Un futuro cercano y postapocalíptico. Una mirada al vampirismo como si de una plaga mortal se tratara, rescatando ideas de Soy leyenda, la novela de Richard Matheson adaptada al cine de la mano de Charlton Heston y de Will Smith. Un escenario reducido. Unos antihéroes luchando contra las hordas de los chupasangres. ¿El resultado? Un film lamentable. Y la razón de ello se explica solamente con dos palabras: "Seagal" y "Steven". O mejor: "Steven" y "Seagal".
Venga, fieles seguidores de esta sección, confiesen que ya apostaban por cuánto tardaría en aparecer por aquí el infame actor (¿he dicho actor?) de la coleta. Pues aquellos que pensaban que no podía faltar en principio tenían todas las de perder: de la caterva de actores (¿he dicho actores?) de las action movies de toda la vida, siempre tuve predilección por los setenteros (Bronson) y por los ochenteros (Norris), y de los noventeros -aparte de las megaestrellas Schwarzie y Sly- soporté a Jean-Claude van Damme, y si me apuran a Dolph Lundgren, sobre todo si iba de vengador de la Marvel. ¿Pero Seagal? Nunca lo tragué, qué le vamos a hacer.
Pero hete aquí que el ex marido de Kelly Le Brook se ha pasado, a la vejez viruelas, y después de pasarse por un buen puñao de películas de acción de ínfimo presupuesto, al cine fantástico con esta Chupadores de sangre [lapsus linguae; en realidad es Cazadores de sangre, pero me ha hecho tanta gracia que lo dejo así], que oye, había que verla. Y sufrirla, porque la cinta en cuestión es un plagio descarado de las ideas y situaciones creadas por Matheson -algunas frases parecen copiadas directamente del libro-, a las que se suma una estética de cazavampiros molones y chulopiscinas a lo Blade (particularmente, intenta imitar la segunda entrega de la saga, la mejor, dirigida por Del Toro). Esto es algo que ya intentó también Lucy Liu con pobre resultado... en un film que al lado del engendro del bueno de Steven parece estar a la altura de los vampiros de Murnau, Fisher y Coppola.
Veamos qué cuenta esta nadería estrenada tanto en Estados Unidos como aquí directamente en DVD, y titulada allí Against the Dark ("Contra la oscuridad", aunque debería titularse mejor "Contra el espectador"): en un futuro cercano y postapocalíptico, el vampirismo se extiende como una plaga (sí, ya sé que ya lo he dicho, pero es que no hay mucho que contar), y solo algunos supervivientes logran resistirse al envite de los chupasangres, o bien huyendo, o bien enfrentándose abiertamente a ellos. Estos últimos son los autodenominados "cazadores", vigilantes nocturnos que dan buena cuenta de todo infectado que se les pone por delante.
Un comando de estos cazadores está liderado por Tao (Seagal, claro), un hombre de pocas palabras y menos acción al que siguen otro machote y dos tías buenorras de tan pocas palabras y acción como él. Y digo de poca acción porque este particular grupo de exterminadores de vampiros megamolones a lo X-Men tarda los primeros cuarenta minutos de película en llegar, caminando en breves planos a cámara lenta a lo Peckinpah, al hospital abandonado donde un grupo de humanos las está pasando canutas enfrentándose a vampiros de conducta absolutamente repudiable y proclive a la crítica.
Así, Seagal se aprovecha de su condición de productor del film, y nos da la sensación de que por mucho que encabece el cartel no aparece más de un cuarto de hora en pantalla, repartido a lo largo de todo el film. Muy probablemente fue el actor (¿he dicho actor?) que más cobró por trabajar un par de mañanas. Porque más tiempo no hace falta para hacer esto, que lo sé yo.
Y la película, con menos presupuesto que el sandwich que le dan a Tom Cruise en una pausa de rodaje de diez minutos, centra el 95% de su acción en dicho hospital abandonado, donde los verdaderos protagonistas del film -tres hombres, dos mujeres y una niña- huyen hacia no se sabe dónde en espera de que alguien vaya a ayudarles, recorriendo una y otra vez los mismos pasillos para que el edificio parezca más grande de lo que en realidad es.
La película, por cierto, en ambientación y atmósfera, recuerda a otra producción de serie B bastante discreta pero superior a esta, Tooth & Nail, estrenada en 2007 y protagonizada y producida por Michael Madsen. Ya sé que no es una pista muy útil, pues se habrán fijado en que en casi todas las películas que se ruedan hoy en día sale, mucho o poco, Michael Madsen. Pero es lo que hay.
Del reparto de esta Cazadores de sangre, aparte de la megastar de Seagal solo cabe destacar un actor (este sí actor de verdad) reconocible: Keith David, al que los fans de John Carpenter recordarán como uno de los supervivientes -el otro era Kurt Russell, claro- de la espléndida La Cosa, otra película con amenaza en un espacio reducido pero mil veces mejor que esta tontada que nos ocupa.
Y es que con estos mimbres Richard Crudo, realizador debutante que fue director de fotografía de American Pie (menudo entrenamiento para rodar un film de terror), hace honor a su apellido y lo tiene crudo a la hora de ofrecer un resultado digno. Así, lo que le sale es una auténtica bobada demencial que no hay por dónde cogerla. Pero en fin, no nos enfadaremos porque Steven Seagal, al final, tiene por lo menos la decencia de pedirnos perdón por favor por favor por favor...
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6 comentarios:
Espero que el año que viene le den a Steven el Goya honorífico...
Sí, sí, el Goya, que Seagal es ciudadano del mundo y por lo tanto también español.
Hombre, Fran, pero que dices ¿No tragas a Steven Seagal?.
Pero si es uno de los GRANDES.
Dicen que Tarantino revitaliza carreras de actores, pero nadie le reconoce a Steven ese merito.
A el le deben reflotar sus carreras Tommy Lee Jones y ni mas ni menos que Michael Caine, solo por eso hay que quererle.
Y encima es filosofo y ecologista.
Actor, pero de registro muy sutil para la mayoría.
Steven incluso fomenta la colaboración entre industrias... porque en lugar de maquilladores, usa taxidermistas.
Uno de los grandes. Perdón, quise decir GRANDES.
yo no sé si soy masoca o qué, pero siempre termino viendo las pelis de este actor (¿he dicho actor?) y eso que a nunca me gustó a diferencia de los otros héroes ochenteros: Scharzi, Sly y JCV.
Desde luego, dejando la nostálgia de un lado, mejor parado, cinematográficamente hablando, ha sido el primero que lo supo dejar más o menos a tiempo.
Pero volviendo al tema Seagal, creo que es la muestra de para qué sirven realmenten las descargas vía P2P. Para bajarse la bazofia infumable que luego hasta te da palo verla y muchas veces termina siendo borrada del disco duro sin llegar a hacerlo.
Y todavía tiene cojones la industria productora audiovisual de decir que cada descarga es una venta perdida.
Pues a mí, si no me la regalaban (pirata, of course, que aquí en Argentina todavía no ha llegado) ni la veía. Sucede que pudo más la curiosidad jajaja. Muy bueno tu comentario, colega. Saludos.
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