Abandonad toda esperanza

martes, 5 de febrero de 2008

Bodrios que hay que ver: Halloween III

Los miles de fieles seguidores de esta sección de los martes ya se habrán dado cuenta de que no solemos tratar en ella secuelas cinematográficas, con la salvedad puntual de Troll 2; y esto fue porque esta cinta se lo merece todo, porque ella misma es una excepción no ya a la sección, ni siquiera al cine fantástico, sino a todo el plano tangible de la existencia misma, a la propia experiencia ontológica del ser humano y su interacción con eso que llamamos realidad, cuyos límites se difuminan tras disfrutar de su visionado.



Pero vamos a lo que vamos, que nos vamos por los cerros de Nilbog (que sí, que sí, que es goblin al revés): hoy volvemos a hacer una excepción y les recomendaremos Halloween III: La estación de la bruja, una tan simpática como ridícula película dirigida en 1982 por Tommy Lee Wallace (nada que ver con el Tommy Lee batería de Mötley Crüe y actor X amateur que se benefició a su esposa, la neumática Pamela Anderson, ante el objetivo de su videocámara para el solaz de cinéfilos de todo el mundo).



Y hacemos una excepción porque la tercera entrega de la saga iniciada por La noche de Halloween de John Carpenter (esta sí, sin coña alguna, una obra maestra del género sin paliativos) es una rara avis dentro de la propia saga, una experiencia que vista hoy se caracteriza por su excentricidad, pero que en su día parecía tener bastante sentido: después del film de Carpenter y de su primera secuela, la digna ¡Sanginario!, los productores encabezados por el propio Carpenter y su socia Debra Hill decidieron que la franquicia tenía que cambiar de rumbo, y que a partir de la tercera película se ignoraría la historia de Michael Myers, el psycho killer de la inexpresiva máscara blanca, para ofrecer historias de terror cuyo único punto en común sería que su acción se desarrollaría en la noche de Halloween.



Pero ni puñetero caso: probablemente, el mal funcionamiento de esta Halloween III en la taquilla hizo que a partir de la cuarta entrega, el hermano malvado de Laurie Strode volviera a causar estragos dentro y fuera de la ficción, matando personajes y aburriendo al respetable. De esta forma, el film de Tommy Lee Wallace ha quedado descolgado del resto de entregas y es considerado con toda justicia como el episodio más extraño de la saga.



¿Qué cuenta Halloween III? Pues una historia que de tan tonta tiene su gracia: Dan Challis (Tom Atkins) es un doctor que trabaja en el turno de noche de un hospital. Dedicado por entero a su trabajo, ha visto cómo esto lo ha llevado a separarse de su esposa y a perder la custodia de sus hijos, a los que ve de vez en cuando. Su pacífica existencia cambia cuando una noche llega al hospital un hombre malherido y enloquecido que afirma que le persiguen para matarle. El personal del hospital lo da por loco, pero esa misma noche un extraño, trajeado como un yuppie, consigue entrar en el edificio, asesinar al paciente y huir, para terminar rociándose de gasolina y prendiéndose fuego en el interior de su coche.



A partir de tan bonita anécdota, el doctor Challis y Ellie Grimbidge (Stacey Nelkin), la hija del hombre asesinado, emprenderán una investigación que los conducirá al pueblo de Santa Mira, donde está ubicada la empresa Silver Shamrock, dedicada a la manufactura de máscaras de Halloween. Pronto descubrirán que este negocio, encabezado por Conal Cochran (Dan O'Herlihy), pretende asesinar, gracias a un ingenio artificial oculto en las caretas y la emisión de ondas a través de los spots publicitarios emitidos por televisión, a todos aquellos que lleven puesta una de esas máscaras a las 21 horas de la noche de Halloween.



Como ven, nada que ver con Michael Myers, al que se vislumbra como autohomenaje en un anuncio publicitario de la emisión televisiva del film fundacional en la velada del 31 de octubre. Halloween III es, simplemente, un cuento fantástico tontorrón pero efectivo, una mezcla de terror y ciencia ficción con un presupuesto más que limitado y con el que Tommy Lee Wallace hace lo que buenamente puede.



