La política de los autores impulsada en los años 50 por los críticos de la revista francesa Cahiers du Cinéma (ya se sabe: Godard, Truffaut, Chabrol, Rohmer, Rivette y Resnais, sobre todo) hace que muchas veces consideremos al director como responsable principal, si no único, del resultado final de un film. Y esto nos lleva a olvidarnos de otros oficios del séptimo arte, entre ellos el que ejerce el que muchas veces se convierte en aliado fundamental del realizador: nos referimos, claro, al director de fotografía... Una labor que ha perdido recientemente a uno de sus más ilustres practicantes: Michael Ballhaus.
Michael Ballhaus (1935-2017)
En su Alemania natal, Ballhaus fue el director de fotografía de un gran número de películas de su compatriota Rainer Werner Fassbinder, como Whity, Atención a esa prostituta tan querida, Las amargas lágrimas de Petra von Kant, La ley del más fuerte, Viaje a la felicidad de mamá Kusters, El asado de Satán, La ruleta china, Desesperación o El matrimonio de Maria Braun. También trabajó a las órdenes de otros realizadores alemanes como Ulli Lommel (en Adolf und Marlene) o Volker Schlondorff (en el telefilm Muerte de un viajante).
En El matrimonio de Maria Braun también se dejó ver en un pequeño cameo
Fue en 1985 cuando da el salto al charco y comienza su estrecha colaboración con el cineasta Martin Scorsese, al encargarse de la fotografía de la comedia nocturna Jo, qué noche. Después vendrían El color del dinero, La última tentación de Cristo, Uno de los nuestros, La edad de la inocencia, Gangs of New York e Infiltrados. Fue precisamente su penúltima colaboración con el director italoamericano la que le valió su tercera (y última) nominación al Oscar: antes había sido candidato a obtener la estatuilla por Al filo de la noticia y Los fabulosos Baker Boys, pero nunca lograría hacerse con el galardón.
Su trabajo en Gangs of New York le valió su última nominación al Oscar
También colaboró en repetidas ocasiones con Mike Nichols: concretamente, en Armas de mujer, Postales desde el filo (la adaptación del libro autobiográfico de la malograda Carrie Fisher) y Primary Colors. También repitió con James L. Brooks (en la citada Al filo de la noticia y Aprendiendo a vivir), Frank Oz (en las comedias Un par de seductores y ¿Qué pasa con Bob?), Wolfgang Petersen (en Estallido y Air Force One) y el actor y director Robert Redford (en Quiz Show y La leyenda de Bagger Vance)... lo que demuestra que hemos perdido al que era un profesional respetado por buena parte de la industria de Hollywood.
Will Smith y Matt Damon fueron iluminados por Ballhaus en La leyenda de Bagger Vance
Al margen de todos estos títulos, otras películas destacables de su filmografía son la adaptación de El zoo de cristal dirigida por el actor Paul Newman (al que probablemente conoció en el rodaje de El color del dinero un año antes), Sleepers, Wild Wild West, Niñera a la fuerza o Cuando menos te lo esperas. No obstante, al margen de estos títulos y de su estrecha colaboración con Fassbinder o Scorsese, uno de los trabajos más recordados de ese gran profesional que fue Michael Ballhaus fue la portentosa fotografía de Drácula, la no menos magistral adaptación de la novela de Bram Stoker dirigida por Francis Ford Coppola.
En el Drácula de Coppola realizó uno de sus trabajos más complejos y memorables
Pero si la Academia de Hollywood tampoco se acordó de él en esta ocasión en que colaboró con el responsable de obras maestras como El Padrino, La conversación o Apocalypse Now, sí lo hizo el Festival de Cine de Berlín, su ciudad natal y en la que también ha fallecido, y que le entregó el Oso de Oro de Honor en la edición del año pasado.
Con el Oso de Oro que reconoce toda su carrera cinematográfica
Michael Ballhaus nació en 5 de agosto de 1935 en Berlín (Alemania), y falleció en 12 de abril de 2017 en su ciudad natal; tenía por tanto 81 años. Descanse en paz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario