Lamentablemente, el pasado 3 de febrero no solo desaparecía el actor, productor y director Zalman King, sino que también nos dejaba uno de los más grandes intérpretes de carácter del cine norteamericano, amigo y actor fetiche de John Cassavetes y actor versátil donde los haya: un cáncer de páncreas se llevaba a un Ben Gazzara que a sus más de ochenta años seguía trabajando incansablemente en la labor que lo convirtió en un rostro popular.
Nacido en Nueva York, este hijo de un inmigrante siciliano que no fue un buen estudiante decidió convertirse en actor de teatro después de ver a la actriz Laurette Taylor protagonizar una representación de El zoo de cristal de Tennessee Williams. Y lo consiguió: además de participar en algunas series televisivas, ingresó en el célebre Actor's Studio en el momento en que Lee Strasberg sustituía a Elia Kazan, y pronto fue nominado a un Tony por una de sus primeras actuaciones sobre las tablas. Acto seguido, consiguió protagonizar sendas representaciones de Un sombrero lleno de lluvia de Michael V. Gazzo y La gata sobre el tejado de zinc caliente, también de Williams.
Cuando estas obras acabaron por llegar a la gran pantalla, fueron Don Murray y Paul Newman respectivamente quienes se encargaron de interpretar a los personajes a los que Gazzara había dado vida previamente sobre los escenarios. Pero este consiguió dar el salto al cine debutando con un rol protagonista, el de The Strange One, junto al también malogrado George Peppard. El film recibió por lo general buenas críticas, pero no triunfó en taquilla y pasó injustamente desapercibido.
Así, no sería hasta el año 1959 cuando el rostro de Ben Gazzara se hizo popular entre los aficionados al cine de todo el mundo gracias a su labor de esposo acusado de un crimen en Anatomía de un asesinato de Otto Preminger, uno de los filmes de aquel año que recibió más nominaciones a los Oscars: nada menos que siete, aunque finalmente no obtuvo ninguna estatuilla. Gazzara logró con su labor no verse eclipsado en un reparto espléndido encabezado por James Stewart y donde también encontramos a Arthur O'Connell, Lee Remick y George C. Scott.
Durante su longeva carrera artística -que cuenta nada menos que con más de 130 títulos en su haber-, Gazzara alternó siempre cine y televisión, aunque fueron sus trabajos para la gran pantalla los más numerosos y los que le dieron más satisfacciones así como más popularidad. Así, protagonizó una cinta como Llegan los bribones -donde recordaba sus orígenes italianos siendo dirigido por Mario Monicelli junto a Anna Magnani y Totò-, fue un médico en Vivir es lo que importa junto al veterano Fredric March, un preso en Cuatro convictos, formó parte del reparto de Si hoy es martes, esto es Bélgica, y reincidió un par de veces en el género bélico al que pertenecía su debut: fue el caso de La ciudad prisionera y El puente de Remagen.
Fue ya en 1970 cuando arranca la colaboración con su gran amigo John Cassavetes, máximo representante del cine independiente norteamericano, y para el que se convirtió junto al recientemente fallecido Peter Falk en su actor fetiche. Precisamente los tres, Gazzara, Falk y el propio Cassavetes, protagonizaron Husbands, uno de los mejores trabajos de su realizador, a la par que uno de los más representativos de su estilo: improvisado, nervioso y enérgico, el film es la narración de las correrías de tres hombres que después del funeral de un amigo común abandonan momentáneamente a sus esposas para pasar una jornada juntos.
Durante la década de los 70 Gazzara volvería a trabajar con Cassavetes en un par de ocasiones más: en 1976 el director le da el papel protagonista de Cosmo Vitelli en El asesinato de un corredor de apuestas chino, una de sus incursiones (heterodoxas, como no podía ser de otra forma) en el género negro. Y acto seguido lo embarca como director de teatro -un mundo que Gazzara conocía muy bien, claro está- en Opening Night, obra maestra protagonizada por una inconmensurable Gena Rowlands, a la sazón esposa y musa del cineasta.
Durante aquella década, Gazzara también intervino en El viaje de los malditos, película dirigida por Stuart Rosenberg con un reparto de estrellas asombroso: Max von Sydow, Faye Dunaway, Oskar Werner, Malcolm McDowell, Orson Welles, James Mason, Katharine Ross, Fernando Rey, José Ferrer... Igualmente, intervino en un par de títulos pertenecientes al film noir, como la cinta biográfica Capone o Saint Jack, el rey de Singapur, títulos en los que encarnó a los personajes centrales. En este último título estuvo dirigido por Peter Bogdanovich, con el que volvería a trabajar a comienzos de los 80 en la agridulce comedia Todos rieron.
Sería en esta década cuando Gazzara empieza a trabajar regularmente en producciones italianas, entre ellas Ordinaria locura de Marco Ferreri o El profesor de Giuseppe Tornatore, sin abandonar otras latitudes: así, pudimos verle también junto al prematuramente desaparecido Patrick Swayze en la popular Road House (De profesión: duro), o en la producción española de Jesús Garay Los de enfrente.
A partir de entonces, Gazzara se especializó en papeles secundarios pero de carácter. Algunas de las producciones más destacadas en las que participó fueron La trama de David Mamet, Buffalo '66 de Vincent Gallo, El gran Lebowski de los hermanos Coen, Happiness de Todd Solondz, SOS Summer of Sam de Spike Lee, El secreto de Thomas Crown de John McTiernan o, ya en la última década, Dogville, film de Lars von Trier y último trabajo de Gazzara en estrenarse en los cines españoles. Un film donde, en un gran reparto encabezado por Nicole Kidman y donde también se daba el concurso de veteranos de la talla de Lauren Bacall, John Hurt y James Caan, Ben Gazzara volvió a demostrar por qué estaba considerado como uno de los más grandes actores de su generación.
Biagio Anthony Gazzara, llamado Ben Gazzara, nació en 28 de agosto de 1930 en New York City, New York, y falleció en 3 de febrero de 2012 en su ciudad natal. Tenía por tanto 81 años. Descanse en paz.
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