sábado, 31 de julio de 2010

Comic Top 5: Julio 2010

Otro mes llega a su fin, y es por tanto momento de repasar los mejores cómics leídos a lo largo de los últimos 31 días. He aquí pues, como siempre en orden alfabético, nuestro Comic Top 5 del estival mes de julio:



1.- 100%
Paul Pope (Planeta)



2.- Las extraordinarias aventuras de Adèle Blanc-Sec (Vol. 1)
Jacques Tardi (Norma)



3.- Los desesperados
Mezzo & Pirus (Glénat)



4.- No Hero
Warren Ellis & Juan José Ryp (Glénat)



5.- Storming Paradise
Chuck Dixon et alii (Norma)

jueves, 29 de julio de 2010

El paquete del minotauro

En efecto, el título de esta nota suena muy mal, pero sigan leyendo y me entenderán... Y es que resulta harto curiosa la iniciativa de NGCFicción!, una nueva editorial salida a la palestra, a la hora de promocionar uno de sus primeros lanzamientos: La versión del minotauro de Francis P. Fernández.



Dicha iniciativa ha consistido en la realización y difusión de un cortometraje, "El paquete", que sirve a modo de presentación de esta primera novela del que firma, junto a Juan Ramón Biedma (El efecto Transilvania), el blog colectivo El Subcultural.



Ya puede verse dicho corto en la web de la editorial. Y hay que señalar que probablemente cuentan con menos medios técnicos que otras empresas más grandes, pero al mismo tiempo hacen gala de más gracia y ocurrencia que la mayoría... En cuanto a la novela, la estamos leyendo ahora mismo y promete tanto como afirma el protagonista del cortometraje. Próximamente, más noticias en este vuestro blog.

[Fotografía: Francis P. Fernández (dcha.), durante la presentación de La versión del minotauro en Casa del Libro, Madrid.]

miércoles, 28 de julio de 2010

La guerra, ayer... y anteayer



Los conflictos bélicos, en todas sus variantes, han acompañado al ser humano desde sus mismos orígenes; y la historieta, como arte narrativo que es, se ha hecho eco de ello también de las formas más variadas. Hoy comentaremos dos títulos que, desde espacios, estilos e intenciones diametralmente opuestos (el mercado francés y el norteamericano, o lo que es lo mismo, el tebeo de autor frente al de género), coinciden ahora en las librerías españolas, ya que ambos merecen, y mucho, la atención del lector.



Hasta la fecha y por estos lares, el nombre de Bastien Vivès siempre se vinculaba al aplaudido El gusto del cloro, a decir de los que lo han leído uno de los mejores tebeos de los últimos años. Ahora la posibilidad de acercarnos a su concepción del arte secuencial se amplía con dos álbumes editados aquí el pasado mes de marzo: En mis ojos y, muy particularmente,"El honor", primera entrega de la trilogía Por el Imperio; títulos todos ellos publicados nuestro país por Diábolo Ediciones.



Centrándonos ya en Por el Imperio, hay que destacar que en esta obra Vivès se asocia a Merwan Chabane formando un tándem creativo perfectamente sincronizado: es más, ambos firman al alimón tanto el guión como el dibujo de este relato, que nos retrotrae a la época gloriosa del Imperio romano. El encargado de situarnos en este mundo pretérito es Glorim Cortis, el capitán de una de las escuadras del ejército romano más temidas por los pueblos enemigos.



Varias son las contiendas que muestra este álbum, sin concretar por lo general la identidad del adversario: nada ni nadie importa frente al avance del ejército del Imperio más poderoso de la época, que como el protagonista destaca, avanza "como el agua rompiendo presas, filtrándose en las bodegas y los sótanos". Pero al mismo tiempo, entre batalla y batalla, los autores muestran los momentos de asueto de los soldados, que como las hormigas parecen formar un único cuerpo con una sola mente: "Mis hombres son mis ojos, mis nervios, mi vientre, y yo soy lo que son mis hombres", afirma también el capitán.



