martes, 4 de mayo de 2010
El aprendiz supera al maestro
Este tópico no se cumple siempre, pero de vez en cuando la historia del cine nos sorprende con un caso de estos, que se opone frontalmente a ese otro lugar común de "Segundas partes nunca fueron buenas", y también a aquel que reza que "Cualquier tiempo pasado fue mejor". Tomemos como ejemplo ese revival del cine de terror de los años 70 y 80, continuamente revisitado en forma de nuevas versiones para un público adolescente que rechaza cualquier intento de revisar su pasado artístico siempre que no sea muy reciente. Y para estos espectadores lo reciente tiene una antigüedad no superior a un par de años.
Estas películas, como cualquiera otras, se dividen en tres grupos: las buenas, las mediocres y las malas. En el primero, un servidor incluiría esas dos joyas que son Amanecer de los muertos de Zack Snyder -a partir de Zombi de George A. Romero- y Las colinas tienen ojos en versión de Alexandre Aja -según el film clásico de Wes Craven- y, en menor medida, un título como La matanza de Texas 2004 de Marcus Nispel. En un nivel intermedio estarían el Viernes 13 de este mismo director, así como La última casa a la izquierda de Dennis Iliadis, también a partir de una cinta de Craven, e incluso el Halloween de Rob Zombie o la nueva Hermanas según el film de Brian De Palma. Buenos ejemplos de las malas, salvando quizá la anodina La morada del miedo -o sea, la nueva Amityville-, serían la aburrida Ultimátum a la Tierra en versión de Scott Derrickson y Keanu Reeves, las convencionales Noche para morir (Prom Night) y Hermandad de sangre (Sorority Row), o la muy lamentable Terror en la niebla, que echa por tierra todas las cualidades de la atmosférica La niebla de John Carpenter.
A este grupo pronto se sumarán el nuevo remake de Pesadilla en Elm Street -también de Craven, que se convierte así en el máximo impulsor indirecto de esta moda- o la nueva Piraña, esta en 3D, en manos del citado Aja haciendo las veces de Joe Dante. Y ya lo ha hecho -en Estados Unidos, aquí no llegará hasta el 28 de este mes- The Crazies, de Breck Eisner, que pone al día la cinta de igual título que dirigiera en 1973 el ya citado George A. Romero.
La película original es, junto con Season of the Witch, la única película de terror del maestro Romero que no he visto, pero intuyo que pese a su consideración como film de culto estará lejos de sus mejores trabajos... que no son otros que Martin y, claro, la seminal La noche de los muertos vivientes. Pero habiendo visto esta nueva The Crazies sí podemos incluirla en el grupo de las buenas películas que han surgido de esta operación arqueológica en el pasado del cine de terror.
El film, protagonizado por Timothy Olyphant (La jungla 4.0, Una escapada perfecta) y Radha Mitchell (Silent Hill, Los sustitutos), relata lo que acontece en una pequeña localidad norteamericana en la que un avión se estrella sumergiéndose en un lago circundante contaminando así sus aguas. A partir del consumo de esta, varios ciudadanos se transformarán en una suerte de zombis en vida de comportamiento extraño primero y tendencias homicidas después. Para solucionar -o complicar más, según se mire- el asunto, el gobierno enviará equipos dotados de protección antiviral para proceder a la contención del virus letal.
Ya digo que desconozco la cinta original, pero en esta nueva versión no hay espacio alguno para la grandilocuencia ni los excesos gore: las escenas sangrientas son contadas y totalmente funcionales, estando al servicio de lo que se cuenta y no siendo nunca fin sino medio. Y el desarrollo de la trama se lleva a cabo con una cadencia y un estilo sorprendente en un realizador como Eisner, del que solo habíamos visto la totalmente anodina Sahara, una de las películas que han cimentado la aventura americana de la española Penélope Cruz.
Quizá buena parte del mérito sea del guionista Scott Kosar, responsable de los libretos de las mencionadas nuevas versiones de La matanza de Texas y Terror en Amityville. Pero eso no quita que Eisner haga gala aquí de un estilo elegante que apuesta en muchas ocasiones por la cámara invisible y por la sugerencia más que por lo explícito, logrando imprimir al relato una atmósfera de inquietud constante de lo más conseguida. Por ello, ponemos todas nuestras esperanzas en este realizador... que parece va a erigirse en un especialista en esto de revisitar títulos del cine fantástico contemporáneo: su nombre suena para dirigir los remakes de, nada más y nada menos, 1997. Rescate en Nueva York de John Carpenter, Cromosoma-3 de David Cronenberg y Flash Gordon de Mike Hodges.
Un último apunte al respecto: George A. Romero aparece acreditado como "productor ejecutivo". Dado el cargo que ostenta y su elevada edad, así como que últimamente se está dedicando a otros menesteres, resulta fácil intuir que su cometido se ha reducido a ceder los derechos legales oportunos para acabar cobrando lo que legal y lógicamente le corresponde por ellos, dejando las labores artísticas en manos de otros recién llegados. En esta ocasión ha sido una jugada inteligente.
Lo que no sé si es tan inteligente, por más que Hilario J. Rodríguez aprecie los méritos de La tierra de los muertos vivientes o un servidor no fuese demasiado duro cuando vio El diario de los muertos en Sitges, es seguir exprimiendo la saga de los zombis de Pittsburgh, aquello que hasta hace bien poco tiempo era una trilogía y que ahora lleva la friolera de seis películas. O sea, el doble. Casi nada.
Después de los dos títulos mencionados en el párrafo superior nos llega Survival of the Dead, que marca para el que esto suscribe la absoluta decadencia de una saga que parece ya no poder dar más de sí, y cuya acción continúa justo allí donde acabó la entrega anterior.
El film está protagonizado por un grupo de soldados que deciden refugiarse en una isla donde al parecer sus habitantes están consiguiendo mantener a raya el ataque de los muertos vivientes mediante el procedimiento de eliminar a cualquier persona que fallezca, sin compasión hacia familiares o seres queridos. Esto ha desatado un enfrentamiento al más puro estilo western entre dos de los veteranos del lugar: Patrick O'Flynn (Kenneth Welsh, visto en Twin Peaks) es el que aboga por este procedimiento de exterminio como única manera de sobrevivir; en cambio, Seamus Muldoon (Richard Fitzpatrick) defiende el mantener a los zombis con vida pero controlados mientras se intenta educarlos para que acaben comiendo solamente carne animal.
Survival of the Dead, sencillamente, aburre: el humor del film aparece a destiempo y resulta pobre, y narrativamente Romero tiene ya poco, por no decir nada, que contar. Así, la película parece un intento nada dismimulado de seguir viviendo de las rentas basándose en el prestigio pretérito y en un público asegurado a priori.
Así pues, en este caso, nos quedamos -quién nos lo iba a decir- con Eisner antes que con Romero, y por mucha pena que nos dé la decadencia del que otrora fue uno de los renovadores del cine de terror en los años 60 y 70, nos alegramos de ver que hay una nueva generación -la de Eisner, Aja, Nispel o Zombie- que mantiene encendida la llama del género que debería ser el más transgresor pero que muchas veces es, sorprendentemente, el más convencional y adocenado.
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1 comentario:
Pues sí vamos, porque vaya patata de película, que yo creo que me pongo ahora en un momentillo y hago algo más decente...
Ainss... Amanecer de los muertos, eso SÍ es un peliculón, mi preferida sin duda!!
Saludos familiar cognaticio (es que estoy con derecho romano XD)
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