Resultaba extraño que pudiéramos terminar el primer mes del año sin anunciar uno de esos decesos que entristecen a los cinéfilos de todo el mundo. De hecho, en esta ocasión nos ha dejado uno de los cineastas más admirados de los últimos tiempos: el griego Theo Angelopoulos, fallecido el pasado martes 24 de enero... aunque la actualidad cinematográfica -esto es, las nominaciones a los Oscar- dejó en un segundo plano la fortuita desaparición de este realizador, paradigma del cine de autor europeo.
En su juventud, Angelopoulos empezó a estudiar Derecho en su ciudad natal, Atenas, pero pronto abandonó esta carrera y se trasladó a París para estudiar Literatura en la Sorbona. Tras su regreso a su país, empezó a trabajar como redactor y crítico en el periódico Demokratiki Allaghi... hasta que un golpe de estado militar lo abocó al desempleo. Fue entonces cuando decidió convertirse en director de cine, labor que acabaría dándole reconocimiento universal.
En 1970 dirige su primer film, Anaparastasi (Reconstrucción), pero fueron sus tres siguientes películas -Días del '36, El viaje de los comediantes y Los cazadores-, que constituyen una trilogía sobre la historia de Grecia entre 1930 y 1970, las que le dieron fama internacional.
Posteriormente consolidaría su estilo narrativo -basado en largos planos secuencia y punto de vista contemplativo, más basado en la imagen que en los diálogos, así con en cierta tendencia a un metraje extenso- en cintas como Alejandro el Grande, Viaje a Citera o El apicultor. Pero sería en 1988 cuando estrenaría otra de sus cintas más aplaudidas en todo el mundo: la emotiva y emocionante Paisaje en la niebla.
Empezaría entonces una de las etapas más fructíferas (y populares) del cine de Angelopoulos, que prácticamente alcanza hasta el presente, y donde trabajó con grandes intérpretes del cine contemporáneo: contó con Marcello Mastroianni en El paso suspendido de la cigüeña, con Harvey Keitel en La mirada de Ulises (sin duda una de sus más grandes e incontestables obras maestras), y con Bruno Ganz en La eternidad y un día, film que le valió por fin la codiciada Palma de Oro de Cannes en la edición de 1998.
Posteriormente, Angelopoulos dirigiría las dos primeras entregas de su Trilogia, en cuya segunda parte contó con actores de la talla de Willem Dafoe, Michel Piccoli (Habemus Papam), Irène Jacob y el citado Ganz, y que lamentablemente queda inacabada al ser atropellado por una motocicleta que conducía un policía... mientras preparaba el rodaje de L'altro mare, con el italiano Toni Servillo, y que también queda inconclusa.
Theodoros Angelopoulos, llamado Theo Angelopoulos, nació en 17 de abril de 1935 en Atenas, Grecia, y falleció en 24 de enero de 2012 en su ciudad natal. Tenía por tanto 76 años. Descanse en paz.
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1 comentario:
Descanse en paz este grande del cine.
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