Otro mes que llega a su fin, y como siempre es momento de hacer balance de los mejores cómics leídos a lo largo de su desarrollo. A continuación, en orden alfabético, el Comic Top 5 de este mes de agosto:
1.- Conan el mercenario
Roy Thomas & Esteban Maroto (Planeta)
2.- El horror de Collier County
Rich Tommaso (La Cúpula)
3.- Las puertitas del señor López
Carlos Trillo & Horacio Altuna (Planeta)
4.- Soy una matagigantes
Joe Kelly & J. M. Ken Niimura (Norma)
5.- Valentina (Vol. 2)
Guido Crepax (Norma)
lunes, 31 de agosto de 2009
domingo, 30 de agosto de 2009
Felices cumpleaños: el dibujante y la camarera
Hoy 30 de agosto el genio de la historieta francesa Jacques Tardi cumple 63 años. Felicidades, maestro. Y no dejen de aprovechar el domingo para leer algunos de sus álbumes (los correspondientes enlaces, al final de esta nota).
También cumple años -los mismos, además; ambos nacieron en 1946- Peggy Lipton, de lejos nuestra camarera favorita de todos los tiempos: ella fue Norma Jennings en Twin Peaks. Quizá Tardi se pase por el RR a tomar un café y una ración de la tarta de cerezas favorita del agente Cooper para celebrarlo...
Como homenaje a esta actriz de carrera discreta en la actualidad -la vimos en tres episodios de Alias-, que estuvo casada durante década y media con el músico Quincy Jones y que se sabe mantuvo una relación sentimental con el mismísimo Elvis Presley, publicamos a continuación un par de fotografías de su esplendorosa juventud, cuando dio vida a Julie Barnes en los más de cien episodios de The Mod Squad ( serie luego llevada al cine en un film mediocre donde Claire Danes interpretó al mismo personaje)...
(+) Previously on Abandonad toda esperanza, Jacques Tardi:
- Calle de la Estación, 120
- El secreto del estrangulador
- La guerra de las trincheras (1914-1918)
- Niebla en el puente de Tolbiac
- Una resaca de cuidado
También cumple años -los mismos, además; ambos nacieron en 1946- Peggy Lipton, de lejos nuestra camarera favorita de todos los tiempos: ella fue Norma Jennings en Twin Peaks. Quizá Tardi se pase por el RR a tomar un café y una ración de la tarta de cerezas favorita del agente Cooper para celebrarlo...
Como homenaje a esta actriz de carrera discreta en la actualidad -la vimos en tres episodios de Alias-, que estuvo casada durante década y media con el músico Quincy Jones y que se sabe mantuvo una relación sentimental con el mismísimo Elvis Presley, publicamos a continuación un par de fotografías de su esplendorosa juventud, cuando dio vida a Julie Barnes en los más de cien episodios de The Mod Squad ( serie luego llevada al cine en un film mediocre donde Claire Danes interpretó al mismo personaje)...
(+) Previously on Abandonad toda esperanza, Jacques Tardi:
- Calle de la Estación, 120
- El secreto del estrangulador
- La guerra de las trincheras (1914-1918)
- Niebla en el puente de Tolbiac
- Una resaca de cuidado
sábado, 29 de agosto de 2009
Las recomendaciones del sábado
Cómic:
VAQUERO
Jordi Pastor
(Ponent Mon, 2009)
El brasileño Felipe se gana la vida como puede ejerciendo de estatua viviente en una Barcelona marcada por la inmigración, el sexo de pago y las mafias del este; su existencia se complicará cuando se haga con una pistola que encuentra junto a un cadáver en un callejón oscuro... Jordi Pastor, que ya convenció con Encuentro, vuelve a convertirse en cronista de la Ciudad Condal con este relato que reivindica desde su concepción al acabado gráfico tanto la figura del perdedor como la literatura de quiosco. Ojo al cameo de Jazz Maynard, el trompetista ladrón de Roger y Raule, este último autor del prólogo.
