jueves, 14 de julio de 2011
La importancia de ser Garth Ennis (y 4)
Después de varias reseñas conjuntas (véanse aquí, aquí y aquí), volvemos a agrupar algunos títulos que llevan la firma de Garth Ennis para dejar constancia de la relevancia de este guionista en el cómic contemporáneo, guste más o menos... Y es que, desde luego, estamos ante un autor que no deja indiferente a nadie, y que despierta tantas adhesiones fervorosas como ataques viscerales, quizá incluso de manera mucho más extrema que colegas suyos (y casi compatriotas, puesto que es irlandés) como Neil Gaiman o Warren Ellis.
Un síntoma de la vigencia de su obra y del interés que despierta en un gran número de lectores es que algunos de sus títulos más reconocidos vuelvan a editarse, en formatos más atractivos y por otras editoriales distintas a las que los publicaron por primera vez en su día. Es el caso, por ejemplo, de Solo un peregrino, que en 2001 editó de forma incompleta Dolmen y que ahora acaba de recuperar Norma Editorial en una lujosa edición en tapa dura y con sobrecubierta, que incluye además de la miniserie original también su secuela, Jardín del Edén, así como todas las ilustraciones de cubiertas (oficiales y variantes), una galería de pin ups, algunos bocetos, un mapa de este universo de ficción... y un divertido prólogo firmado por el guionista Mark Waid (Irredeemable).
Las dos miniseries de Solo un peregrino reunieron a Ennis con Carlos Ezquerra, a la postre uno de los dibujantes que en más ocasiones ha colaborado con él, como es también el caso de Steve Dillon, Glenn Fabry o John McCrea. Ezquerra, ilustrador español (para más señas, zaragozano) que hoy reside en Andorra y que ha trabajado en múltiples ocasiones para el mercado inglés y el norteamericano, pasará a la historia como el creador gráfico del Juez Dredd, un personaje que después de aquella fallida producción con Sylvester Stallone tendrá de forma inminente una nueva encarnación fílmica con el rostro de Karl Urban (El guía del desfiladero).
El mundo que muestra Solo un peregrino es, como el del Juez Dredd, futurista, pero está lejos de la imagen tecnologizada de este, acercándose mucho más al subgénero de las fábulas postapocalípticas al estilo de Soy leyenda o Mad Max. Así, al comienzo del relato se nos sitúa ocho años después de un fenómeno natural conocido como "la quemadura", que no es sino el momento en el que el sol comenzó a morir, provocando un calentamiento global que ha convertido la superficie de la Tierra en un gran desierto árido, donde la supervivencia a todo precio es el principal objetivo de los pocos humanos que quedan sobre aquella; concretamente, el 3% de la población mundial.
En este marco espaciotemporal, muy parecido por cierto al que muestra el español Óscar Martín en su Solo, un grupo de personas de diversa índole -que cualquier telespectador podrá ver como un precedente directo de los protagonistas de The Walking Dead o Falling Skies- que intenta sobrevivir enfrentándose a bandas de ladrones y a criaturas mutantes se cruza en su devenir con un misterioso individuo que viste gabardina y sombrero, y cuya cara está marcada por una gran cicatriz en forma de cruz que le cubre el ojo izquierdo. Dicho sujeto se les presenta como "solo un peregrino", pero pronto se revelará como algo más: un superviviente nato, dotado para las armas de fuego y sin ningún tipo de escrúpulos.
De nuevo, Ennis vuelve a demostrar que no cuenta nada nuevo, pero que sabe contar lo de siempre de forma lo suficientemente atractiva como para atraer a un gran número de rendidos incondicionales: utilizando el diario de un niño de diez años que forma parte del grupo, y que verá en el Peregrino a una suerte de segundo padre al que admirar e idolatrar, construye un western futurista en el que pondrá sobre el tapete las miserias de la raza humana, capaz de lo que sea por conseguir sus propósitos.
Para ello, el escritor se vale de un protagonista muy lejano de ser un (super)héroe sin tacha: de hecho, el Peregrino es un fanático religioso cuyas creencias incondicionales lo llevan a interpretar literalmente (o bien a su peculiar manera) los pasajes de la Biblia, y que en su condición de fanático recuerda a otro personaje de ficción que también se ha paseado por el mundo del cómic: el Solomon Kane concebido por Robert E. Howard, el creador de Conan. Una vez construido dicho personaje, lo enfrenta a un enemigo todavía más miserable para que aquel adquiera las propiedades de personaje positivo con el que el lector puede identificarse o al menos concederle su simpatía: es el caso de Castenado, el líder de una banda de saqueadores que viene a ser una versión paródica del arquetípico pirata, pues en lugar de manos tiene garfios, y carece de ambas piernas, sustituidas por sendas patas de palo.
