, el mejor amigo y socio de Harry(4). Como ya ocurría en Pi, este es un film claramente subjetivo, de ahí que la acción esté narrada desde la perspectiva de los protagonistas(5): a lo largo de su metraje, la cámara del realizador contempla sus respectivas caídas en el infierno de la adicción a través de tres épocas del año (verano, otoño e invierno), articulación tripartita de la historia ya presente en el original literario.
Así pues, el tema principal del film, mostrado sin pudor ni moralina, es la adicción, la dependencia, así como la posterior lucha humana contra aquella. Como ha manifestado el realizador, los protagonistas sienten un vacío en su presente, y emplean cualquier cosa para colocarse y huir de la realidad. Y al decir cualquier cosa incluimos no solo las reconocidas como sustancias adictivas ilegales, sino también la televisión, el culto al cuerpo o incluso -como ha señalado explícitamente el realizador- la esperanza.
Una vez visto el film, lo que sin duda resulta más llamativo para el espectador es su poderosa fuerza visual, que proviene de un trabajo de montaje muy elaborado, y que lo dota de una forma a la que no podemos tildar de mero envoltorio, como suele ser habitual en muchas producciones. En este caso, el exterior es parte integrante del discurso de la película.
De esta forma, y para hacer partícipe a la audiencia de las experiencias vitales de sus personajes, a la vez que se consigue una atmósfera atemporal, Aronofsky mezcla numerosos estilos estéticos y recursos técnicos: efectos digitales (muy sutiles, casi invisibles), tomas hechas con cámara robótica, pantalla dividida(6), repetición de elementos visuales y sonoros, alteración de la velocidad en un mismo plano, técnicas de animación(7), cámara vibratoria, etc. Elementos todos habituales en filmes y realizadores de estirpe independiente, pero no siempre utilizados justificadamente, como es el caso.
Si bien Aronofsky retoma de Pi los fundidos en blanco (en lugar de los habituales en negro) para señalar momentos trascendentales de sus protagonistas (de ahí que solo haya tres o cuatro en todo el film), el más llamativo de los recursos formales empleados es, sin duda, lo que el director denomina "montaje hip-hop": edición de fotogramas a una velocidad fulgurante, acompañados de llamativos efectos de sonido, que el realizador emplea en las secuencias en las que los personajes consumen algún tipo de droga. No obstante, es más interesante el empleo de la cámara sujeta al cuerpo del actor, que Aronofsky emplea en tres momentos significativos de los personajes que encarnan Burstyn, Wayans y Connelly. A propósito del uso de dicha técnica con esta última, el director ha manifestado: "Para filmar esta escena utilizamos una cámara pegada al cuerpo de Jennifer [Connelly]. Esta técnica fue inventada por dos fotógrafos islandeses, dos hermanos, y nosotros la adaptamos para cine en Pi. Es un aparejo bastante más complicado (...), pero para mí es la cámara subjetiva definitiva, porque congela al actor en el centro del fotograma, mientras que el fondo se va moviendo; eso crea un vínculo con el personaje. Yo traté que todos los personajes tuvieran alguna escena con esta cámara, y todos la tienen, menos Harry. Había una escena así pensada para Harry, pero no pudimos realizarla. Es una toma genial, que no os voy a explicar, porque espero utilizarla en el futuro para alguna película"(8).
Al demoledor efecto que las imágenes del film provocan en el espectador contribuye la banda sonora de la película, compuesta por Clint Mansell, músico electrónico que colabora habitualmente con el director, y que aquí sampleó los réquiem de Mozart interpretándolos como sonidos de batería. Ambos contaron además con la colaboración de Kronos Quartet, célebre cuarteto de cuerda que interpretó el tema principal del film: se trata de un réquiem que cobra particular protagonismo en los últimos quince minutos de la cinta, los cuales muestran el descenso a los infiernos de los protagonistas en un auténtico tour de force que provocó problemas con la calificación por edades previa al estreno.
Durante este clímax podemos ver al propio Hubert Selby Jr. interpretando a un despiadado guardia de la prisión. Resulta curioso porque, como manifestó Aronofsky al respecto, "tenemos a Selby atacando e insultando a sus personajes en el momento culminante de la película"(9). El hecho es que Selby asistió como espectador al rodaje, y el director le convenció para que realizara una lectura en voz alta de un determinado pasaje de su novela antes de rodar una escena crucial del film: aquella en la que el personaje de Sara recibe un tratamiento de electroshock.