Libro:
NATURALEZA MUERTA
Louise Penny
(La Factoría de Ideas, 2009)
Lo que parecía iba a ser un día más de la plácida cotidianidad de Three Pines se transforma en una jornada muy particular cuando una de las habitantes del pueblo es hallada muerta en mitad del bosque; el encargado de investigar el caso será el inspector jefe de la policía de Quebec Armand Gamache... Con esta novela se inaugura el ciclo novelístico ambientado en la localidad de Three Pines que le ha valido a su autora, la canadiense Louise Penny, ser comparada con Agatha Christie, y a su personaje central con el mismísimo Hercule Poirot. Para fanáticos de la novela enigma.
(De: El Periódico de Villena, n.º 193, 28-VIII-2009).
viernes, 28 de agosto de 2009
La cartelera da miedo
... y por dos razones: primero, porque la oferta no es -como ocurre todos los veranos- demasiado atractiva. Y por otro, porque hay un par de películas de terror que quizá satisfagan a los fanáticos del género.
Nos referimos, claro a la discreta Exorcismo en Connecticut y a la mucho más interesante Arrástrame al infierno. A ambas dedicamos la columna de Abandonad toda esperanza de hoy:
Qué horror
Nos referimos, claro a la discreta Exorcismo en Connecticut y a la mucho más interesante Arrástrame al infierno. A ambas dedicamos la columna de Abandonad toda esperanza de hoy:
Qué horror
jueves, 27 de agosto de 2009
La guita, vil metal
“Los argentinos no son buenos ni malos: son incorregibles.”
- Jorge Luis Borges
La guita, vil metal
Nueve reinas: Argentina, hoy
En Cinefilia, última novela hasta la fecha de Álvaro del Amo, se contempla la posibilidad de que exista una prodigiosa máquina que permite cambiar los finales de las películas. Dicho artefacto, aunque ficticio, tiene por descontado una base real: ¿Acaso no ejercen la misma función los pases previos al estreno de la película que llevan a cabo en Hollywood, con el fin de acercar todo lo posible el resultado final a la demanda del público?
Aunque desde aquí defendemos la voluntad del director como última palabra sobre el montaje final del film, nadie nos puede prohibir fantasear con dicha posibilidad. Recientemente nos ocurrió con Nueve reinas, el éxito sorpresa del cine argentino hasta que El hijo de la novia (Juan José Campanella, 2001; de nuevo con Ricardo Darín encabezando el reparto) le arrebató el puesto en el podio.
Una vez finalizada la cinta, debut en la dirección del argentino Fabián Bielinsky -hasta ahora director de segunda unidad en varios films, así como co-guionista de La sonámbula (Fernando Spiner, 1998)-, el que esto suscribe no pudo menos que desear tener a mano dicho artilugio para cambiar la conclusión de la trama. Y no se trataría de un cambio drástico: solo con eliminar los dos últimos minutos de la acción, la película nos parecería digna de considerarse una obra maestra. Tal como está, se queda en excelente. Que no es poco, de todas maneras.
Nueve reinas remite inevitablemente, ya desde el comienzo, a filmes protagonizados por hábiles timadores, maestros de la farsa que hacen de su arte una forma de vida. La referencia más socorrida es, por supuesto, El golpe (George Roy Hill, 1973); pero también cabría citar otros títulos de Mankiewicz, como Mujeres en Venecia (1967), El día de los tramposos (1970) o La huella (1972). En la cinta de Bielinsky, Marcos (Darín, simplemente magistral) y Juan (un soberbio Gastón Pauls), dos delincuentes de poca monta que se conocen en un "Abierto 24 horas", recuerdan a las memorables parejas George Harrison-Cliff Robertson, Paul Newman-Robert Redford, Henry Fonda-Kirk Douglas y Laurence Olivier-Michael Caine de los citados filmes.
