lunes, 29 de noviembre de 2010

La ración vampírica del mes (y 2)



Ya lo dijimos aquí, así que en esta ocasión no le hemos dado demasiadas vueltas a la cabeza a la hora de titular estas líneas y optamos por repetir epígrafe... Y es que, a un par de días de que empiece el mes de diciembre, no podía faltar nuestra ya habitual tanda mensual de tebeos protagonizados por vampiros. Y, como siempre, la mayoría nos llegan con el logotipo amarillo y negro de Norma Editorial.



Empecemos por uno de los más atractivos -al menos a priori- y el más reciente de todos ellos, tanto que aunque ya está disponible en las tiendas su fecha de edición es, según los créditos del volumen, enero del año entrante. Nos referimos a Vampiros: Sable Noir, volumen que aglutina los dos tomos originales editados en Francia el año pasado y que forman parte de un proyecto multimedia que incluye relatos literarios y una adaptación a la pequeña pantalla inédita en nuestro país.

La serie televisiva Sable Noir


Pero centrémonos en el cómic en cuestión: estamos ante seis historias de 24 páginas cada una, y cada una firmada por un equipo creativo diferente a partir del texto de un escritor también distinto. Sepa el lector, eso sí, que el reclamo de Dave McKean -ya saben, el cómplice de Neil Gaiman en Mr. Punch, Casos violentos y las portadas de The Sandman- se queda en eso, en puro reclamo, pues el dibujante británico se limita a regalarnos la ilustración (impactante, eso sí) de la cubierta.



La primera historia, aunque titulada "Sangre fresca", nada tiene que ver con la película vampírica de igual título dirigida por John Landis en 1992 ni con la popular serie televisiva True Blood. Se trata de una historieta realizada a partir de un relato de Brigitte Aubert, con guión de Denis-Pierre Filippi y dibujos de Patrick Laumond: el protagonista es un periodista con reputación (buena en lo profesional, mala en lo personal) que acaba viviendo con su familia en el pueblecito costero de Sable Noir con el fin de poner en orden su vida, pero que allí se las tendrá que ver con una serie de asesinatos rituales. A la postre se trata de uno de los relatos más convencionales del libro... a pesar de un giro final que supuestamente debería sorprender pero que puede verse venir de lejos.



Mucho más interés tiene "La casa de la colina", basada en un cuento de Ann Scott y firmada por el guionista Sylvain Ricard y el dibujante Tommy Redolfi. Aunque la pertenencia de esta historia al género vampírico es discutible -más bien parece un relato de fantasmas de corte clásico, a lo Richard Matheson o M. R. James-, la cadencia narrativa y sobre todo los dibujos de Redolfi -que hace un uso magnífico del color- justifican sobradamente su lectura.



"Alizarine" también apuesta por el cóctel genérico, ya que el protagonismo recae en un boxeador que se corresponde con la figura del loser, el típico perdedor de los relatos de género negro. Quizá por ello este guión de Filippi -que repite- se ve ilustrado por Steve Lieber, al que muchos recordarán por su asociación con Greg Rucka en Whiteout y su secuela. Hay que señalar que aunque la imagen que precede a estas líneas es en blanco y negro, el resultado final cuenta con el color de Sébastien Gérard. La historia, que por cierto está basada en el cuento "La nuit éternelle" -también un título muy noir- de Colin Thibert, cuenta con la conclusión más potente del volumen.



En "Las almas asesinadas", según el cuento homónimo de Pierre Pelott, el guionista Alcante y el dibujante Matteo nos cuentan un relato en dos tiempos, ya que las pesadillas del protagonista, un hombre de mediana edad, nos llevan con él a una Edad Media oscura y deprimente acosada por una plaga de chupasangres... Es de justicia señalar que estamos ante una de las historias mejor ilustradas del libro.



