Abandonad toda esperanza

miércoles, 7 de agosto de 2013

Spaceman: El hombre que cayó a la Tierra




Más allá de que venga firmada por dos autores vinculados a la casa (y qué autores, y menudo vínculo... pero de eso hablaremos después), una obra como este Spaceman que editaba a finales del año pasado ECC viene a demostrar que lo único, en ocasiones para mal, en otras (como esta) para bien, que asegura a priori la estampa del sello Vertigo en la cubierta es un cierto grado adulto en cuanto a su contenido y la considerable libertad creativa que se le otorga a sus responsables. Porque en sus páginas el lector no encontrará nada de la temática y la estética que han hecho del grueso de la producción del sello adulto de DC Comics un universo fácilmente reconocible a primera vista: la revisitación de los mitos desde otra perspectiva medianamente novedosa, los estilemas de un género tan codificado como es el terror en su vertiente sobrenatural, el discurso un tanto provocativo o rebelde, la reflexión sobre el propio medio, etcétera. Esto es: The Sandman, Hellblazer, Los Invisibles, Animal Man... y sus más o menos afortunados derivados.




Muy al contrario, una obra como Spaceman parece ideada desde su misma concepción con la finalidad de sorprender a todo aquel que se le acerque como parte de su público potencial. Para empezar y como primer factor, lo ya señalado: esta es una historia de ciencia ficción más o menos apocalíptica con un marcado discurso crítico de carácter social, en la que al menos a primera vista no hay nada de lo manifestado en otras ocasiones precedentes por Gaiman, Delano, Morrison, Milligan o el pope Moore. Ni siquiera, y esto es el segundo factor determinante, de lo que se hubiese podido esperar de sus propios autores: recordemos que Brian Azzarello y Eduardo Risso ya habían colaborado previamente en varias ocasiones, siendo la más recordada (otra sería el interesante Batman: Ciudad rota) su serie 100 balas, galardonada con un premio Eisner, uno de los estandartes de la línea Vertigo durante las últimas décadas y uno de los títulos indispensables del nuevo comic noir.




Porque, ¿qué es lo que cuenta la presente Spaceman? Pues una historia que nada tiene que ver con la afamada obra que ha otorgado un merecido prestigio a sus autores, y cuyo título también parece presentar unas ciertas resonancias superheroicas que muy pronto el relato se encarga de echar por tierra: 'Spaceman' no es ningún superhéroe, ni siquiera un héroe a la antigua usanza (al menos en un principio), sino un chatarrero llamado Orson que malvive rescatando restos de objetos caídos del cielo al gran pantano en el que se están convirtiendo algunas zonas anegadas de las grandes ciudades costeras del planeta. A este sujeto, un gigante algo simplón y quizás de buen corazón le apodan 'Spaceman' por ser uno de los supervivientes de un viejo proyecto espacial: él y otros como él (sus hermanos) fueron creados por un programa genético secreto de la NASA con el fin de lograr a sujetos más fuertes y resistentes que la media humana para que soportaran la increíble tensión que requieren algunos viajes espaciales de muy larga duración.




El conflicto que focalizará este relato, construido en dos tiempos que se alternan continuamente (el presente al que hacíamos referencia y el pasado, centrando en una misión espacial de Orson y sus semejantes), se plantea hacia el final de la primera entrega de la serie (que el volumen español recoge de forma íntegra: los nueve comic books que la conforman más un pequeño prólogo de ocho páginas publicado en el primer número de Space Adventures), cuando por el más puro azar Orson rescata de un navío que sufre un accidente a una niña muy popular por su intervención en un reality show televisivo y que acaba de ser secuestrada. A partir de ese instante, y gracias en parte a que ambos son huérfanos a su manera, surge una relación de amistad muy especial entre el titánico chatarrero y la pequeña adoptada... por una pareja de estrellas de cine que en ocasiones parecen parodiar a los célebres Brad Pitt y Angelina Jolie.




A partir de esta idea, el guionista de títulos como Deathblow, Joker y Superman: Por el mañana propone una crítica de la explotación pública de los sentimientos íntimos y de las desgracias ajenas; algo a lo que estamos expuestos desde hace años gracias a la ya no tan reciente moda de los realities televisivos y para lo que no hace falta esperar a un supuesto futuro distópico como el que plantea la presente obra. Por otra parte, y ahí subyace el mayor interés de Spaceman, también se formula una crítica a los poderes fácticos que resultan ser los gobiernos, capaces de manipular la naturaleza y crear una vida artificial para, una vez esta ya no sirve a sus propósitos, abandonarla a su suerte en un mundo cada vez más hostil.




Además del indudable interés del relato, hay que destacar por supuesto el apartado gráfico en manos de un autor como Eduardo Risso, que llegado este punto ha conseguido un difícil equilibrio entre el estilo personal (cualquiera que haya leído sus tebeos, sean los citados u otros como Chicanos o Parque Chas, reconoce enseguida su participación) y la facilidad con la que se adecua a cualquier proyecto, sea este del género que sea: aquí, una ciencia ficción distópica cuyas escenas más ambiciosas y amplias espacialmente hablando pueden recordar a artistas tan variopintos pero en el fondo tan cercanos como el Moebius de algunas de las historietas de Métal Hurlant o el Katsuhiro Otomo de Akira. Al fin y al cabo, visiones distópicas de un futuro nada halagüeño pero al que parecemos abocados sin remedio.




En resumidas cuentas, y para terminar esta nota sin desvelar más de lo conveniente de la trama: Spaceman supone una lectura muy recomendable para todo aquel interesado en el cómic de género adulto, sea o no seguidor de sus autores (juntos o por separado), y que tiene en la reciente edición española en cartoné (con reproducción de las estupendas ilustraciones de cubierta de Dave Johnson, así como diez páginas de bocetos del dibujante argentino) una oportunidad única para descubrirla y gozarla.


Título: Spaceman
Autores: Brian Azzarello (guion) / Eduardo Risso (dibujo)
Editorial: ECC
Fecha de edición: diciembre de 2012
224 pp. (color) - 20 €

2 comentarios:

hghgh dijo...

Gran análisis. El nivel de Vertigo hace unos años era tremendo y salían obras que daba gusto, lamentablemente hoy en día parece que no termina de volver a coger un rumbo fijo.

Unknown dijo...
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