Pero pese a que dichos antecedentes son más que honorables, y dada la situación que Argentina vive actualmente, el espectador tiene la esperanza de que la historia discurra por vericuetos más originales y, sobre todo, más personales: en este caso, un retrato costumbrista de la sociedad actual de aquel país, donde la estafa es moneda de cambio incluso (nótese la ironía del subrayado) en los estratos más altos de la sociedad y la política. Ese es el camino que parecen indicar algunos pasajes del guión ("Fabricado en Grecia... Este país se va a la mierda", afirma tajantemente Marcos tras leer el envoltorio de una chocolatina robada), así como los personajes secundarios y los ambientes que sirven de escenario a las correrías de estos dos chantas porteños.
La trama del film comienza pronto a girar en torno a unos moldes de sellos rarísimos, las nueve reinas del título, de considerable valor pecuniario, y que -como dijo un crítico tras el estreno de Sangre y vino (Bob Rafelson, 1997)- consiguen que personas de lo más corriente se comporten como personajes escapados de El halcón maltés.
Más avanzada la historia, con la aparición de Vidal Gandolfo -un nombre de marcada resonancia caricaturesca-, un multimillonario gallego inmerso en negocios más que turbios (espléndida la presencia de la trituradora de papel, mientras un especialista comprueba la autenticidad de las placas) que adora Argentina porque allí la gente "está predispuesta para los negocios", tal idea se refuerza: la condición de español, de extranjero, del personaje no es ni mucho menos casual.
La película avanza hacia el final repleta de giros más o menos inesperados... Pero como en tantas ocasiones que los artífices del film esperan sorprender a toda costa, el tiro les sale por la culata: el espectador más avezado se pone de inmediato a la defensiva, y descubre no solo los trucos que la trama esconde, sino algunos que ni siquiera existen. Véase al respecto el reciente caso de Los otros (Alejandro Amenábar, 2001), donde la supuesta sorpresa resulta harto previsible, si bien, por otra parte, y como sucede con la película que ahora nos ocupa, este hecho no consigue empañar del todo las múltiples virtudes del logro final.
Así pues, y volviendo a lo dicho al principio, las secuencias en las que Marcos intenta cobrar el cheque en el banco reventado por los directivos (magnífica resolución, que sigue en la línea de la que parecía la intención inicial de Bielinsky) y un Juan desengañado y derrotado desciende al Infierno a través de la entrada al metro habrían sido un espléndido punto y final, más que coherente con la sociedad que (mal)vive en la Argentina contemporánea.
Pero el último giro, previsible precisamente por querer resultar tan sorprendente, limita las posibilidades de la historia, y reduce momentos anteriores repletos de significado -la bajeza moral de Marcos al someter a su hermana Valeria (Leticia Brédice) a los deseos del mafioso español; el desengaño de Juan ante la elección del niño vagabundo, que prefiere el billete antes que el cochecito de juguete; etc.- a casi nada. Así lo demuestra el empleo de la canción de Rita Pavone en los títulos de crédito finales: un chiste (inteligente, sutil... pero un chiste al fin y al cabo), que remite a un elemento en apariencia secundario, pero que se descubre como una falla de realidad -la canción que Juan no consigue, realmente, recordar- entre tanto teatro, como se suele decir por acá.
Con todo, la película atesora otros elementos de interés, de los cuales el más relevante es el trabajo de Bielinsky tras las cámaras, que no denota los efectismos habituales en el debutante que intenta demostrar por encima de todo que "sabe dirigir" una película, y que se somete a lo mejor de la función (las interpretaciones de la pareja protagonista y los diálogos, en muchas ocasiones soberbios) haciendo gala de un estilo sobrio, elegante, sin excesos exhibicionistas, y apenas subrayado por una partitura musical sin estridencias.
Ahora solo cabe esperar los próximos trabajos del realizador argentino, para comprobar si estamos ante un autor con personalidad, o simplemente ante un sosias argentino de David Mamet, de cuyos films Casa de juegos (1987) y La trama (1997) la película de Bielinsky parece a veces un remake... Un remake magnífico, bien es cierto, pero que pudo trascender esa condición, y convertirse por su retrato de la Argentina de hoy, en algo a todas luces superior a los originales del dramaturgo norteamericano. Lamentablemente, prefirió ser un perfecto mecanismo de relojería antes que un crispado trozo de Realidad.