Aunque el marco espacial y temporal no dista mucho del de la célebre novela gráfica 300, que popularizara aún más la posterior adaptación cinematográfica, las soluciones narrativas de Merwan y Vivès están lejos de las de Frank Miller, que buscaba ante todo subrayar la faceta más espectacular y, por qué no decirlo, bella, de los enfrentamientos entre los ejércitos espartano y persa atendiendo a las posibilidades del formato apaisado, y dando lugar a un "tebeo en cinemascope". En cambio, a los autores de Por el Imperio les preocupa menos epatar al lector y más el control del tempo de la narración: aquí hay progresión narrativa, no estampas suspendidas en el tiempo.



Siguiendo con el apartado gráfico, merece especial atención el tratamiento del color, aquí en manos de Sandra Desmazières: la paleta de colores de todo el áltum es limitada, así como la tonalidad de cada plancha está resuelta de modo uniforme. Además, el álbum en su totalidad presenta un aspecto terroso, antiguo, como si el arte secuencial hubiera nacido varios siglos antes que las caricaturas de contenido político de la prensa del XIX, y Por el Imperio fuese una de sus primeras manifestaciones conservada a la perfección hasta nuestros días.



Como decíamos, esta obra está compuesta por tres entregas, de las cuales la segunda y tercera esperamos no tarden mucho en ser publicadas por Diábolo Ediciones. Y esto es así porque, si la obra mantiene el nivel de su arranque, Por el Imperio estará entre los mejores tebeos del año, como le ocurriera a El gusto del cloro el pasado. Y por tanto, con o sin Merwan, Bastien Vivès debería empezar a considerarse uno de los autores indispensables de la historieta actual.



Por su parte, y adelantándonos varios siglos en el tiempo, Storming Paradise es un relato bélico con todas las de la ley: editada por Norma Editorial en un atractivo volumen único en tapa dura, esta miniserie de seis entregas recoge el testigo de las cabeceras de similar temática de la mítica EC Comics, como Frontline Combat o Two-Fisted Tales, o en nuestro caso, las célebres Hazañas bélicas... si bien con una particularidad: lo que nos cuentan en esta ocasión es un relato bélico ambientado en un mundo ucrónico.



Y esto es así porque Storming Paradise, cuya acción arranca el 16 de julio de 1945 con la muerte de los científicos Fermi y Oppenheimer, parte del supuesto de que el Proyecto Manhattan (ese que bautizó a uno de los personajes de Watchmen de Alan Moore y Dave Gibbons, al fin y al cabo otra ucronía, esta vez superheroica) ha fracasado, y el presidente de los Estados Unidos, Harry S. Truman, se ve en la obligación de ordenar que la Operación Olympic se ponga en marcha.



Esto, que supone el desembarco de las tropas aliadas en el mismísimo corazón de Japón, da pie a una realidad alternativa ambientada en los estertores de la Segunda Guerra Mundial, y cuyo protagonismo coral y devenir de los acontecimientos presenta ecos del mejor cine bélico de Sam Fuller -no es difícil ver en algún personaje los rasgos del actor Lee Marvin, protagonista de la soberbia Uno rojo, división de choque-, o más recientemente del díptico de Clint Eastwood formado por Banderas de nuestros padres y Cartas desde Iwo Jima o las series de Steven Spielberg y Tom Hanks Band of Brothers y The Pacific.



En esta ocasión, el guionista Chuck Dixon deja bien patente una vez más su talento camaleónico, que se adapta aparentemente sin ningún tipo de problemas a cualquier género que se le ponga por delante: hemos leído muchos relatos suyos pertenecientes al mundo de los superhéroes -por ejemplo, ha escrito varias historias protagonizadas por Batman y su universo (Aves de presa)- o colindantes con el policíaco (La ley de James Gordon); hace no mucho disfrutamos de su relato fantástico sobre viajes en el tiempo The Vanishers; y ahora, después de Team Zero (su anterior aportación al género bélico dentro de la línea WildStorm) vuelve a demostrar su conocimiento del mundo de la guerra así como la labor de documentación histórica que habrá llevado a cabo previamente.