Otra amenaza bien distinta será la de la miniserie Garden of Eden, que en principio se nos antoja menos interesante en la medida en que, al menos en su arranque, repite el esquema estructural de la primera; incluso vuelve a aparecer el recurso del diario a modo de voz narradora, esta vez las notas de la doctora Christine Page, fechadas cuatro años después de los acontecimientos narrados en las páginas previas. No obstante, Ennis consigue darle cierto interés al relato cuando descubre algunos cambios en la psicología y el modo de proceder del Peregrino, fruto de la lectura de, precisamente, el diario del pequeño Billy Sheperd ("Sheperd" significa "pastor", algo desde luego nada casual y muy significativo)... Un texto que se convierte, junto con la Biblia, en el otro libro de cabecera del personaje.
Por todo lo expuesto, y aun estando lejos de ser un gran cómic, Solo un peregrino se convierte en un divertimento muy digno, y no solo gracias al irreverente irlandés: Ezquerra firma conjuntamente con Ennis la idea original del relato, y como ilustrador demuestra ser un profesional al que la larga experiencia que lleva a sus espaldas le ha servido para narrar con brío y efectividad un relato de estas características. Además, se nota la consonancia con el trabajo de Ennis, del que es capaz de tomar las ideas más -nunca mejor dicho- peregrinas y plasmarlas visualmente.
Esto se vuelve a poner de manifiesto en Aventuras en la Brigada del Rifle, el otro título de Garth Ennis (y Carlos Ezquerra) que encontramos de nuevo en circulación con cambio de editorial (aquí se vuelven las tornas, y pasa de ser publicado por Norma a Planeta de Agostini Comics)... y de formato: dicha obra luce mucho mejor ahora en un álbum en tapa dura que recopila igualmente las dos miniseries de tres números cada una que protagonizó este peculiar comando británico.
No es esta la única obra de corte bélico escrita por Ennis: recuérdese obras como As Enemigo: Guerra en el cielo, Battler Britton, 303 o el volumen Historias de la guerra, que recogía íntegramente sus War Stories para la línea Vertigo. Pero sí es aquella en la que deja de lado el aliento épico y aborda el género desde una perspectiva más descaradamente humorística e irreverente, desmitificadora al fin y al cabo; de ahí que las comparaciones con filmes como Los violentos de Kelly o con el último trabajo de Quentin Tarantino, Malditos bastardos, no hayan tardado mucho en darse.
Para ello, Ennis manda a combatir en la II Guerra Mundial a una brigada de militares de élite de lo más variopinto: el capitán Darcy es el líder del grupo, valiente y aguerrido como pocos; el teniente Cecil 'Dudas' Milk -¿un homenaje al malogrado Harvey Milk?- es de un refinamiento aparentemente muy poco adecuado para el ambiente bélico, y cada vez intenta ocultar menos su latente homosexualidad; el sargento Crumb presenta profundas deficiencias mentales, y su irracionalidad acaba convirtiéndolo en un temible combatiente; el cabo Geezer es un hombre de pocas palabras que representa lo peor de la sociedad inglesa; algo parecido sucede con Hank 'el Yanqui', que como su apodo indica es el único norteamericano en un grupo de ingleses; finalmente, el conocido como 'el Gaitero' es un escocés supuestamente nacido en 1836 -y que por tanto superaría el siglo de edad-, y al que Ennis, que de esto sabe un rato, describe como "más loco que una cabra".
La acción de la primera miniserie de la Brigada del Rifle acontece en junio de 1944, y arranca a bordo de un avión a seis kilómetros sobre Berlín, y en el que viajan nuestros protagonistas. Ennis los presenta mediante documentos oficiales, y enseguida los enfrasca en una misión suicida de la que pronto descubriremos su absurdo origen: un malentendido fruto de una conversación telefónica.
Por su parte, la segunda serie, de título "Operation Bollock", acontece apenas tres meses después, y arranca con una misión fallida de la Brigada del Rifle en la Alemania ocupada por los nazis. Esto no evitará que enseguida se les asigne otro objetivo militar: nada menos que localizar el testículo perdido de Adolf Hitler (sic), al que se le suponen propiedades sobrenaturales de importancia estratégica para el combate.
Como imaginará el lector, el objetivo de Garth Ennis vuelve a ser el habitual en él: divertir a los que comulgan con su sentido del humor, así como (y quizá sobre todo) ofender a los más sensibles y escrupulosos. Si consigue una cosa y otra ya queda en manos del juicio de sus lectores... de los unos y de los otros.
Este aspecto aparece de nuevo, todavía más acentuado, en otra de sus obras más conseguidas si la estudiamos de forma global, aunque su longevidad provoca que tenga muchos más altibajos. Hablamos, claro, de The Boys, cuya edición española a cargo de Norma Editorial acaba de alcanzar ya su séptima entrega (que incluye los números 39 a 47 de la edición original).