Hablando de ilustraciones: el trabajo de Guillem March (Works) es el mayor atractivo de "En la piel", que apuesta por la vertiente erótica del subgénero vampírico, como no podía ser menos teniendo en cuenta la capacidad del dibujante español a la hora de retratar chicas de indudable atractivo. En esta ocasión, el guión de Philippe Thirault -según un relato de Caril Férey-, acerca de dos amigas y sus escarceos con el lado más oscuro de la noche, es lo de menos...



Finalmente, cierra el volumen "La ficción de la realidad", una historieta desarrollada a partir de un cuento del mismísimo Thierry Jonquet, el autor de Tarántula y Ad vitam aeternam y uno de los autores clave del polar o novela policíaca de nacionalidad gala. El guión firmado por Jean-Paul Krassinsky y Marc Védrines y las viñetas de Michel Durand nos llevan a conocer a un prometedor escritor -la historia arranca en el plató del mítico programa televisivo Apostrophes de Bernard Pivot- que asistirá a una fiesta muy especial...

Sable Noir, en DVD


En resumidas cuentas: un volumen que proporciona un buen rato de entretenida lectura, pero donde el interés del trabajo de los dibujantes supera por lo general a la labor de los escritores. Cabe destacar que el colofón del volumen son catorce páginas de "Making Of" repletas de fotos, sketches, diseños de personajes, cubiertas originales y algún que otro texto para explicarnos el origen del proyecto, y que redondean un volumen visualmente muy atractivo.



Mucho más interés demuestra tener finalmente Elizabeth Bathory (La condesa sangrienta), el acercamiento a este personaje histórico tristemente célebre realizado por Pascal Croci y Françoise-Sylvie Pauly, pareja sentimental y artística que ya demostraron su interés por el universo de los vampiros con su muy personal -y a nuestro parecer fascinante- Drácula, enésima aproximación a la novela original de Bram Stoker.

Drácula


Antes de entrar en materia, es conveniente recordar alguno de los aspectos más destacables de aquella adaptación de un clásico literario al que se han acercado, directa o indirectamente, otros autores de cómic como Mike Mignola (la versión en cómic del Drácula de Coppola), Doug Moench y Kelley Jones (Batman & Drácula), Hermann (Tras las huellas de Drácula) o nuestros Fernando Fernández (Drácula) y Ana Juan (Demeter). Croci y Pauly optaron en aquella ocasión por fusionar el texto de Stoker no solo con el personaje histórico que le sirviera a este de inspiración -el temible Vlad el Empalador- sino también con el de su contrapartida literaria femenina, la Carmilla de Sheridan Le Fanu, usando al mismo tiempo un recurso narrativo tan clásico como el del manuscrito encontrado... por otra parte, emparentado con la estructura epistolar de la misma novela de Stoker.

Elizabeth Bathory


Algo de eso hay en este nuevo acercamiento al subgénero del vampirismo histórico, aunque en esta ocasión le toque el turno a la tristemente célebre condesa Elizabeth Bathory, un personaje al que ya trató hace no mucho el español Raúlo Cáceres en su obra homónima, de alto contenido erótico, por no decir pornográfico, pero desde luego no carente de interés. Más refinados, el tándem formado por Croci y Pauly optan por un tratamiento más sugerente, aunque también al mismo tiempo profundamente libérrimo: desde el primer momento este Elizabeth Bathory se desarrolla como una secuela directa del anterior, retomando el uso de los diarios personales e introduciendo a un personaje como Jonathan Harker -el personaje de Drácula que funcionaba como primer alter ego del lector- a modo de engarce.



Una vez metidos en harina, los autores desarrollan en apenas medio centenar de páginas un retrato del personaje histórico, contando detalles reales de su vida pero dejando espacio para la leyenda: aquella que dice que mató a docenas de doncellas para bañarse en su sangre, con la idea de que así conseguiría la eterna juventud. Un lado oscuro el de este personaje de la nobleza cuya autenticidad todavía se debate hoy.



