Tal día como hoy, 8 de noviembre pero de 1847, nacía en Irlanda -según unas fuentes en el pueblo de Clontarf, según otras en la misma Dublín- el hombre destinado a crear uno de los más grandes mitos no ya del género de terror, sino de la cultura popular de todos los tiempos. Este hombre se llamaba Bram Stoker, y su hijo de ficción, por supuesto, responde al nombre de Drácula. Por tanto, no se me ocurre mejor momento que este, sobre todo teniendo en cuenta que este año se cumple el centerario de su muerte, para que empiecen a leer el libro que yo acabo de terminar: Drácula. Un monstruo sin reflejo, volumen colectivo que acaba de publicar con su buen gusto habitual Reino de Cordelia.
Para muchos, Christopher Lee y la Hammer crearon el Drácula definitivo
El subtítulo del libro, "Cien años sin Bram Stoker (1912-2012)", es bastante claro al respecto: en su interior se homenajea tanto al personaje como a su creador, que de ser un niño enfermo aquejado de varias dolencias pasó a ser un deportista consumado primero y un respetado intelectual después. Buena cuenta de ello da la semblanza biográfica de Óscar Palmer, "El padre del vampiro", justo después de que el editor Jesús Egido haya ejercido de maestro de ceremonias con un texto titulado precisamente "Cien años sin Bram Stoker", el cual sirve a modo de introducción al volumen.
Bram Stoker: con él empezó todo...
Luis Alberto de Cuenca, escritor, traductor y miembro de la Real Academia de la Historia, además de orgulloso poseedor de una primera edición de Drácula, se centra en la propia novela situándola en una tradición literaria que arranca con el Tratado sobre los vampiros de Augustin Calmet para seguir con clásicos como El vampiro de Polidori (cuyo origen se halla en la misma velada literaria de la que surgió otro clásico incontestable del género: el Frankenstein de Mary Shelley), Berenice de Poe, El Viyi de Gógol o Carmilla de Le Fanu, esta última considerada como uno de los más claros precedentes, aquí en clave femenina, del vampiro transilvano de Stoker.
La primera edición, conocida como "The Yellow Book"
Por su parte, un experto en la literatura y el cine de género(s) como Jesús Palacios complementa el artículo anterior centrándose en la presencia de la figura del vampiro en nuestra propia tradición literaria: de los cuentos de Emilia Pardo Bazán o Wenceslao Fernández Flórez a aportaciones más recientes de Pilar Pedraza, Clara Tahoces, José María Latorre o Javier García Sánchez (esta última, la estupenda Ella, Drácula, de la que un servidor escribió en su día un ensayo para Gigamesh), pasando por clásicos de culto como La torre de los siete jorobados de Emilio Carrere o Las historias naturales de Juan Perucho.
García Sánchez novela la vida de Erszébet Báthory
Después le toca el turno al cómic, esta vez de manos de Javier Alcázar, que recoge de forma documentada y exhaustiva la presencia de Drácula en los cómics, ya sea en las versiones más o menos oficiales del libro (como la de nuestro Fernando Fernández, soberbia, o la de Roy Thomas y Mike Mignola, aunque esta adapte más bien la versión fílmica de Coppola), ya sea en las apropiaciones libérrimas que el noveno arte ha hecho de la creación de Stoker. De estas destacan trabajos soberbios como Tomb of Dracula, de Marv Wolfman y Gene Colan para Marvel, o el Batman & Dracula de Doug Moench y un soberbio Kelley Jones para DC. A continuación también realiza una panorámica por otros cómics con vampiros dentro, como la Vampirella de la factoría Warren creada por Forrest J. Ackerman e inmortalizada por otro español, Pepe González; los vampiros de la saga 30 días de noche; la estupenda American Vampire de DC Vertigo; o (ya dentro de nuestras fronteras) El baile del vampiro de Sergio Bleda, El lado salvaje de Rafa Fonteriz y el personalísimo Demeter de Ana Juan. Un artículo muy interesante y completo este, aunque personalmente tenga la sensación de que el autor no acaba de entender ni apreciar la peculiar aportación de Pascal Croci al mito.
El popular Blade debutó en este The Tomb of Dracula
Acto seguido, y después de la literatura y el cómic, no podía faltar el cine: el crítico y profesor de la Universidad de Santiago de Compostela José Luis Castro de Paz construye un recorrido por las diversas encarnaciones que ha tenido el conde Drácula en la gran pantalla: la fascinante cinta silente Nosferatu de Murnau, el Drácula de la Universal de mano de Tow Browning y con Bela Lugosi en el papel estelar, los distintos filmes de la británica Hammer Films protagonizados por Christopher Lee, y las versiones neorrománticas firmadas por John Badham en los 70 y Francis Ford Coppola en los 90 son los protagonistas del texto, aunque el autor tampoco se olvide de citar otras aportaciones como Entrevista con el vampiro, Abierto hasta el amanecer o Crepúsculo.
Coppola optó por una versión romántica del mito
De igual modo a como el texto de Palacios completaba al de De Cuenca, en esta ocasión un artículo de la escritora y actriz Emma Cohen puntúa el anterior citando los filmes españoles que se han acercado al personaje de Stoker (o a variaciones sobre el mismo), caso de Un vampiro para dos de Pedro Lazaga, Malenka de Amando de Ossorio, El conde Drácula de Jesús Franco (complementado con Vampir Cuadecuc, el particular "Cómo se hizo" de Pere Portabella), La novia ensangrentada de Vicente Aranda, El gran amor del conde Drácula de Javier Aguirre (con el malogrado Paul Naschy)... o dos filmes tan curiosos y personales como Arrebato de Iván Zulueta y Remando al viento de Gonzalo Suárez.
Naschy fue un vampiro enamorado en el film de Javier Aguirre
Completa esta atractiva oferta un apartado de ficción en el que se incluyen dos relatos: por un lado el fundamental "El invitado de Drácula" del propio Stoker, en ocasiones publicado junto a la propia novela en diversas ediciones completas. Por otro, una aportación autóctona que sirve de complemento práctico al ensayo de Palacios: "Vampiro", de nuestra Emilia Pardo Bazán. Mención especial merecen tanto la presencia de cuadros sinópticos con cronologías, bibliografías y aportaciones varias que complementan un análisis poliédrico de la figura de ambos protagonistas, autor y personaje, así como un suculento apartado gráfico que no se limita a las habituales encarnaciones cinematográficas, también presentes, o a las versiones en cómic comentadas, sino que también cuenta con una atractiva selección fotográfica y pictórica, esta última a cargo de artistas como Rossetti, Goya, Fuseli o Munch. El resultado de todo ello, envuelto primorosamente como siempre que hablamos de Reino de Cordelia, es un volumen que se disfruta de principio a fin, y que me parece absolutamente indispensable para los aficionados a la literatura y/o el cine de terror.
Drácula. Un monstruo sin reflejo
Cien años sin Bram Stoker (1912-2012)
AA.VV., Madrid, Reino de Cordelia, 2012
192 pp. - 22,95 €
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