miércoles, 23 de marzo de 2011
El otro WildStorm
Cuando a un lector que conoce en mayor o menor medida qué cómics ha publicado el medio mainstream estadounidense durante el último cuarto de siglo se le menciona el sello WildStorm, enseguida piensa en historias protagonizadas por héroes hipermusculosos remedo de sus semejantes correspondientes de los universos Marvel y DC, adolescentes con superpoderes o crossovers imposibles. A estas alturas ya poco importa que bajo su mismo logotipo Alan Moore publicara las series de ABC (ya saben: Promethea, Tom Strong, Top 10, etcétera), o que Warren Ellis desarrollara allí tres de sus mejores obras: Global Frequency, The Authority y Planetary: WildStorm tenía un sambenito colgado al cuello del que nunca lograría desprenderse del todo hasta su cancelación tal y como lo conocíamos el pasado mes de diciembre.
No obstante WildStorm, como sus rivales Marvel y DC -esta última pasó a ser su propietaria a partir de 1999-, nunca dejó de intentar ofrecer productos que se salieran un tanto de la corriente dominante, con el lógico fin de diversificar todo lo posible su público lector. Estas obras, como las cabeceras principales y más emblemáticas, poco a poco nos han ido llegando en su correspondiente versión española: es el caso de los dos títulos que nos ocupan hoy, empezando por la miniserie de seis entregas Red Herring, que como suele ser su sana costumbre Norma Editorial publica en un solo volumen.
Al comienzo del álbum, una entrada del diccionario nos aclara qué es un red herring: por un lado, es un arenque curado y ahumado; por otro, y por extensión, es un elemento que distrae la atención del problema real, a partir del uso de dichos arenques para confundir el rastro a los perros de caza. Esto es, una suerte de variación del mcguffin que desarrollara el llamado Mago del Suspense en buena parte de su filmografía y que le explicara muy bien a François Truffaut durante las entrevistas que dieron lugar al libro El cine según Hitchcock.
Y es que, aunque Red Herring arranca de la posibilidad de la existencia de inteligencia alienígena a partir del célebre suceso de Roswell, los extraterrestres son una presencia muy tangencial en la trama: los verdaderos villanos son los emporios empresariales cuyos avariciosos directivos se han enriquecido con la excusa de la necesidad de presupuestos para prevenir y poder contraatacar una invasión marciana. De esta forma, el lector descubrirá toda una conspiración gubernamental al más puro estilo Expediente X de la mano de los dos personajes principales: Maggie MacGuffin -el apellido no es gratuito, como sugerimos antes-, asesora de un congresista demócrata por Florida, y a la sazón su amante secreta; y el propio Teddy Herring, apodado 'Red' por su condición de pelirrojo, un agente del gobierno decidido a destapar tamaño fraude.
Red Herring, qué duda cabe, es principalmente y ante todo un divertimento; pero un divertimento construido con oficio, escrito de acuerdo con la estructura clásica de planteamiento, nudo y desenlace, con un inicio, un final y un desarrollo entre ambos acorde con una extensión premeditada y preestablecida desde el comienzo, con una dosificación adecuada de la información, una trabajada estructura a base de flashbacks, y que prescinde de giros argumentales gratuitos cuya única finalidad suele ser alargar innecesariamente el desarrollo del relato.
Esto es mérito del guionista David Tischman, que también demostró su talento para mezclar géneros -allí, el noir con el terror o los superhéroes- coescribiendo junto al gran Howard Chaykin Angel y el mono o la muy divertida Bite Club para Vertigo. Junto a él, a los lápices, un muy adecuado Philip Bond, cómplice habitual de Grant Morrison en Mata a tu novio, Los Invisibles y Vimanarama y de Peter Milligan en X-Statix y Vertigo Pop!, y del que también pudimos disfrutar el Hellblazer Especial: Mala sangre. La conjunción de ambos, junto al entintador David Hahn -precisamente, el responsable del dibujo de Bite Club-, dan como resultado un álbum que se lee y se disfruta como un episodio piloto de una hipotética serie televisiva -o de cómic, tanto da-, que por lo visto nunca llegó a hacerse, pero que de existir no nos habría importado no perdernos.