A destacar, como ya hiciera Eastwood en sus dos filmes mencionados, que Dixon se ha preocupado por mostrar los dos bandos del enfrentamiento, con sus pros y sus contras: lejos de ser un relato patriotero y fascista, Storming Paradise muestra por un lado al ejército norteamericano como un grupo de soldados -entre ellos el mismísimo actor John Wayne, aquí un cameo tangible lejos del retrato mitológico de Predicador- que se ven obligados en muchos casos a realizar un trabajo que no les gusta, y siempre con la ayuda de una maquinaria de guerra pesada; en cambio, los guerreros del imperio nipón, que incluso cuentan en sus filas con niños y adolescentes -particularmente brillante resulta el episodio de Ishi, el niño granadero-, son retratados como un ejército con menos infraestructura de apoyo pero con una mayor fe en su resistencia al invasor norteamericano: véase si no la temida figura del piloto kamikaze, capaz de morir por su país estrellándose sin ni siquiera haber conocido a su hijo.



Por su parte, el baile de dibujantes no da como resultado una molesta heterogeneidad; muy al contrario el gran Butch Guice, Rick Burchett y Fernando Blanco, apoyados por el entintado de Eduardo Barreto y los propios Guice y Blanco, otorgan al apartado gráfico una unidad impecable a lo largo de todo el relato... Un relato que hará las delicias de los amantes del género, por si todavía no había quedado claro.


Título: Por el Imperio (Vol. I: El honor)
Autores: Merwan & Bastien Vivès (guión y dibujo)
Editorial: Diábolo Ediciones
Fecha de edición: marzo de 2010
56 páginas (color) - 15,95 €


Título: Storming Paradise
Autores: Chuck Dixon (guión) / Butch Guice & Rick Burchett & Fernando Blanco (dibujo)
Editorial: Norma Editorial
Fecha de edición: junio de 2010
144 páginas (color) - 16 €


(+) Previously on Abandonad toda esperanza, otros cómics bélicos:
- 303
- As Enemigo: Guerra en el cielo
- Arrowsmith
- Battler Britton
- El soldado desconocido
- Historias de la guerra
- La canción de los gusanos
- La guerra de las trincheras
- La lectura de las ruinas
- ¡Puta guerra!

martes, 27 de julio de 2010

A Brian Pulido Flick

El pasado viernes, al hilo de Joann Sfar, hablabamos de intrusismo laboral y recordábamos casos como los de Marjane Satrapi, Riad Sattouf, Pascal Rabaté o el mismo Sfar, autores de cómics en el país vecino que se han pasado recientemente a la realización cinematográfica.



Como podremos comprobar hoy, este no es un fenómeno que se dé solo en Francia y a partir de la historieta de auteur... En el cine norteamericano de terror también pasa, y el caso más popular de este pluriempleo artístico podría ser el de Rob Zombie, líder del grupo musical White Zombie cuya reconocida cinefilia le ha llevado a dirigir ya, de momento, cuatro largometrajes dentro de las coordenadas del género: La casa de los 1.000 cadáveres, Los renegados del diablo, Halloween (El origen) y la (aquí inédita) secuela de la anterior. Pero, ya desde el mundo del cómic, el último en apuntarse a esta tendencia es Brian Pulido, el creador de Evil Ernie y la exuberante Lady Death, que acaba de debutar como realizador cinematográfico con The Graves.



El flick, incluido dentro de la promoción "8 Films to Die For" del After Dark Horrorfest 4 de comienzos del presente año, quiere ser ingenioso (sin conseguirlo) ya desde el mismo título: aunque este podría traducirse literalmente como "Las tumbas", en realidad es "Las Graves" pues hace referencia al apellido de las protagonistas, Megan y Abby Graves, dos hermanas que para celebrar, a modo de despedida, que la primera (la mayor de ellas) se marcha a trabajar a New York deciden, en el colmo de la originalidad dentro del género, hacer un viaje por la ruta más profunda y olvidada de la mano de Dios del Gótico Americano.



