viernes, 7 de marzo de 2008
Out: Cómo ser japonesa (y no morir en el intento)
Muchos lectores aficionados al género negro presentan claros (y lógicos) síntomas de cansancio ante los tópicos más manidos del mismo: ya saben, por un lado los personajes que han caído irremediablemente en el puro cliché (el detective acabado, el mafioso sin escrúpulos, la femme fatale, el policía corrupto, el asesino a sueldo), y por otro el excesivo rendimiento a la fórmula del whodunit (esto es, descubrir quién cometió el crimen y por qué). A esta legión de aficionados no hay nada que le satisfaga más que encontrarse con una novela que mantenga, al menos, un cierto grado de impredecibilidad, así como un retrato fidedigno de caracteres y de ambientes que se salga de los caminos más trillados del noir. Esto es lo que encontrarán en Out, la más célebre novela de Natsuo Kirino, que Emecé acaba de publicar en España.
La autora, considerada la reina de las letras del crimen en Japón como lo hayan sido o puedan serlo Agatha Christie, Patricia Highsmith, P. D. James, Fred Vargas o Alexandra Marínina en otras latitudes, retrata en las más de quinientas páginas de su novela un fresco coral de una ciudad, Tokio, y un país, Japón, a partir del retrato de cuatro mujeres que se verán embarcadas en la peripecia de sus vidas... y que podría costarle precisamente eso: la vida.
Las cuatro protagonistas de Out trabajan en el turno de noche de una fábrica de comida rápida en los suburbios de Tokio. Es un trabajo duro, pues es una larga jornada sin descanso, trabajando de pie en la cinta transportadora, y que al desarrollarse durante la noche las aparta de la vida familiar y social tal y como las entiende la mayoría de la gente. Pero es la única manera de ganar un suelo decente trabajando menos horas que en el turno de la mañana.
Las cuatro mujeres son Masako, que vive con un marido y un hijo con los que apenas mantiene vínculos emocionales; Kuniko, cuya vanidad y voluntad por aparentar la lleva a estar endeudada hasta las cejas para pagar el coche nuevo y los vestidos que se pone para disimular su gordura; Yoshie, apodada 'la Maestra', a la que apenas le llega el sueldo para mantener a su hija y a su suegra, enferma y postrada en la cama; y finalmente Yayoi, la más joven y atractiva, pero que tampoco ha tenido suerte en la vida al casarse con un hombre que le pega, que gasta sus ahorros en el juego y que está obsesionado con una chica que trabaja en una casa de citas.
Una noche cualquiera, este último vuelve a casa borracho y magullado, después de haber mantenido una pelea con Mitsuyoshi Satake, el dueño de la sala de juegos; parece dispuesto a pagarlo con su esposa, pero esta acaba por estrangularlo con su propio cinturón hasta causarle la muerte. Asustada, recurrirá a Masako para que la ayude, y la única solución que se les ocurrirá será descuartizar el cuerpo y enterrarlo en distintos lugares...
Este será el principio de una red de influencias e intereses que desembocará en todo un negocio de limpieza de cadáveres, con la Policía de Tokio sospechando de todo el mundo -especialmente de Yayoi, la viuda, y de Satake, que tiene antecedentes penales por asesinato-, y con este último persiguiendo al grupo de Masako y compañía inmersas en el mundo de los yakuza.
Como verán, Out carece de intriga alguna, al menos en lo relativo al propio crimen: no hay identidad por descubrir, y desde el primer momento el lector sabe lo que ha hecho Yayoi o por qué Satake estuvo en prisión durante unos años. Pero su lectura mantiene el interés hasta el final por saber cómo acabará todo, y cómo saldrán sus protagonistas, casi salidas de uno de los filmes serios de Pedro Almodóvar pero en clave nipona, de una sucesión de hechos de los que parece imposible escapar.
Lo más sorprendente, a la vez que atractivo, de Out, es ver a través de sus protagonistas, cómo refleja la autora la realidad de buena parte de la sociedad japonesa, sobre todo el de un sector de población, el femenino de mediana edad, sujeto a prejuicios relacionados con el culto al cuerpo y que ve como salida más rentable el dedicarse a la prostitución, para ganar dinero trabajando el menor tiempo posible. Así, la codicia en algunos casos, la más pura necesidad en otros, se convierte en el elemento que transforma, como dijo un crítico al hilo del film Sangre y vino de Bob Rafelson, a personas normales (en este caso, Masako, Yayoi, Kuniko y Yoshie, especialmente estas dos últimas) en personajes salidos de las páginas de El Halcón Maltés.
Una novela espléndida, pues, y a la que esperamos sigan muchos más libros de Natsuo Kirino traducidos a nuestro idioma.
Out
Natsuo Kirino
Barcelona, Emecé, 2008
560 pp. - 20,50 €
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