Abandonad toda esperanza

miércoles, 28 de octubre de 2009

Baru o el presente y el futuro de Francia



Quiso la casualidad que de la mano de dos editoriales diferentes, en el pasado mes de septiembre, llegaran a nuestras librerías dos títulos de Baru; y, curiosamente, estas dos editoriales son distintas de las que habían publicado anteriormente en España a este autor galo: si Astiberri editó La autopista del sol y El camino de América y Sins Entido puso en la calle el díptico Rabioso, ahora son La Cúpula y Dibbuks las que hacen lo propio con, respectivamente, Negro y Un cero a la izquierda.



Vayamos primero con Negro, editada por La Cúpula: estamos ante un volumen que recoge tres relatos y que muy bien podría haberse titulado genéricamente "Control y revuelta". Como confiesa el propio Baru en el prólogo de la obra, son tres historias que fueron realizadas en la segunda mitad de los años 90, pero que una década después, lamentablemente, tienen una vigencia como denuncia político-social verdaderamente sorprendente.



Y es que efectivamente, la Francia que refleja Baru en los dos primeros relatos, "Feliz 2016" y "Feliz 2047", por muy futuristas que sean, parece también la de 2009 -y, sobre todo, la de finales de 2005, cuando estallaron las revueltas en los suburbios franceses-, y solo hay que cambiar la figura de Jean Marie Le Pen por la de Sarkozy para que la vigencia actual sea plena. Es un mundo donde los suburbios se han visto cercados y donde las fuerzas de seguridad han recibido la orden de que ningún habitante de esas zonas deprimidas entren en el centro de la ciudad; si es necesario, para evitarlo tienen potestad para disparar primero y preguntar después.



En este universo donde la gasolina se paga a precio de oro y los condones son un artículo no ya de lujo, sino casi imposible de conseguir, en este mundo donde por tanto las enfermedades venéreas (y otras mucho más graves y letales) campan a sus anchas, se mueven una serie de personajes disconformes con su realidad que hacen lo que pueden para sobrevivir.



Menos interés, aunque no es para nada desdeñable, nos parece el tercer relato, "Balada irlandesa", donde los miembros de The Vogues, un grupo de rock, vuelven a su Belfast natal para grabar un disco, en un territorio marcado por el conflicto entre protestantes y católicos. Se trata de una revisión del Romeo y Julieta de William Shakespeare actualizada a día de hoy y ambientada en la Irlanda azotada por el IRA.



Por lo demás, cabe señalar el adecuado estilo gráfico de Baru, dinámico y nervioso, heredero según él mismo del arte de su maestro José Muñoz; si se me permite, también nos parece ver concomitancias, quizá casuales, quizá no, con el trabajo del español Fernando de Felipe a la hora de colocar las figuras y desarrollar el movimiento en las viñetas. El apartado gráfico, en manos del propio guionista, se pone al servicio de la historia que se quiere contar sin fisuras ni estridencias. El resultado final es tan veraz como elocuente.



En cambio, en Un cero a la izquierda Baru se limita al apartado gráfico, demostrando que se desenvuelve con el color tan bien como con los grises. En esta ocasión el guión corre a cargo de Pierre Pelot, un autor bastante desconocido en nuestro país que por lo visto a sus 64 años ha sido capaz de escribir más de doscientas obras -muchas de ellas bajo seudónimo- y sin hacer remilgos jamás a ningún tipo de género o subgénero, moviéndose con soltura del western al relato histórico pasando por la novela negra o la ciencia ficción.



En cambio, en Un cero a la izquierda nos encontramos con un relato de carácter más intimista, no del todo autobiográfico pero sí inspirado por un hecho real vivido por el propio Pelot: en un verano de hace dos décadas, cuando el novelista fue a visitar a su esposa y su hijo recién nacido a una maternidad ubicada junto a un asilo, un hospital para ancianos y un orfanato, oyó el gemido de un niño encerrado que pedía auxilio sacando sus manos por entre los barrotes de su celda.



A partir de ahí, Pelot construye un relato coral protagonizado por, entre otros, un granuja que se gana la vida como puede, el vigilante de un vertedero, una cuidadora de niños o un periodista en busca de noticias, y que sirve a su autor para desmenuzar los entresijos de una pequeña comunidad, un microcosmos donde quedan retratadas con mirada certera las miserias del ser humano.



Pese a su carácter intimista, el relato se lee con tanta avidez como si de un relato de género negro se tratara, algo que deja entrever la experiencia de Pelot como novelista popular. Es algo parecido a lo que le ocurría a otra obra de este carácter, Tamara Drewe de Possy Simmonds, si bien Pelot y Baru necesitan muchas menos páginas para desarrollar convenientemente su historia.



El resultado final es una historia que no cae en sentimentalismos fáciles y de conclusión arrolladora -en más de un sentido-, y que podrá recordar al lector a buena parte de la filmografía de Claude Chabrol o, sin salirnos del noveno arte, a algunos títulos de Étienne Davodeau, como Caída de bici o El testimonio. No me parecen malas referencias, la verdad.


Título: Negro
Autor: Baru (guión y dibujo)
Editorial: La Cúpula
Fecha de edición: septiembre de 2009
148 páginas (b/n) - 15 €


Título: Un cero a la izquierda
Autores: Pierre Pelot (guión) / Baru (dibujo)
Editorial: Dibbuks
Fecha de edición: septiembre de 2009
80 páginas (color) - 16 €
[Fotografías: Baru, Pierre Pelot.]

1 comentario:

Juanjo Rubio dijo...

"un cero a la izquierda" me ha seducido más. Tomo nota.

Saludos.


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