Como no podía ser de otra forma, alguien les hablará de Skull City ("Ciudad Calavera"), un presunto pueblo fantasma donde se organizan visitas guiadas a modo de terrorífico espectáculo. Pero cuando las dos chicas lleguen allí descubrirán que dicho lugar, totalmente apartado y sin apenas público al que satisfacer, es la base de operaciones de un extraño culto liderado por un sacerdote demente y cuyos acólitos más rebeldes y problemáticos son los desquiciados miembros de la familia Atwood.



Como puede verse, nada nuevo bajo el sol... al menos aparentemente: estamos ante una muestra más del típico survival ambientado en el interior del país, al estilo de las fundacionales 2000 maníacos, La matanza de Texas y Las colinas tienen ojos, y que recientemente ha dado películas tan interesantes como el remake de esta última firmado por Alexandre Aja, la muy reivindicable The Hills Run Red, la australiana Wolf Creek o, en menor medida, Turistas y la francesa Vertige. No obstante, y quizá con la sana intención de animar un poco el cotarro, este guionista de cómics reconvertido en cineasta mezcla esta línea con elementos fantásticos de origen religioso al estilo de Los chicos del maíz... Un aspecto este que nunca se llega a explicar del todo, para perjuicio del resultado final.



Por lo demás, y como ha hecho el mismo Rob Zombie, Pulido declara su amor por el género dando papeles relevantes a presencias clave del mismo, como Tony Todd -el célebre Candyman de la saga originada a partir del cuento de Clive Barker-, Amanda Wyss (Force: Five) -que puede presumir de ser la primera víctima de Freddy Krueger en su ya largo listado de víctimas- o Bill Moseley, este visto en casi todos los filmes del citado Zombie y en otros filmes del ramo como La noche de los muertos vivientes, versión de Tom Savini en 1990, El ejército de las tinieblas de Sam Raimi, House, Babysitter Wanted o Dead Air.



Por otra parte cabe destacar, claro está, el rotundo físico de las dos protagonistas: Meggan es encarnada por Clare Grant, una actriz nacida en 1979 y de carrera hasta ahora discreta, pero que últimamente ha ganado enteros en el mundillo del famoseo de culto tras haberse casado el pasado mes de mayo con Seth Green, el actor que encarna a Oz en la serie Buffy cazavampiros.



Por su parte, Abby está interpretada por Jillian Murray, que pese a ser más joven (nació en 1984) cuenta con una filmografía mucho más nutrida, con varias apariciones en la pequeña pantalla, y que también participó en el mismo 2009 en otra cinta del género: Forget Me Not. Ambas actrices, se intuye, tendrán trabajo en un futuro si al final feliz (y abierto) de The Graves se le suma un éxito en taquilla o en videoclubs tal que justifique una secuela con ambas hermanas convertidas de cazadores de monstruos al más puro estilo de la citada Buffy Summers.



Y es que, visto lo visto, lo más interesante del film es la lectura que ofrece como producto de marketing por parte de un autor que conoce muy bien a su público potencial y que por lo tanto sabe venderse muy bien, sumando factores de probada eficiencia: chicas guapas, horror gore, música rock -con actuación en directo del grupo Calabrese incluida-... y destacando su filiación al mundo del cómic desde el mismo momento en el que al comienzo de la acción las protagonistas visitan una tienda especializada y bromean sobre diversas novedades del mes, entre ellas un cómic de la mismísima Lady Death parida por Pulido.



Como muestra de esto último, terminamos esta nota con una galería de material gráfico promocional de la película -que dice mucho de la capacidad de Brian Pulido para autopromocionarse-, donde las frases propagandísticas incluso llegan a recurrir a los guionistas de cómics ingleses Alan Moore o Neil Gaiman a modo de reclamo, y donde los responsables de la campaña son capaces de colocar a las protagonistas retozando entre un sinfín de tebeos...







































Más información acerca del film -y del merchandising del mismo que se intenta vender descaradamente, claro-, en su web oficial. ¿Para cuándo tazas, camisetas y, claro, tebeos de las hermanas Graves?