Wallace, por cierto, debutaba en la dirección con este film. Proveniente del equipo de John Carpenter, trabajó antes como director artístico en Dark Star y Asalto a la comisaría del Distrito 13, director de segunda unidad de Gran golpe en la Pequeña China, y montador de dos de los mejores filmes de su mentor: la citada La noche de Halloween y La niebla. Su carrera posterior, bastante limitada a la pequeña pantalla, seguiría encauzada en el género del terror, filmando la adaptación de It, el tochazo de Stephen King, así como dos secuelas olvidables: Noche de miedo 2 y Vampiros: Los muertos, esta última la segunda parte de un estupendo film dirigido por... sí, lo han adivinado: John Carpenter.



El film que nos ocupa, como imaginarán, es menos estúpido que muchos de los que hemos tratado en esta sección, lo cual, bien es cierto, tampoco es decir mucho; y se deja ver gracias a sus modestas pretensiones, algunos giros de guión (véase a la heroína del film sustituida por un robot de aviesas intenciones), un simpático homenaje a La invasión de los ladrones de cuerpos (Santa Mira era también el origen del mal en el fundamental film de Don Siegel)... y, sobre todo, la estupenda composición de Dan O'Herlihy (el Robinson Crusoe de Luis Buñuel, nada menos) como malvado y megalomaníaco villano de la función.



Pues eso: que la etiqueta de bodrio es bastante laxa, y la coletilla que hay que ver, todavía más. Porque Halloween III no es tan mala como, por citar un film al azar, qué sé yo, cualquiera, Troll 2 por ejemplo... Pero también se puede prescindir de ella y vivir tan pancho. Ah, y el subtítulo de La estación de la bruja (que por una vez no es una tontería patria: en el original también aparece Season of the Witch), no acabo de entenderlo.



Y ni que decir tiene que pueden encontrar ediciones del film que utilizan, con todo el morro del mundo, el ídem de Michael Myers en portada. ¡Pero no sean incautos! ¡Que Michael Myers no sale! ¡Que se lo digo yo! ¡Que la foto en la que sale y que he puesto al principio es de la primera peli!

(+) El remake del film original filmado por Rob Zombie:
- Halloween: El origen

3 comentarios:

Anónimo dijo...

A mi si me gustó esta peli fué precisamente por eso, porque no tenía nada que ver con la saga original.

De hecho, la historia (control mental, rollo Están vivos) de las máscaras, que se activaban a través de la tv, me parece de lo más Carpenteriano, con una temática obsesiva en la trayectoria del maestro.

Eso sí, no digo que sea buena, solo que en su día me gustó mas que la saga en sí, que nunca me ha aportado nada, al igual que Viernes 13. Era más de Freddy y algunos slashers con más enjundia o más fantásticos que Myers y Jason.

Anónimo dijo...

Tengo que revisar toda la saga de Halloween, si. Eso y ver de una vez Troll 2

Anónimo dijo...

Los bodrios mas espantosos que recuerdo haber ído a ver al cine son CHACAL con Bruce Willis, Richard Gere y Sydney Poitier, -un insulto al espectador-; y FRANKENSTEIN de Kenneth Brannag con Robert de Niro* y la mujer de Tim Burton, -un cagarrón de vergüenza ajena que daba risa y pena-. Son bodrios por los que el productor, el director, el guionista y los actores merecen un premio por tener los cojones mas cuadrados por presentar, o promocionar, ante el público semejantes sub-productos. Y otro bodrio muy gordo, muy gordo, es la Trilogía Milenium llevada al cine, telefilmes tan malos no los aguanto ni en televisión.

*Que alguien escriba una bografía del de Niro titulada: COMO ME DÍ POR EL CULO A MÍ MISMO LOS ULTIMOS AÑOS.


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