La película, dada su crudeza, apenas tuvo reconocimiento fuera de los circuitos del cine de arte y ensayo(10). No obstante, esto no impidió que la gran industria de Hollywood se fijase en el talento de su autor: después de su desvinculación de proyectos tan dispares como Batman: Year One (una versión adulta del personaje co-escrita con el afamado guionista de cómics Frank Miller)(11) o el film de ciencia-ficción The Fountain (que iba a protagonizar Brad Pitt), el nombre de Aronofsky aparece hoy al frente de dos títulos para el 2004: Flicker, thriller conspiratorio basado en una novela de Theodore Roszak; y la esperada versión en imagen real de Lone Wolf & Cub, el prestigioso manga de Kazuo Koike, que ya inspirara en parte la novela gráfica en la que se basó Camino a la perdición (Sam Mendes, 2002).
Volviendo a Réquiem por un sueño, el film queda como un espléndido retrato del lado más oscuro del American way of life, y si conseguimos ver más allá de lo explícito de sus propuestas, incluso podríamos considerarlo como un material no exento de valor educativo... sin dejar de lado sus (indudables y contundentes) méritos artísticos.
Notas:
(1): Autor del cual ya se había llevado al cine la novela Última salida: Brooklyn, en el film homónimo dirigido por Uli Edel y protagonizado por Jennifer Jason Leigh. En la actualidad aparece como co-guionista (junto al director de la cinta) de Fear X, thriller dirigido por Nicolas Winding Refn y protagonizado por John Turturro y Deborah Unger.
(2): Verdadero escaparate actual del cine independiente norteamericano, su alma máter y máximo impulsor es el actor y director Robert Redford.
(3): Este personaje no aparece en la novela, en la que Sara ve distintos concursos y culebrones. Por tanto, es una creación original de Aronofsky, a la que da vida el actor Christopher McDonald.
(4): Personajes interpretados respectivamente por Ellen Burstyn, Jared Leto, Jennifer Connelly y Marlon Wayans.
(5): Como sucedía en La escalera de Jacob (Adrian Lyne, 1990), una de las películas favoritas de Aronofsky.
(6): Cuyo protagonismo, por ejemplo, comparten en una ocasión el personaje de Sara y las pastillas que toma, dotando a estas de un protagonismo conferido a objetos inanimados si no inédito sí al menos inusual.
(7): A este respecto Aronofsky ha confesado su deuda con el director de animación checo Jan Svankmajer, el cual también emplea el recurso de mostrar dos momentos (uno previo y otro posterior a un mismo hecho concreto) de forma inmediata, una suerte de "antes y después". Svankmajer es, junto con el japonés Akira Kurosawa, una de las escasas influencias cinematográficas confesas por el autor de Pi.
(8): Declaraciones extraídas del audiocomentario del DVD de Réquiem por un sueño editado por Lauren Films.
(9): Vid. nota anterior.
(10): Una única nominación a los premios Oscar (para Burstyn como Mejor Actriz Protagonista), que no llegó a fructificar, fue el mayor momento de gloria conseguido por la cinta. Igualmente, obtuvo (en condición de ex aequo con otro film) el máximo galardón de la Seminci de Valladolid de aquel año.
(11): Para conocer más a fondo la vinculación de Aronofsky con este proyecto, además de su presencia como guionista y productor ejecutivo de Below (David Twohy, 2002), vid. Casas, Quim, "Entrevista: Darren Aronofsky", en Dirigido Por, n.º 300, Barcelona, abril 2001, pp. 10-11.
(Esta crítica apareció publicada por vez primera en Viento fresco n.º 0, diciembre 2003, pp. 44-45. De ahí que se haga referencia a The Fountain como un proyecto abandonado, que finalmente Aronofsky sí realizaría y se estrenaría en España como La fuente de la vida).
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- Aronofsky y Lynch, de Venecia a Sitges
- Cultura politoxicómana
- Darren Aronofsky, León de Oro en Venecia
- El trailer del viernes: The Fountain
- The Fountain
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1 comentario:
Genial película y reportaje!
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