El cine, concretamente el fantástico, ha perdido a uno de sus actores de reparto más destacados: el pasado jueves nos dejaba, antes de cumplir los 94 años de edad, el actor Michael Gough, recordado por su imponente presencia física y por su poderosa voz, que los amantes de la versión original nunca olvidaremos.
Aunque de origen malayo, a Michael Gough siempre se le recordará como un habitual del cine británico, concretamente de las películas de terror. Dentro de esta filmografía, la inglesa, Gough debutó en 1948 con tres largometrajes: la Ana Karenina de Julien Duvivier, con Vivien Leigh encarnando a la heroína romántica de Tolstoi, y dos filmes protagonizados por Stewart Granger: La mansión de los Fury y Matrimonio de estado.
A lo largo de la década de los 50, y como haría a lo largo de toda su carrera, alternó cine y televisión, y se le pudo ver junto a Alec Guinness en El hombre vestido de blanco y Un genio anda suelto, dos de las producciones más emblemáticas de la factoría Ealing dirigidas respectivamente por Alexander Mackendrick y Ronald Neame, así como -aquí en un breve cometido- en el Ricardo III de Laurence Olivier y en Emboscada nocturna, dirigido por la pareja Michael Powell & Emeric Pressburger. Pero si hubo una película en aquella década determinante para el devenir profesional del intérprete, así como del cine de terror en general, esa fue sin duda alguna Drácula, primer acercamiento a la novela de Bram Stoker por parte del gran Terence Fisher para la Hammer Films; en esta cinta protagonizada por los inolvidables Christopher Lee y Peter Cushing, Gough encarnó al doctor Arthur Holmwood.
Gough repitió con Fisher en su adaptación de El fantasma de la ópera de Gaston Leroux, y participó en otras producciones del género como La maldición de la calavera de Freddie Francis, La maldición del altar rojo de Vernon Sewell y la soberbia La leyenda de la casa del infierno, donde encarnó en una sola secuencia (y sin acreditar) al temible Emeric Belasco creado por Richard Matheson en una de sus mejores novelas de terror. Al mismo tiempo, demostró su versatilidad participando de la mano de conocidos realizadores en títulos como Mujeres enamoradas y El mesías salvaje del controvertido Ken Russell, Paseo por el amor y la muerte del inimitable John Huston, El mensajero de Joseph Losey o Los niños del Brasil de Franklyn J. Schaffner, según el best seller de Ira Levin.
Ya en los años 80 se dejó ver en la reivindicable Veneno (formando parte de un reparto tan ecléctico como compacto formado por Klaus Kinski, Oliver Reed, Nicol Williamson, Sarah Miles, Sterling Hayden y Susan George), La sombra del actor del también fallecido recientemente Peter Yates, la divertida comedia Top Secret -donde coincidió con Peter Cushing-, El cuarto protocolo o La serpiente y el arcoiris, cinta con la que volvió al terror en un relato sobre el universo del vudú dirigido por Wes Craven. Fue en esta década también que demostró su amplitud de registros trabajando al unísono en una producción mainstream como Memorias de África y en un pequeño film independiente como el Caravaggio de Derek Jarman.
Fue precisamente al final de esta década que Gough encarnó un papel que volvería a popularizar su rostro entre la cinefilia más joven: Tim Burton, admirador desde siempre del horror gótico de la Hammer, lo recuperó como el mayordomo Alfred de su Batman... un rol que volvería a interpretar en Batman vuelve, Batman forever y Batman y Robin, sobreviviendo -al igual que el también fallecido Pat Hingle como el comisario Gordon- al cambio de Burton por Joel Schumacher y a los distintos actores (Michael Keaton, Val Kilmer, George Clooney) que encarnaron al Hombre Murciélago. Pese a ello, en el nuevo Batman de Christopher Nolan el papel de fiel compañero y mentor de Bruce Wayne acabaría en las manos de su compatriota Michael Caine.
Durante los años 90 también le pudimos ver en La edad de la inocencia, una de las obras maestras indiscutibles de Martin Scorsese, si bien fue de nuevo Tim Burton quien le dio su último papel -de cuerpo presente- en la gran pantalla: en Sleepy Hollow, de facto un homenaje a la atmósfera gótica de la Hammer, coincidió de nuevo (aunque sin compartir ningún plano) con el emblemático Christopher Lee. Y señalamos lo de "de cuerpo presente" porque Burton también contó con su portentosa voz para La novia cadáver y para su Alicia en el País de las Maravillas, donde poniendo voz al pájaro Dodo Gough se despedía, ya definitivamente, del cine.
Michael Gough nació en 23 de noviembre de 1917 en Kuala Lumpur, Malasia, y falleció en 17 de marzo de 2011. Tenía por tanto 93 años. Descanse en paz.
Grandísima pérdida, y ya llevamos unas cuantas últimamente, un saludo.
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