(Recuperamos este texto que fue publicado por vez primera en el fanzine 5... y ¡acción!, n.º 5, San Vicente del Raspeig, Cine-Club Première, 2002, pp. 13-14. Lamentablemente, el fallecimiento prematuro de Fabián Bielinsky, que solo podría rodar una película más -la estupenda El aura-, echó por tierra las promesas de una más que interesante obra por venir.)
- Jorge Luis Borges
La guita, vil metal
Nueve reinas: Argentina, hoy
En Cinefilia, última novela hasta la fecha de Álvaro del Amo, se contempla la posibilidad de que exista una prodigiosa máquina que permite cambiar los finales de las películas. Dicho artefacto, aunque ficticio, tiene por descontado una base real: ¿Acaso no ejercen la misma función los pases previos al estreno de la película que llevan a cabo en Hollywood, con el fin de acercar todo lo posible el resultado final a la demanda del público?
Aunque desde aquí defendemos la voluntad del director como última palabra sobre el montaje final del film, nadie nos puede prohibir fantasear con dicha posibilidad. Recientemente nos ocurrió con Nueve reinas, el éxito sorpresa del cine argentino hasta que El hijo de la novia (Juan José Campanella, 2001; de nuevo con Ricardo Darín encabezando el reparto) le arrebató el puesto en el podio.
Una vez finalizada la cinta, debut en la dirección del argentino Fabián Bielinsky -hasta ahora director de segunda unidad en varios films, así como co-guionista de La sonámbula (Fernando Spiner, 1998)-, el que esto suscribe no pudo menos que desear tener a mano dicho artilugio para cambiar la conclusión de la trama. Y no se trataría de un cambio drástico: solo con eliminar los dos últimos minutos de la acción, la película nos parecería digna de considerarse una obra maestra. Tal como está, se queda en excelente. Que no es poco, de todas maneras.
Nueve reinas remite inevitablemente, ya desde el comienzo, a filmes protagonizados por hábiles timadores, maestros de la farsa que hacen de su arte una forma de vida. La referencia más socorrida es, por supuesto, El golpe (George Roy Hill, 1973); pero también cabría citar otros títulos de Mankiewicz, como Mujeres en Venecia (1967), El día de los tramposos (1970) o La huella (1972). En la cinta de Bielinsky, Marcos (Darín, simplemente magistral) y Juan (un soberbio Gastón Pauls), dos delincuentes de poca monta que se conocen en un "Abierto 24 horas", recuerdan a las memorables parejas George Harrison-Cliff Robertson, Paul Newman-Robert Redford, Henry Fonda-Kirk Douglas y Laurence Olivier-Michael Caine de los citados filmes.
Pero pese a que dichos antecedentes son más que honorables, y dada la situación que Argentina vive actualmente, el espectador tiene la esperanza de que la historia discurra por vericuetos más originales y, sobre todo, más personales: en este caso, un retrato costumbrista de la sociedad actual de aquel país, donde la estafa es moneda de cambio incluso (nótese la ironía del subrayado) en los estratos más altos de la sociedad y la política. Ese es el camino que parecen indicar algunos pasajes del guión ("Fabricado en Grecia... Este país se va a la mierda", afirma tajantemente Marcos tras leer el envoltorio de una chocolatina robada), así como los personajes secundarios y los ambientes que sirven de escenario a las correrías de estos dos chantas porteños.
La trama del film comienza pronto a girar en torno a unos moldes de sellos rarísimos, las nueve reinas del título, de considerable valor pecuniario, y que -como dijo un crítico tras el estreno de Sangre y vino (Bob Rafelson, 1997)- consiguen que personas de lo más corriente se comporten como personajes escapados de El halcón maltés.
Más avanzada la historia, con la aparición de Vidal Gandolfo -un nombre de marcada resonancia caricaturesca-, un multimillonario gallego inmerso en negocios más que turbios (espléndida la presencia de la trituradora de papel, mientras un especialista comprueba la autenticidad de las placas) que adora Argentina porque allí la gente "está predispuesta para los negocios", tal idea se refuerza: la condición de español, de extranjero, del personaje no es ni mucho menos casual.
