El escritor británico J. G. Ballard, autor de un gran número de novelas, relatos y ensayos, y conocido por ser uno de los más importantes nombres de la ciencia ficción de la segunda mitad del siglo XX, falleció ayer domingo 19 de abril a la edad de 78 años víctima de un cáncer.
Su último libro fue precisamente su autobiografía Milagros de vida, recientemente editado en España por Mondadori, en cuyas páginas confesaba a todo el mundo que padecía una grave enfermedad desde hacía varios años y que finalmente le ha acabado consumiendo.
Considerado por la crítica especializada como uno de los más novedosos escritores de ciencia ficción de todos los tiempos, y miembro clave de la Nueva Ola británica dentro de las fronteras del género, debutó con un cuarteto de novelas que abarcaron toda la década de los 60 y que muestran la muerte de nuestro planeta: se trata de las aplaudidas El huracán cósmico, El mundo sumergido, La sequía y El mundo de cristal.
Ya en los años 70, y gracias a novelas tan atrevidas y heterodoxas como La exhibición de atrocidades -todo un experimento antinarrativo- o Crash, Ballard superó los límites del género y empezó a llamar la atención de los amantes de la literatura generalista siempre en pos de nuevos autores rompedores a los que adorar.
Si todavía quedaban lectores reticentes a su prosa, estos se rindieron ante novelas de corte autobiográfico como La bondad de las mujeres o El imperio del sol, que reflejaban sus años de infancia en Shanghai, donde permaneció en un campamento de concentración japonés de 1943 a 1945. Esta última novela fue adaptada al cine por Steven Spielberg con gran éxito; en ella destacó un espléndido John Malkovich, así como un joven Christian Bale que muchos años antes de enfundarse el traje de Batman hizo las veces de un adolescente Ballard.
Otro de los trasuntos literarios del autor, el protagonista de Crash, también sería encarnado por un reconocido actor en la gran pantalla: fue James Spader quien le dio vida en el film homónimo dirigido por el canadiense David Cronenberg, que logró aquí uno de sus mejores y más polémicos trabajos, en un film que como la novela original reflejaba la adicción sexual vinculada a los accidentes de tráfico como metáfora de la deshumanización de la sociedad occidental contemporánea.
Precisamente de metafórica puede tildarse la mayor parte de su producción novelística, de cuyas últimas entregas pueden destacarse títulos como Noches de cocaína o Super-Cannes, donde flirtea con el género negro pero siempre visto desde su particular óptica, así como Bienvenidos a Metro-Centre. Hay que señalar que pronto podremos ver otra nueva película basada en su novela Rascacielos: Vincenzo Natali (Cube, Cypher) dirigirá High Rise en 2011.
J. G. Ballard nació en Shanghai en 18 de noviembre de 1930, y falleció en 19 de abril de 2009. Tenía por tanto 78 años. Descanse en paz.
[Post Scriptum.- Desde este vuestro blog queremos recomendar tres títulos sobre los que volveremos en breve, como representativos de sus distintas facetas literarias: dejando de lado sus novelas, a la postre su producción más célebre, no está de más leer tanto la citada autobiografía Milagros de vida como los relatos de Fiebre de guerra (Berenice), sin olvidar la antología de ensayos y reseñas que conforman la fascinante Guía del usuario del nuevo milenio (Minotauro).]
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1 comentario:
Descanse en paz. Y leamos obras suyas. Son fundamentales para entender el presente.
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