Como recordarán, The Boys es el ataque virulento de Ennis hacia la figura del superhéroe... Una crítica que bebe del Watchmen de Alan Moore y Dave Gibbons y del Batman: The Dark Knight Returns de Frank Miller (cuya cubierta homenajea explícitamente el número 48 de esta colección, dicho sea de paso)... pero que obviamente carece de la complejidad de aquellas dos obras que cambiaron el cómic de superhéroes allá por 1986. Y ni falta que hace, añadirán los admiradores de Ennis, entre los que el que esto firma no se suma incondicionalmente, pero a los que respeto porque reconozco que en algunos momentos puede llegar a ser brillante.
Así lo ha demostrado en más de una ocasión en estos The Boys, sobre todo en los primeros números de una serie que corre el peligro de empezar a repetirse demasiado. Con todo, este séptimo número incluye material suficientemente digno como para mantener el interés del lector, empezando por "Lo que sé yo", la historia inicial que funciona como prólogo para el primer arco argumental largo del volumen: "Los inocentes".
En dicha historia, el Carnicero le encarga a Hughie una misión aparentemente fácil pero nada apetecible: acercarse al grupo Superduper para vigilarlos. Superduper es un grupo formado por superhéroes ingenuos e inocentes, una suerte de parodia de los clásicos de la Edad de Oro, que lejos de participar en orgías y destrozar a sus enemigos de la forma más cruenta posible se dedican a patrullar de día en busca de gatitos que se suben a los árboles y son incapaces de bajar por sí solos. El objetivo oculto del Carnicero es comprobar si su compañero, del que acaba de descubrir su romance con Luz Estelar (un reciente miembro de Los Siete), juega a un doble juego, cuando Vought-American pone al sádico Malquímico al frente de Superduper...
Por su parte, la historia "Creer" superpone dos líneas narrativas: en una, Ennis se acerca a la figura del superhéroe como Dios en la Tierra, demostrando de nuevo su interés por tocar temas susceptibles de despertar polémica (en este caso, la religión); por otra parte, hace evolucionar la historia de la relación sentimental que une a Hughie y Annie -identidad civil de Luz Estelar-, llevándola a una resolución, quizá momentánea, que podría tener consecuencias imprevisibles... y que imagino descubriremos pronto en el volumen 8.
Título: Solo un peregrino
Autores: Garth Ennis (guión) / Carlos Ezquerra (dibujo)
Editorial: Norma Editorial
Fecha de edición: abril de 2011
240 páginas (color) - 22 €
Título: Aventuras en la Brigada del Rifle
Autores: Garth Ennis (guión) / Carlos Ezquerra (dibujo)
Editorial: Planeta de Agostini Comics
Fecha de edición: julio de 2011
144 páginas (color) - 15,95 €
Título: The Boys (Vol. 7)
Autores: Garth Ennis (guión) / Darick Robertson et alii (dibujo)
Editorial: Norma Editorial
Fecha de edición: abril de 2011
216 páginas (color) - 16 €
(+) Previously on Abandonad toda esperanza, Garth Ennis:
- As Enemigo: Guerra en el cielo
- Chronicles of Wormwood / 303 / Battler Britton
- Crossed
- El soldado desconocido
- Historias de la guerra
- Streets of Glory
- The Authority: Kev
- The Authority: El magnífico Kevin
- Midnighter / The Authority: Un hombre llamado Kev
- The Boys (Vol. 1)
- The Boys (Vol. 2)
- The Boys (Vol. 3)
- The Boys (Vol. 4)
- The Boys (Vols. 5-6)
- The Darkness (Vol. 1)
- The Pro
- The Punisher
No es por fastidiar, pero Dolmen publicó Solo un peregrino completa, la primera miniserie en dos tomitos tipo prestigio (a lo Norma de la época) y Jardín del Edén toda ella en un único tomo, si no las publicó seguidas era porque la segunda miniserie aún no existía cuando se publicó en España la primera. Ya de paso, también discrepo en que la segunda tiene menos interés, me parece que la primera cae en el defecto de ser una sucesión de salvajadas dejando al peregrino como un personaje sin mucha profundidad cuyo único rasgo de personalidad se refiere a su pasado antes del apocalipsis y el resto de personajes vienen a ser también de cartón piedra, mientras que en la segunda sí se nota un trabajo un poco más esmerado en crear aristas a la personalidad de los personajes (tampoco mucho más, que era una mini de 4 números si no recuerdo mal) y la evolución psicológica del peregrino es bastante coherente para lo que suele ser Ennis en sus miniseries.
ResponderEliminar