Poco después de que aparezcan publicadas estas líneas en este vuestro blog, un servidor tendrá el honor de presentar en la Universidad de Alicante y para un público generalmente formado por estudiantes universitarios, la segunda proyección de un total de cinco que conforman un ciclo dedicado a "la Generación que cambió Hollywood": a esta la precedieron French Connection (Contra el imperio de la droga) de Wiliam Friedkin, y luego vendrán Tiburón de Steven Spielberg, El cazador de Michael Cimino y La ley de la calle de Francis Ford Coppola. Pero la película elegida para esta jornada no es otra que la espléndida Serpico de Sidney Lumet.
Aunque estrictamente hablando Lumet no forma parte de la llamada "Generación del Nuevo Hollywood" -y en la que a Friedkin, Spielberg, Cimino y Coppola sí acompañan cineastas como Martin Scorsese, Brian De Palma o George Lucas-, es un acierto situar al primero como representante de otra generación, la denominada "Generación de la televisión", como claro precedente de esta segunda. Y es que desde los años 50, con la aparición de la pequeña pantalla, el séptimo arte en tanto que también es una industria se vio obligado a competir con un entretenimiento mucho más barato y accesible ofreciendo algo distinto: formato panorámico, superproducciones costosas, grandes repartos de estrellas o géneros con posibilidad de lucir ostentosamente -como el llamado Kolossal- fueron algunos de los recursos empleados. Pero como dice la máxima de "Si no puedes con tu enemigo, únete a él", los estudios de Hollywood apostaron por contratar a realizadores provenientes de la televisión, acostumbrados a rodajes más breves (y por tanto más económicos) y a una estética más acorde con el mundo real que un cine al que a veces se le notaba demasiado los escenarios de cartón piedra.
Así fue como saltaron a la gran pantalla realizadores como Delbert Mann -su oscarizada Marty fue la primera producción de estas características en alcanzar un gran éxito, muy rentable dado su bajo presupuesto-, John Frankenheimer, Martin Ritt, Arthur Penn, Alan J. Pakula, Robert Mulligan, Stuart Rosenberg... o el propio Lumet, que después de foguearse en televisión durante seis años debutaba en los cines en 1957 con un relato que ya había realizado para la pequeña pantalla: Doce hombres sin piedad. La película, hoy todo un clásico, es uno de los filmes más representativos del género judicial, en el que Lumet insistiría después con gratos resultados en títulos como Veredicto final o Declaradme culpable.
Pero si hay un género en el que ha destacado el realizador, todavía hoy en activo, es en el policíaco: su época de esplendor, los años 70, vio cómo se sucedían en los cines tres películas como La ofensa -quizá su obra maestra más desconocida- y los dos filmes que lo unieron al actor Al Pacino, y a la postre sus trabajos más celebrados: la citada Serpico y Tarde de perros. Posteriormente, reincidiría en el noir con El príncipe de la ciudad, Distrito 34: Corrupción total, La noche cae sobre Manhattan y el que es su último trabajo hasta la fecha, y uno de los mejores: Antes que el diablo sepa que has muerto, estrenada hace tan solo cuatro años.
Pero centrándonos en Serpico, hay que destacar que el film es tanto una obra de su director como un proyecto personal del productor, y a la postre suerte de mánager de Pacino, Martin Bregman: este se interesó por un libro como Serpico, de Peter Maas, publicado en 1972 y del que pronto se vendieron más de tres millones de copias. El libro, suerte de biografía novelada en la medida en que se basa en hechos reales, narra la odisea de Frank Vincent Serpico, que fue agente de la Policía de Nueva York entre 1959 y 1972, fecha en la que después de destapar la corrupción policial en varias de las comisarías de la Gran Manzana ante la Comisión Knapp se vio impelido a dimitir y a buscar refugio en Suiza.
Maas no hizo sino aprovechar el tirón de un caso verídico como el de Serpico con gran prontitud... de forma muy parecida a cómo Bregman y su socio Dino de Laurentiis decidieron comprar los derechos del libro y llevarlo a la gran pantalla apenas un año después de su publicación. Y después de desestimar la primera opción de John G. Avildsen -que tres años más tarde dirigiría para Bregman la exitosa y oscarizada Rocky-, el proyecto recayó en las manos de Sidney Lumet.