La película avanza hacia el final repleta de giros más o menos inesperados... Pero como en tantas ocasiones que los artífices del film esperan sorprender a toda costa, el tiro les sale por la culata: el espectador más avezado se pone de inmediato a la defensiva, y descubre no solo los trucos que la trama esconde, sino algunos que ni siquiera existen. Véase al respecto el reciente caso de Los otros (Alejandro Amenábar, 2001), donde la supuesta sorpresa resulta harto previsible, si bien, por otra parte, y como sucede con la película que ahora nos ocupa, este hecho no consigue empañar del todo las múltiples virtudes del logro final.
Así pues, y volviendo a lo dicho al principio, las secuencias en las que Marcos intenta cobrar el cheque en el banco reventado por los directivos (magnífica resolución, que sigue en la línea de la que parecía la intención inicial de Bielinsky) y un Juan desengañado y derrotado desciende al Infierno a través de la entrada al metro habrían sido un espléndido punto y final, más que coherente con la sociedad que (mal)vive en la Argentina contemporánea.
Pero el último giro, previsible precisamente por querer resultar tan sorprendente, limita las posibilidades de la historia, y reduce momentos anteriores repletos de significado -la bajeza moral de Marcos al someter a su hermana Valeria (Leticia Brédice) a los deseos del mafioso español; el desengaño de Juan ante la elección del niño vagabundo, que prefiere el billete antes que el cochecito de juguete; etc.- a casi nada. Así lo demuestra el empleo de la canción de Rita Pavone en los títulos de crédito finales: un chiste (inteligente, sutil... pero un chiste al fin y al cabo), que remite a un elemento en apariencia secundario, pero que se descubre como una falla de realidad -la canción que Juan no consigue, realmente, recordar- entre tanto teatro, como se suele decir por acá.
Con todo, la película atesora otros elementos de interés, de los cuales el más relevante es el trabajo de Bielinsky tras las cámaras, que no denota los efectismos habituales en el debutante que intenta demostrar por encima de todo que "sabe dirigir" una película, y que se somete a lo mejor de la función (las interpretaciones de la pareja protagonista y los diálogos, en muchas ocasiones soberbios) haciendo gala de un estilo sobrio, elegante, sin excesos exhibicionistas, y apenas subrayado por una partitura musical sin estridencias.
Ahora solo cabe esperar los próximos trabajos del realizador argentino, para comprobar si estamos ante un autor con personalidad, o simplemente ante un sosias argentino de David Mamet, de cuyos films Casa de juegos (1987) y La trama (1997) la película de Bielinsky parece a veces un remake... Un remake magnífico, bien es cierto, pero que pudo trascender esa condición, y convertirse por su retrato de la Argentina de hoy, en algo a todas luces superior a los originales del dramaturgo norteamericano. Lamentablemente, prefirió ser un perfecto mecanismo de relojería antes que un crispado trozo de Realidad.
(Recuperamos este texto que fue publicado por vez primera en el fanzine 5... y ¡acción!, n.º 5, San Vicente del Raspeig, Cine-Club Première, 2002, pp. 13-14. Lamentablemente, el fallecimiento prematuro de Fabián Bielinsky, que solo podría rodar una película más -la estupenda El aura-, echó por tierra las promesas de una más que interesante obra por venir.)
miércoles, 26 de agosto de 2009
Valentina: V.R.-26 contra los robots multiformes del espacio exterior
Más de un año hemos tenido que esperar, desde la aparición del primer volumen, para volver a disfrutar de las peripecias de la Valentina de Guido Crepax de la mano de Norma Editorial en unos volúmenes en tapa dura llamados a suponer uno de los hitos de la edición española de cómics actual.