Merece especial atención, de nuevo, el trabajo gráfico de Croci: siempre original y a contracorriente, y aunque sin llegar a la osadía de su Drácula -donde al personaje titular realmente no se le veía en el relato-, aquí apuesta por destacar en muchas ocasiones por encima de los personajes humanos el espacio donde la historia se desarrolla, con particular relevancia a los extensos parajes nevados que ocupan bellísimas splash pages dobles.



El resultado es una obra quizás algo inferior al Drácula que firmó el mismo equipo creativo, pero que bien merece una oportunidad, por sus atrevimientos narrativos: ese uso del sueño dentro del sueño que puede repetirse ad nauseam, y que nos retrotrae a la atmósfera ominosa y onírica de muchos cuentos de Edgar Allan Poe, o esa ruptura con el tempo que supone que las propias reflexiones interiores de un personaje -con esos globos de pensamiento que ya no se usan prácticamente en el tebeo actual- sirvan a modo de narración de un pasado más o menos lejano como si el personaje no lo estuviera viviendo en ese mismo instante, sino recordando mucho tiempo después. En resumidas cuentas: hay que leerlo.



Y cómo podía faltar a esta cita mensual la nueva entrega de una de las franquicias vampíricas más rentables de los últimos años, tanto que ya ha extendido sus tentáculos pasando del noveno al séptimo arte con aquella magnífica 30 días de oscuridad dirigida por David Slade y una secuela, 30 días de oscuridad 2: Tinieblas, que aunque estrenada directamente en formato doméstico bien merece una reivindicación. Nos referimos, por supuesto, a 30 días de noche: Más allá de Barrow, publicada este mismo mes y que recoge como número 107 de la ya longeva colección terrorífica "Made in Hell" la miniserie de tres números 30 Days of Night: Beyond Barrow al completo.



Como suele ser habitual en este tipo de series que se alargan a la extenuación, el relato en cuestión no aporta nada nuevo: en esta ocasión veremos cómo Richard Denning, un multimillonario en busca de emociones fuertes, viaja junto con su familia y otros individuos a Barrow, el pueblecito de Alaska que se vio acosado tiempo atrás por vampiros primigenios, y que precisamente por eso se ha acabado convirtiendo en una suerte de atracción de feria para los espectadores más morbosos.



El mayor aliciente del volumen en cuestión lo descubrirá el lector especializado con solo observar la cubierta: efectivamente, el maestro de maestros Bill Sienkiewicz, entre cuyos muchos pupilos se cuenta -por supuesto- el mismo Ben Templesmith que tan popular se ha hecho dibujando a los vampiros creados por Steve Niles, se deja caer in person por la franquicia para demostrar por qué es uno de los ilustradores más reputados del cómic norteamericano contemporáneo.



Los lectores más veteranos del lugar recordarán el choque frontal que supuso descubrir allá por finales de los años 80 el arte de Sienkiewicz en las páginas de Los nuevos mutantes de Marvel Comics escritas por Chris Claremont. Allí, sagas como la del Oso Místico o personajes como Bala de Cañón, Mancha Solar, Illyana (alias Magik) o Warlock cobraron una fuerza inusitada de mano de aquel artista que entendía cada plancha como un lienzo donde plasmar con absoluta libertad su muy particular concepción del relato gráfico. En la misma línea llegaría más tarde, por supuesto, la que posiblemente sea su obra maestra, Elektra: Asesina, de la mano de un guionista también en sus mejores momentos: Frank Miller.



Aquí, Sienkiewicz vuelve a convertirse en principal foco de atención, y se puede -casi diríamos que se debe- disfrutar de su trabajo de forma independiente a la historia que se está contando. En efecto no es el ideal de lo que debe ser un cómic, al fin y al cabo una narración gráfica, pero es tanto el talento de este dibujante que no nos resulta difícil señalar a Más allá de Barrow como uno de los puntos álgidos, si no el que más, de la saga 30 días de noche. Y es que cualquier tebeo dibujado por Sienkiewicz se recomienda solo.