El momento no podía ser más idóneo, y no solo por el apabullante éxito del best seller de Maas: apenas dos años antes se habían estrenado un par de películas que situaron el género policíaco como uno de los más atrayentes para el gran público... Es el caso de la citada French Connection de William Friedkin, que obtuvo varios Oscars, entre ellos los de Mejor Película, Mejor Director y Mejor Actor para Gene Hackman; así como el de Harry el Sucio de Don Siegel, que dio inicio a una popular serie de películas y acabó por convertir a Clint Eastwood en la indiscutible estrella cinematográfica que es hoy.
Por tanto, cuando se estrena Serpico en diciembre del 73, a nadie extraña que sea un gran éxito: el estilo documental del film, su montaje sincopado, el rodaje con luz natural y en espacios reales -el film está rodado íntegramente en las calles de Nueva York-, recuerda a algunos de los experimentos de la Nouvelle Vague... que al fin y al cabo había arrancado con una cinta que homenajeaba a los clásicos del film noir estadounidense: A bout de soufflé (Al final de la escapada) de Jean-Luc Godard. Pero si algo puede decirse de Serpico es de que se trata de una de las películas más obsesivas y agobiantes jamás realizadas, protagonizada por "el más 'violento' policía de la historia del cine, [pues] se atreve a violar el mafioso código de silencio de la corrupta sociedad policial a la que él mismo pertenece" (Jesús Palacios dixit), y que alcanza cotas propias de tragedia griega en la medida en que el espectador conoce de antemano el que podría ser el fatídico final del protagonista, ya que el relato arranca con este herido de gravedad de un disparo a bocajarro en el rostro, para luego emplear un largo flashback que mostrará al espectador los hechos que han conducido a dicha situación.
Vista hoy, casi cuarenta años después de su estreno, y cuando la serie televisiva -el círculo se cierra- que generó está prácticamente olvidada, la película Serpico se mantiene fresca y vigorosa: si acaso extraña que solo consiguiera dos nominaciones a los Premios de la Academia (Mejor Actor Protagonista y Mejor Guión Adaptado), de las que ninguna fructificó; lo que no resulta extraño es que consolidara, por un lado, a Al Pacino como el gran actor que es hoy -y que vivía entonces un momento de apogeo: esta es la cinta que rueda entre las dos primeras entregas de El Padrino, nada menos-; y por otro, que se erigiera como una de las películas más emblemáticas no ya de un género, sino del cine norteamericano de los 70, década en la que a golpe de decepciones y malas decisiones gubernamentales (la guerra de Vietnam, el caso Watergate protagonizado por el mismísimo presidente Richard Nixon, alias "Dick el Mentiroso"), el pueblo americano acabo por perder del todo su inocencia y dejó de creer en su Sueño. Pero por lo menos podía creer en Frank Serpico, un hombre considerado como peligroso... por ser un policía honrado.
Más información sobre este ciclo y sobre el taller de cine "Matins de cinema" en versión original, aquí.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
5 comentarios:
Es cierto que tiene irregularidades, pero Sidney Lumet, en la brecha con más de ochenta años como pocos, es un grande entre los grandes. Que un octogenario sea capaz de hacer Antes que el Diablo sepa que has muerto lo dice todo. Y sus colaboraciones con Al Pacino, imprescindibles.
Por desgracia este jueves no puedo ir a ver "Serpico" porque ya me he comprometido con Unicómic pero a partir de la semana próxima con "Tiburón" iré a todas las proyecciones. Menudos peliculones habéis metido. Enhorabuena y que salgan genial las presentaciones!.
¿Hace falta inscribirse para las proyecciones o el acceso es totalmente abierto?. Muchas gracias de antemano.
Miss Croft: pues a riesgo de meter la pata porque no formo parte de la organización -solo colaboro- y hablo de oídas... juraría que es necesario inscribirse solo si quieres obtener los créditos académicos que concede la Universidad. Si no, la asistencia es totalmente gratuita. Vamos, como Unicómic... :-)
Por lo demás, además de en las Jornadas sobre Cómic, nos veremos en "Tiburón"... que tendré de nuevo el honor de presentar. El resto de proyecciones correrán a cargo de otros anfitriones...
Aam vale, pues muchas gracias y nos vemos allí!!!.
Una pregunta: ¿de este estilo no sería también "Perros de Paja"? hay a quien no le gusta nada pero a mí me vuelve loca esa peli.
Bueno, Peckinpah no entra en la generación porque es más veterano y venía de otro género -el western-... pero sí coincide en la época y un poco en el estilo. Y a mí también me gusta bastante la película, aunque del director prefiero "Grupo salvaje" o "Pat Garrett y Billy the Kid".
Publicar un comentario