Añadir algo novedoso respecto de lo que dijimos la vez anterior resulta arduo, pues la mayoría de apuntes y logros de la serie ya estaban presentes en ese volumen fundacional, sobre todo en lo referente a las influencias artísticas de Crepax que hacen de Valentina una clara hija de su tiempo: los referentes a la pintura, el cine, la literatura o la música ya estaban allí. Aquí el autor milanés sigue sin hacer ascos a la fusión intercultural por encima de cualquier prejuicio esnob: aquí se dan la mano La lección de anatomía de Rembrandt y las portadas de vinilos y revistas de moda, el psicoanálisis de Freud y las teorías de Jung con la literatura pulp y juvenil (recuerden el relato "Los subterráneos", publicado en el primer volumen y referencia continua de las aventuras de esta entrega). Y es que los 60 fueron los años de la consolidación del cine de la Nouvelle Vague con Godard a la cabeza, pero también los de la modelo Twiggy y el Swinging London, los de Blow Up de Michelangelo Antonioni -cuyo protagonista, al igual que la propia Valentina, es fotógrafo de moda- y Dos en la carretera de Stanley Donen.
Sí hay que tener en cuenta que a estos elementos de resonancia se suma ahora, de forma más diáfana, las afluencias del cómic, con homenajes explícitos a Krazy Cat de George Herriman y Dick Tracy de Chester Gould. Recuérdese que en 1964, tres años antes de la publicación del primer relato incluido aquí, Umberto Eco publicaba una obra capital en el proceso de reivindicación de la historieta como un arte adulto: Apocalípticos e integrados.
Por lo demás, hay que señalar que conforme evoluciona la serie Crepax, por un lado, toma las riendas de su creación cada vez con más determinación y articula un relato mucho más cohesionado: las seis historias incluidas en este segundo tomo -"La fuerza de gravedad", "Valentina con botas", "Marianna va a la montaña", "El niño de Valentina", "Manuscrito" y "Un poco loco"- ya funcionan como una suerte de capítulos de un mismo relato unificador. Por otro lado, el autor que adaptó clásicos de la literatura erótica como Historia de 0 o La Venus de las pieles ya introduce de facto todo ese imaginario del sadomasoquismo y la sumisión que han hecho de Valentina Rosselli un icono sexual de la cultura del siglo XX... algo agradecible siempre que no olvidemos que Valentina es mucho más que eso.
Así, en este volumen el lector encontrará un relato fantástico al más puro estilo de la ciencia ficción pulp, con robots multiformes que como los ladrones de cuerpos de Jack Finney (y Don Siegel y el resto de adaptadores al cine) pueden tomar cualquier forma, lo que permite a Crepax incidir en su fascinación por el tema del doppelgänger (la idea de "el doble", según Otto Rank) desde la primera historia, "La fuerza de gravedad", donde encontramos a Valentina recluida en un hospital psiquiátrico.
Por supuesto, Valentina sigue haciendo gala del onirismo que comentamos respecto del primer volumen: la influencia de las teorías de Sigmund Freud es capital, y el resultado, donde se confunde realidad y sueño, el mundo tangible y la fantasía, remitirá también a los cinéfagos al cine más alucinógeno y surrealista de realizadores de culto como Jean Rollin o nuestro Jesús Franco.
Por lo demás, solo queda destacar que Valentina sigue haciendo gala de una libertad plástica absolutamente arrolladora, con páginas que van de la splash page de una única viñeta -aunque siempre plagada de elementos dispares, eso sí- a planchas repletas de ellas (¡hasta 30 en una sola página!), y en donde se aprecia el peso que dejó las labores de Guido Crepax en otras disciplinas, como la arquitectura (que estudió durante su juventud) o la publicidad.
¿Qué más podemos añadir al respecto? Pues solamente subrayar que estamos ante una obra maestra del tebeo europeo absolutamente imprescindible, y que para hacer más llevadera la espera hasta que se publique el tercer volumen vamos a leer las adaptaciones literarias de Crepax publicadas por Evergreen... aunque sea en inglés. Y a ver si alguna distribuidora de DVD patria se anima a editar en España la película de culto Baba Yaga -adaptación del cómic pese a que el título pueda despistar- o la serie televisiva de finales de los 80 Valentina, con la fugaz sex symbol Demetra Hampton como la inmortal creación de Guido Crepax.