Para terminar con esta nota cambiamos de editorial, y pasamos de Norma a Planeta de Agostini Comics, actual poseedora de los derechos en España de DC Comics y, por extensión, de su línea Vertigo. Dentro de esta corriente de tebeos de género para un público adulto se encuentra American Vampire, una de las más gratas sorpresas que nos ha deparado el sello recientemente. Así parecen pensarlo los editores españoles, que han apostado por la edición en lujoso cartoné para los cinco primeros comic books de la serie, confiando en que el lector sabrá apreciar la propuesta de Scott Snyder y compañía.



Snyder, autor de un libro de relatos (Voodoo Heart) y guionista para Marvel y DC, ofrece aquí su primera creación propia... y sin duda es un autor al que habrá que seguir con atención. En cuanto a la compañía citada, se trata del dibujante brasileño Rafael Albuquerque y el mismísimo escritor Stephen King. Después de reinar como maestro del terror literario en el siglo XX y extender las ramificaciones de su influencia al cine, la televisión y el cómic, King regresa al noveno arte de la forma más humilde (e interesante) posible: por vez primera podemos leer una historieta guionizada por él mismo, que reconoce en su prólogo haberse tenido que adaptar a los nuevos tiempos después de muchos años apartado del medio como lector, aprendiendo de otros guionistas de la línea Vertigo y de su propio hijo, el también novelista Joe Hill, que ha escrito los libretos de la aplaudida Locke & Key.



El resultado es un relato que da una nueva vuelta de tuerca al género de los vampiros, con una nueva raza de chupasangres propiamente americana, que no teme caminar a la luz del sol, y potencialmente más peligrosa que la de los vampiros tradicionales. Dicha historia está contada en dos tiempos: Snyder se ocupa del relato principal, ambientado hasta el momento a mediados de los años 20, concretamente en 1925, en el Hollywood del cine silente y de estrellas como Charlie Chaplin, Douglas Fairbanks o Mary Pickford. Por su parte, King nos lleva más atrás, al far west de 1880, para contarnos mediante la figura de un escritor como el que encarnara Saul Rubinek en la oscarizada Sin perdón de Clint Eastwood el origen del personaje central del relato de Snyder.



Este no es otro que Skinner Sweet, el vampiro americano al que alude el título, un personaje carismático y letal que comparte protagonismo con Pearl Jones, una joven actriz aspirante a estrella pero que por el momento debe conformarse con breves papeles de figurante. Será la ambición de la intérprete la que la llevará al oscuro mundo del vampirismo, en un relato repleto de sorpresas, acción y diálogos construidos con oficio.



Por su parte el trabajo de Albuquerque, con el inestimable apoyo de David McCaig como colorista, es magnífico, y consigue la espectacularidad requerida en determinados momentos sin llegar nunca ser confuso ni gratuito. Y a la postre, supone el acompañamiento perfecto para los guiones de Snyder y King, dando forma a un equipo creativo que todavía tiene mucho por demostrar en esta serie, pero que por el momento no podía haber empezado con mejor pie. Lectura obligatoria para los fanáticos no ya del vampirismo, sino del terror en general. No se arrepentirán.


Título: Vampiros: Sable Noir
Autores: Varios autores (guión y dibujo)
Editorial: Norma Editorial
Fecha de edición: enero de 2011
176 páginas (color) - 24 €


Título: Elizabeth Bathory (La condesa sangrienta)
Autores: Pascal Croci & Françoise-Sylvie Pauly (guión) / Pascal Croci (dibujo)
Editorial: Norma Editorial
Fecha de edición: septiembre de 2010
80 páginas (color) - 16 €


Título: 30 días de noche: Más allá de Barrow
Autores: Steve Niles (guión) / Bill Sienkiewicz (dibujo)
Editorial: Norma Editorial
Fecha de edición: noviembre de 2010
80 páginas (color) - 10 €


Título: American Vampire (Vol. 1)
Autores: Scott Snyder & Stephen King (guión) / Rafael Albuquerque (dibujo)
Editorial: Planeta de Agostini Comics
Fecha de edición: noviembre de 2010
192 páginas (color) - 18,95 €




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