Por su parte, y también editada por Norma el pasado mes de enero, Un dios entre nosotros supone la enésima revisitación de un tema sobre el que se ha vuelto continuamente desde que Alan Moore y Dave Gibbons concibieran Watchmen: el reflejo de qué supondría la existencia real de un ser todopoderoso en un marco espacial y temporal concreto y verdadero. Como verán, nada nuevo bajo el sol, si bien esta novela gráfica supone un acercamiento a dicha temática suficientemente bien realizado como para merecer ser leído.
El mérito, en esta ocasión claramente compartido, es del guionista John Arcudi y del dibujante Peter Snejbjerg... Al primero lo descubrimos como guionista en series de Dark Horse, por lo general simplemente correctas pero que saciaban el apetito del fan irredento, que explotaban éxitos cinematográficos del cine fantástico de los años 80 como Aliens, Depredador, Terminator o RoboCop; luego realizaría una sugerente etapa de Gen 13 para WildStorm, y finalmente se le vincularía particularmente a AIPD, el spin off del Hellboy de Mike Mignola. Por su parte, el dibujante danés ha realizado la mayor parte de su carrera para DC Comics, interviniendo en cabeceras tan variadas como Animal Man, Hellblazer, Starman, The Dreaming o Los Libros de la Magia, si bien más recientemente ha participado de modo fugaz sustituyendo al titular Darick Robertson en los The Boys de Garth Ennis.
En Un dios entre nosotros, Arcudi y Snejbjerg nos cuentan la historia de Eric Forster, un individuo normal y corriente cuyo principal proyecto vital es convertirse en socio de su hermano Hugh, su cuñada Alma y su mejor amigo Sam para adquirir entre todos una embarcación con la que navegar durante los fines de semana. Pero justamente la noche antes de adquirir dicho navío algo que cae del cielo y que provoca una gran explosión en su barrio, y en la que mueren un gran número de personas, le concede superpoderes excepcionales, como la capacidad de volar, la invulnerabilidad... y, probablemente, también la inmortalidad.
Como puede verse, la premisa no es precisamente original, pero el relato presenta algunos aspectos particulares que le confieren un interés considerable: para empezar hay que destacar la construcción del relato, que como en el caso de Red Herring emplea continuos viajes al pasado de los protagonistas, constuyendo así unos personajes verosímiles y con aristas, particularmente a partir de los años en los que todos ellos eran estudiantes universitarios y tenían sueños que todavía creían firmemente que se acabarían cumpliendo... Algo que con el paso del tiempo se demostrará que no es así.
En este último rasgo radica otro de los aciertos de la obra: Arcudi no teme llevar a cabo una visión particularmente pesimista y descreída de la condición humana, y el poder supremo que adquiere el personaje principal acaba por corromperlo... si bien se sugiere también que muy bien podría estar en lo cierto y que su nueva condición de ser divino le hace ver lo insignificantes que verdaderamente son los seres humanos. Así, en su tercio final, Un dios entre nosotros se caracteriza por una indisimulada amargura que viene de la mano de una violencia explícita particularmente dolorosa y no muy habitual en la historieta mainstream estadounidense.
Todos estos elementos acaban por cohesionarse con acierto, y aunque como ya comentábamos hace unas líneas no aporte nada nuevo al género, esta Un dios entre nosotros es una novela gráfica que se lee con agrado... así como con pizca de agradecible y emotiva melancolía por aquellos tiempos en los que todavía podíamos confiar en los superhéroes.
Título: Red Herring
Autores: David Tischman (guión) / Philip Bond (dibujo)
Editorial: Norma Editorial
Fecha de edición: enero de 2011
144 páginas (color) - 17 €
Título: Un dios entre nosotros
Autores: John Arcudi (guión) / Peter Snejbjerg (dibujo)
Editorial: Norma Editorial
Fecha de edición: enero de 2011
200 páginas (color) - 20 €
Gracias por la reseña. Dudaba si pillarme Red Herring pero finalmente creo que me haré con él.
ResponderEliminarSaludos!