Título: Valentina (Vol. 2)
Autor: Guido Crepax (guión y dibujo)
Editorial: Norma Editorial
Fecha de edición: agosto de 2009
248 pp. (b/n) - 20 €
[Fotografías: Blow Up, Necronomicon de Jesús Franco, Demetra Hampton como Valentina.]
martes, 25 de agosto de 2009
Bodrios que hay que ver: El blog invitado (y 2)
Una semana más no nos encontramos en disposición de comentar ningún bodrio: tenemos el ordenador absolutamente KO, y esta entrada fue programada con años de antelación. Guau, como Regreso al futuro pero al revés...
Así pues, aprovechamos como ya hicimos con Aquí vale todo para recomendarles uno de nuestros blogs de cabecera: Cine de medianoche. Ojo, no solo comenta engendros y pueden encontrar más de una película que valga la pena de verdad... pero el cine más chusco gana por goleada. No se lo pierdan, que bien vale una visita de vez en cuando.
Y la ilustración de cabecera, toda una declaración de principios...
Así pues, aprovechamos como ya hicimos con Aquí vale todo para recomendarles uno de nuestros blogs de cabecera: Cine de medianoche. Ojo, no solo comenta engendros y pueden encontrar más de una película que valga la pena de verdad... pero el cine más chusco gana por goleada. No se lo pierdan, que bien vale una visita de vez en cuando.
Y la ilustración de cabecera, toda una declaración de principios...
lunes, 24 de agosto de 2009
Septiembre: Novedades La Cúpula
La editorial La Cúpula anuncia que ya están a la venta las novedades del próximo mes de septiembre, de las cuales queremos destacar las cuatro primeras ediciones:
- Rosalie Blum (Vol. 1: Una sensación conocida)
Camille Jourdy
132 pp. (color) - 18 €
Sinopsis: Una sensación conocida abre la trilogía en que Camille Jourdy realiza una crónica sobre los depresivos de provincias. En un pequeño y aburrido pueblo viven Vincent, un peluquero de treinta años que aún no ha conseguido cortar el cordón umbilical que le une a su excéntrica madre; Rosalie, una mujer que intenta ahogar su oscuro pasado a través del whisky; y Aude, que se deja arrastrar por la vida. La vida monótona de Vincent se verá perturbada por un encuentro que le generará una vaga e imprecisa reminiscencia de algo o alguien pasado y que derivará en obsesión. El detonante es la aparición de una mujer, Rosalie, que parece llevar una vida tan aburrida como la de Vincent. ¿Ayudará este encuentro a que Vincent supere sus demonios?
- Huesos y tornillos
Man
108 pp. (b/n) - 12 €
Sinopsis: Dos mil años en el futuro. El ser humano prácticamente se ha extinguido, desterrado del mundo por los sofisticados androides que él mismo creó para su servicio. Nostálgicas de la carne, las máquinas han aprendido a cosechar sucedáneos, hembras jóvenes criadas en laboratorio y destinadas al uso y consumo de aquellos poderosos que pueden permitírselo. Pero esos humanos prefabricados generan una bacteria que destruye cualquier material no orgánico, poniendo así en peligro la continuidad de la vida androide. Los efectos de la enfermedad sólo pueden atenuarse descargando sus sistemas mediante la fricción. O sea, follando. Bienvenidos a un futuro de muerte, corrupción y vicio. Sobre todo vicio.
- Los chulos pasan pero las hermanas quedan
Sebas Martín
132 pp. (b/n) - 12 €
Sinopsis: Salvador y sus amigos se adentran en la madurez. En el caso de Salvador ésta es solitaria ya que no consigue encontrar el amor y por esta razón se convierte en un asiduo de una página web para encontrar pareja. Los cambios que están experimentado sus familiares y círculos de amigos acentúan su sensación de estancamiento: a su hermana le toca un crucero, una pareja de amigos planea adoptar un hijo... Todo llega a su clímax en una reunión de amigos en una casa de la Costa Brava, a la que también asiste un famoso presentador de televisión. Desgraciado en el amor, Salvador se refugia entre sus amigos, porque ya se sabe que los chulos pasan pero las hermanas quedan.
