Más allá de gustos personales y controversias varias, es indudable que el cine de terror acaba de perder a un realizador sin el cual la historia de este género no sería la misma: gracias a su debut como director, La noche de los muertos vivientes, George A. Romero marcó un antes y un después en el devenir del cine de sustos. Hasta hace no mucho en activo, Romero acaba de dejarnos a los 77 años de edad tras una lucha encarnizada contra un cáncer de pulmón.
George A. Romero (1940-2017)
La noche de los muertos vivientes nació como un proyecto para dar el salto al cine por parte de la pequeña productora de publicidad que dirigía junto a sus socios John A. Russo (que ejercería de coguionista del film) y Russell Streiner (que participaría como productor y actor no acreditado encarnando a Johnny, el hermano de la protagonista de la cinta). Rodada en blanco y negro y en compañía de amigos y actores la mayoría no profesionales a modo de cooperativa, la película se estrenó en 1968 y cambió la historia del cine de terror (y del cine de culto, y de la serie B, etc.) para siempre: fue un éxito de taquilla sin precedentes, sobre todo en programas dobles, cines de reestreno y autocines; y dado su exiguo presupuesto los beneficios fueron todavía mayores. Además, dio el pistoletazo de salida a una nueva forma de entender la figura del zombi o muerto viviente, subgénero al que el propio Romero legaría después nada menos que cinco secuelas de este film seminal.
La noche de los muertos vivientes cambió la historia del cine de terror para siempre
Y es que, como suele ocurrir en estos casos, el éxito de Romero fue también su maldición: encasillado en el terror, solo se apartó tangencialmente de él en Los caballeros de la moto, que con el paso del tiempo se ha convertido en un título de culto. Así, el cineasta siguió cultivando el género (con mayor o menor acierto, con más o menos ganas) en las dos secuelas tempranas de su debut: Zombi y El día de los muertos, dando pie a lo que durante muchos años fue una trilogía; y también en filmes como La estación de la bruja, The Crazies (que tuvo un aceptable remake hace unos años), la reivindicable Martin (que en España se distribuyó con un título tan exploit como El regreso de los vampiros vivientes), la exitosa Creepshow, la más que correcta Atracción diabólica, su episodio de Los ojos del diablo (el otro corrió a cargo del italiano Dario Argento) y La mitad oscura (discreta adaptación de una novela de Stephen King).
Martin es quizá su mejor película al margen del subgénero zombi
Ya en el año 2000, Romero estrena otra película de terror, la mediocre Bruiser (que a España llegó directamente en vídeo como El rostro de la venganza), y a partir de entonces -suponemos que por no encontrar financiación para proyectos que se apartaran del subgénero que él mismo había ayudado a consolidar- se centra en prolongar su "trilogía de los zombis de Pittsburgh" con las tardías La tierra de los muertos vivientes, El diario de los muertos (cuyo estreno lo llevó a Sitges en 2007 para recibir un premio honorífico por toda su carrera) y la postrera La resistencia de los muertos, esta última estrenada en 2009 y ahora ya último título de una filmografía dedicada casi por entero a asustar a la platea.
Con su último film, La resistencia de los muertos, se cierra también su saga zombi
George Andrew Romero, llamado George A. Romero, nació en 4 de febrero de 1940 en El Bronx, New York City, New York, y falleció en 16 de julio de 2017 en Toronto (Canadá); tenía por tanto 77 años. Descanse en paz.
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