Abandonad toda esperanza

jueves, 5 de febrero de 2009

Delitos a largo plazo: Crime Swinging London



El inicio de cualquier colección dedicada al género negro siempre es una gran satisfacción para los seguidores del mismo, entre los que me cuento, pero cuando una como esta Roja & Negra de Mondadori arranca con títulos de la talla de sus dos primeros lanzamientos, pues miel sobre hojuelas: nada más y nada menos que El poder del perro de Don Winslow -novela monumental definida como la versión narcomexicana de El Padrino de Puzo & Coppola- y la que ahora nos ocupa, Delitos a largo plazo de Jake Arnott.



La novela de Arnott, su primera obra por cierto, es algo menos célebre que su compañera en el mercado de novedades editoriales, pero esto es algo que ha acabado jugando a su favor pues nos hemos encontrado con la grata sorpresa de que, digámoslo ya, es una de las mejores novelas negras editadas en nuestro país en los últimos tiempos. Se entiende perfectamente que en su Inglaterra natal llegara a causar furor y se haya convertido en un fenómeno de culto al estilo del que experimentó en su día Trainspotting de Irvine Welsh y la posterior adaptación de Danny Boyle.



Por cierto: ¿para cuándo una película de Delitos a largo plazo? En su estupendo y rendido prólogo, el escritor (y a la sazón director de la colección) Rodrigo Fresán propone a Stephen Frears, aunque tampoco nos disgustaría un afortunado Neil Jordan o, después de ver Una historia de violencia y Promesas del este, el David Cronenberg de los últimos tiempos; incluso aceptaríamos a Guy Ritchie, aunque el propio Arnott opte por Pedro Almodóvar. Lo que sí se encuentra disponible es una adaptación televisiva en cuatro partes realizada por la BBC en 2004, con dirección de Bille Eltringham y con Mark Strong (Stardust) encabezando el reparto.



No son cuatro sino cinco las partes de Delitos a largo plazo, una novela que a modo de caleidoscopio y haciendo uso de cuatro protagonistas sucesivos va reflejando distintos aspectos de Harry Starks, un gángster homosexual y psicopático que controló muchos de los negocios ilegales que imperaron en el Londres de los años 60, y cuya empresa logró hacerles una dura competencia a los mismísimos gemelos Kray. Precisamente en la figura de Ronnie Kray se basó el autor para crear a este memorable personaje que aquel lector que se aventure en las páginas del libro no olvidará con facilidad.



Arnott construye su novela como una ficción fuertemente enraizada en un lugar y un tiempo reales, el "Swinging London", con múltiples referencias sociales y culturales -el cine de la época, el nacimiento de la música disco que desembocará en el hip hop, la fascinación de Starks por una Judy Garland en lastimosa decadencia- que salpican la narración y que le han valido a su autor la merecida (y, para nosotros, elogiosa) etiqueta de "el James Ellroy británico". Aunque la narración de Arnott es menos compleja que las habituales del autor de El gran desierto, efectivamente nos encontramos con creaciones de ficción cruzándose con personajes históricos, así como una construcción narrativa a modo de puzzle que se va componiendo poco a poco y que también recuerda a otro célebre hacedor de ficciones criminales: el Quentin Tarantino de Reservoir Dogs y Pulp Fiction.



Que la novela presente cinco partes con otros tantos protagonistas es algo que no le resta unidad al libro, si bien cada lector tendrá su pedazo favorito: desde aquí nos quedamos con la segunda parte, protagonizada por Teddy Thursby, un miembro de la Cámara de los Lores que lleva una doble vida escondiendo su condición de gay relegándola a reuniones clandestinas que acaban en orgía, y que entablará una peligrosa relación con Harry Starks que lo llevará, pese a sus reticencias, hasta el mismo corazón de África.



Tampoco se queda atrás la última parte, posiblemente la más arriesgada por parte de Arnott, que a la hora de narrar el tiempo que Starks pasó en la cárcel recibiendo clases de Derecho así como su posterior fuga se permite el uso de un registro académico, casi técnico, que acerca la novela a las peligrosas fronteras del territorio del ensayo pero sin aburrir jamás al lector; más bien al contrario, este advierte cómo el libro que tiene entre las manos se enriquece y va aprehendiendo un sentido de la realidad y un empaque del que muy pocos, libros y autores, pueden presumir.



Como decíamos al principio, Delitos a largo plazo fue un gran éxito en el Reino Unido, convirtiéndose en un fenómeno del que celebridades como el cantante y actor David Bowie pronto se manifestaron como rendidos fanáticos. Enseguida llegaron dos nuevas entregas -que verán la luz en Roja & Negra con los títulos de Canciones de sangre y Crímenes de película- que acabaron por dar forma a lo que se ha venido a llamar "La Trilogía de Harry Starks" (otro paralelismo con Ellroy: ¿recuerdan el "Cuarteto de Los Ángeles"?). Son estos los tres libros que han convertido a Jake Arnott en una de las cien personalidades gays más influyentes del Imperio... y son los mismos que acabarán por inscribir el nombre de su autor en la Historia de la novela policíaca del cambio de siglo.


Delitos a largo plazo
Jake Arnott
Barcelona, Mondadori, 2009
432 pp. - 17,90 €

5 comentarios:

Ricardo Bosque dijo...

Acabo de terminarlo y es, desde luego, de lo mejorcito que he leído en mucho tiempo. Y, como dices, la última parte es para enmarcar

Jorge dijo...

Me compre el libro debido a lo que ley en esta pagina. Personajes sin la menor inteligencia. Demasiado sexo (mayoritariamente entre un chico y un hombre). Una trama que no engancha.

Francisco J. Ortiz dijo...

Bueno, los dos comentarios previos y la propia crítica demuestran que, efectivamente, para gustos, colores...

Póstumo dijo...

Hacía tiempo que no leía una novela de gángsters tan apasionante. Si mi mejor libro del verano pasado fue "La carretera", este verano es "Delitos a largo plazo".

Travis Brickle dijo...

Existe una serie sobre Delitos, británica y con una pinta excelente. Lástima que no encuentro subtítulos :(


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