Abandonad toda esperanza

miércoles, 13 de febrero de 2008

Negro oscuro: El extraño mundo de Mezzo y Pirus



Un magnífico tanto es el que se apunta la editorial La Cúpula con la loable publicación de este Negro oscuro de Mezzo y Pirus, reedición en un solo volumen de ocho historias ya publicadas previamente en formato comic book, pero que a todas luces merecían una edición como esta.



A esta pareja de autores franceses la conocimos gracias a revistas de cómics hoy ya desaparecidas: primero llamaron la atención del lector español gracias a Los desesperados, una narración criminal con ecos de la literatura fronteriza de Jim Thompson y Barry Gifford publicada en forma de serial en la revista Viñetas. Después, el primer volumen de Le roi des mouches vio la luz también como serie en las páginas de la malograda El Víbora. Ahora, con este Negro oscuro, Mezzo y Pirus vuelven con más fuerza que nunca... aunque sea con historias publicadas por vez primera entre 1995 y 1997.



Los seis primeros relatos, de breve extensión, conforman la obra Un mundo extraño, y suponen el acercamiento indiscutiblemente más libre, más sui generis, de los autores al género que les ha hecho célebres: el noir. Y es que no hay que caer en el error de prejuiciar y creer que su obra ha de caracterizarse por la frialdad y la meticulosidad del polar, esto es, la novela y el cine negro galos. Muy lejos de los textos de Georges Simenon o los filmes de Jean-Pierre Melville, los guiones de Michel Pirus se acercan más al mundo conceptual de cineastas tan arriesgados como David Cronenberg o David Lynch (lo de Un mundo extraño parece una cita explícita a Terciopelo azul); por su parte, el trabajo a los lápices de un Victor Mezzo inspiradísimo se nos antoja más cercano al expresionismo de autores con el Daniel Clowes más desatado o, sobre todo, un Charles Burns que se erige como más clara y aprovechable influencia del dibujante francés.



En Un mundo extraño encontraremos seis relatos titulados con el nombre de sus protagonistas: "Miss Bow" (una profesora con un oscuro secreto), "Jimmy" (un adolescente con complejo edípico aficionado a los insectos y las carreras de coches), "Marge" (una amargada esposa de clase media que solo goza con sus quince minutos de fama en una cadena de televisión), "Azúcar" (un joven metido en problemas por enamorarse de la hija de su jefe), "Carmen" (una perra enfrascada en un combate ilegal de cuchos), y "Victoria" (una atractiva joven de la que están enamorados un padre y su hijo). Todas ellas historias muy oscuras, no estrictamente de género negro pero partícipes de muchos de sus elementos y ambientes, y que demuestran la realidad de lo que señalaba la vecinita de al lado, Sandy Williams (Laura Dern), en la citada cinta de Lynch: que vivimos en un mundo extraño.



Más arquetípica del género negro es Killers, una historia de mayor extensión, pero que pese a su indudable pertenencia a las directrices del género está lejos de ser ficción domesticada y se constituye como la gran joya del volumen: un relato criminal preciso y amargo protagonizado por dos pistoleros a sueldo, uno veterano y otro más joven, al estilo de los protagonistas de Los asesinos, el cuento de Ernest Hemingway que fuese adaptado al cine por Robert Siodmak en el arranque de Forajidos y por Don Siegel en Código del hampa.



En esta ocasión, la pareja de asesinos a sueldo es contratada para eliminar a un mafioso que se oculta en un cochambroso local en mitad del desierto. Pero como no podía ser de otra forma, las cosas se complican y nada sale como estaba previsto... Sobre todo debido a las discrepancias entre ambos acerca no ya de cómo han de cumplir con su cometido, sino respecto de si es cierto o no que los avances tecnológicos y las mejoras en el confort de los automóviles convierten a los usuarios en maricas (sic).



Si los diálogos de esta portentosa y atmosférica muestra de historieta negra, que giran una y otra vez alrededor de la nada, recordarán al lector los largos parlamentos que popularizó Quentin Tarantino con Reservoir Dogs y Pulp Fiction, aquel también encontrará ecos de la obra del realizador norteamericano en Mickey, Mickey, tercera y última obra del volumen: narrando también un atraco, como hiciera aquel en su debut, y participando de su habitual pluralidad de puntos de vista (véanse el último acto de Jackie Brown y, de nuevo, Reservoir Dogs), Pirus y Mezzo presentan a Max y Scotch, dos asesinos profesionales de aspiraciones yakuza. Mickey, por su parte, no es más que un subcontratado en todo el asunto...



Esta última historia, aunque de menor atractivo que las anteriores, no desmerece el todo resultante, donde llama con especial atención la atractiva (y en ocasiones arriesgada) composición de viñetas de Mezzo: véase los cielos del desierto de Killers o el punto de vista cenital del arranque de Mickey, Mickey. También merece destacarse el atrevido cóctel de influencias de Pirus, al que ya hacíamos referencia, y cuyo resultado final es verdaderamente inquietante, estando más cercano al género de terror de autor que al propio thriller.



Así pues, Negro oscuro nos parece una lectura imprescindible, y no solo para los fanáticos del género negro; porque gustará a los seguidores de Torpedo o Blacksad, pero creemos que todavía más a los que tienen a Agujero negro o Ice Haven como obras predilectas. Tal es el atrevimiento de Mezzo y Pirus, una pareja creativa a seguir y admirar.


Título: Negro oscuro
Autores: Pirus (guión) / Mezzo (dibujo)
Editorial: La Cúpula
Fecha de edición: octubre de 2007
160 páginas (b/n) - 12 €


[Fotogramas: Terciopelo azul, Código del hampa, Reservoir Dogs.]

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