- Fuzztoons: The Masters Cut (Vol. 2)
Patrick Frisch
132 pp. (b/n) - 12 €
Comentario: Recopilación del resto de material anterior a Word of Fuzztoons. Más bocetos, ilustraciones y una extensa biografía del terrorista gráfico que perpetra esto. Incluye esta vez: Chocoklingons, Gran Pizto y Malukin Chukin.
Las novedades se completan con la reedición de ¡Oh genio! (El hechizo de Shabbar) de Ralf König y el número 215 de Kiss Comix.
- Rosalie Blum (Vol. 1: Una sensación conocida)
Camille Jourdy
132 pp. (color) - 18 €
Sinopsis: Una sensación conocida abre la trilogía en que Camille Jourdy realiza una crónica sobre los depresivos de provincias. En un pequeño y aburrido pueblo viven Vincent, un peluquero de treinta años que aún no ha conseguido cortar el cordón umbilical que le une a su excéntrica madre; Rosalie, una mujer que intenta ahogar su oscuro pasado a través del whisky; y Aude, que se deja arrastrar por la vida. La vida monótona de Vincent se verá perturbada por un encuentro que le generará una vaga e imprecisa reminiscencia de algo o alguien pasado y que derivará en obsesión. El detonante es la aparición de una mujer, Rosalie, que parece llevar una vida tan aburrida como la de Vincent. ¿Ayudará este encuentro a que Vincent supere sus demonios?
- Huesos y tornillos
Man
108 pp. (b/n) - 12 €
Sinopsis: Dos mil años en el futuro. El ser humano prácticamente se ha extinguido, desterrado del mundo por los sofisticados androides que él mismo creó para su servicio. Nostálgicas de la carne, las máquinas han aprendido a cosechar sucedáneos, hembras jóvenes criadas en laboratorio y destinadas al uso y consumo de aquellos poderosos que pueden permitírselo. Pero esos humanos prefabricados generan una bacteria que destruye cualquier material no orgánico, poniendo así en peligro la continuidad de la vida androide. Los efectos de la enfermedad sólo pueden atenuarse descargando sus sistemas mediante la fricción. O sea, follando. Bienvenidos a un futuro de muerte, corrupción y vicio. Sobre todo vicio.
- Los chulos pasan pero las hermanas quedan
Sebas Martín
132 pp. (b/n) - 12 €
Sinopsis: Salvador y sus amigos se adentran en la madurez. En el caso de Salvador ésta es solitaria ya que no consigue encontrar el amor y por esta razón se convierte en un asiduo de una página web para encontrar pareja. Los cambios que están experimentado sus familiares y círculos de amigos acentúan su sensación de estancamiento: a su hermana le toca un crucero, una pareja de amigos planea adoptar un hijo... Todo llega a su clímax en una reunión de amigos en una casa de la Costa Brava, a la que también asiste un famoso presentador de televisión. Desgraciado en el amor, Salvador se refugia entre sus amigos, porque ya se sabe que los chulos pasan pero las hermanas quedan.
- Fuzztoons: The Masters Cut (Vol. 2)
Patrick Frisch
132 pp. (b/n) - 12 €
Comentario: Recopilación del resto de material anterior a Word of Fuzztoons. Más bocetos, ilustraciones y una extensa biografía del terrorista gráfico que perpetra esto. Incluye esta vez: Chocoklingons, Gran Pizto y Malukin Chukin.
Las novedades se completan con la reedición de ¡Oh genio! (El hechizo de Shabbar) de Ralf König y el número 215 de Kiss Comix.
domingo, 23 de agosto de 2009
Cartelería fina
A continuación, y en estricto orden alfabético para evitar susceptibilidades e intención de preferencias, los carteles de algunas de las películas por venir que más nos han gustado últimamente... independientemente de los valores a priori de los filmes, que incluyen varias adaptaciones de cómic (y hasta de un videojuego), mucho -muchísimo- cine de terror y los últimos largometrajes de Martin Scorsese, Steven Soderbergh y los hermanos Coen: