lunes, 19 de enero de 2009
Niles & Templesmith, o el cómic de terror de hoy
Pese a lo que pueda hacer intuir el título de esta nota, las líneas siguientes no versarán sobre el cómic 30 días de noche ni sobre ninguna de sus igualmente exitosas secuelas, sino sobre otros trabajos de Steve Niles y Ben Templesmith, los autores cuya unión dio a luz uno de los clásicos contemporáneos, pese a quien pese, de la historieta de terror contemporánea.
Como rasgo representativo de su importancia -más allá de la alta o baja calidad de sus distintos trabajos- en el género hoy en día, Steve Niles se ha convertido en una presencia fija dentro de la serie Made in Hell, la línea de cómic de terror dentro del catálogo de Norma Editorial. En esta tanda de títulos hemos podido leer las desventuras de Cal McDonald, el protagonista de Criminal Macabre, así como sus colaboraciones con el músico y cineasta Rob Zombie (Bigfoot y El clavo), Lurkers, la interesante aunque arquetípica Freaks of the Heartland y su fallida adaptación de Soy leyenda, la novela de Richard Matheson.
A esta ristra de títulos se suma ahora El despertar de los muertos. Siguiendo con su habitual sana costumbre, Norma publica en un solo volumen la miniserie original Wake the Dead al completo: cinco números que se leen en un suspiro, un dato este que supone al mismo tiempo la mayor virtud de la obra y también su mayor defecto, como explicaremos después.
Steve Niles es inteligente, o al menos lo parece en esta ocasión, y consciente de que una adaptación fidedigna de Frankenstein o el moderno Prometeo, la novela de Mary W. Shelley, poco podía aportar de nuevo no ya al género sino al gran número de revisitaciones de la misma (sin ir más lejos, en la misma Made in Hell nos encontramos con el Frankenstein de Martin Powell y Patrick Olliffe), ha optado por actualizar -aunque con muy pocas variantes- el argumento del libro original llevando la acción a nuestros días.
Pero aunque Niles es inteligente, no es tan inteligente como debiera, y no consigue darnos gato por liebre: el lector aprecia enseguida que el cambio de época no es suficiente para actualizar verdaderamente -nótese que subrayamos el término- la historia escrita por Mary Shelley, desde hace décadas todo un clásico de la literatura universal y título clave sobre el concepto del Hombre que juega a ser Dios y acaba pagando por tan altas pretensiones.
Y es que El despertar de los muertos podría haber sido publicada tanto hoy como hace veinte años, y como decíamos ahí mismo radica su carencia y su más alto logro: Clive Barker dijo en su día que, cansado de que los cómics de terror volvieran una y otra vez sobre la misma estructura de las historietas clásicas de EC Comics (esto es, el relato cargado de moral y el final sorpresa que a fuerza de constancia dejó de serlo), intentaba con la línea de cómics surgidos de su Hellraiser (libro y film) renovar todo cuanto pudiera el género. Pues ahora, precisamente, de El despertar de los muertos se agradece precisamente lo contrario: su apuesta por viejos esquemas con los que disfrutamos aquellos lectores nostálgicos de tebeos de antaño.
Y hablando de antaño: por su parte, el trabajo gráfico de Chee recuerda, en sus momentos más inspirados, al del maestro Bernie Wrightson -no en vano este fue quien hace años adaptó en espléndidas ilustraciones a toda página la novela original-, que en su etapa con la factoría Warren realizó algunos clásicos de la historieta corta del género. El dibujo de Chee nos retrotrae aquí a una etapa dorada del cómic de terror, que como bien explica en su divertido prólogo Michael Dougherty podría volver ahora después de algunos lustros de sequía.
Así, El despertar de los muertos es un relato de horror descarnado, con apuntes gore y la inevitable moraleja final -algunos hablarán de moralina, aunque qué quieren que les diga, también podríamos encontrarla en la novela que lo empezó todo-, que se lee con avidez pero que se puede olvidar al poco rato de concluida la lectura. Allá cada cual según el interés que tenga en el género; un servidor, por si sirve de algo, disfrutó mucho de un buen rato de lectura. Y ya se avecina la adaptación cinematográfica...
Otro nombre que sonará a los lectores habituales de Made in Hell es el del dibujante (y, en ocasiones, autor completo) Ben Templesmith. El autor cuyo reconocible estilo gráfico dio a 30 días de noche buena parte de su fuerza que tanto impactó en miles de lectores ha seguido explorando su talento, también con mayor o menor fortuna, en títulos como el citado Criminal Macabre, Manchada de sangre, Singularity 7, Silent Hill: Muriendo por dentro o, ya fuera de la línea de terror, el espléndido Fell escrito por Warren Ellis, este por cierto uno de los mejores trabajos de Templesmith como dibujante, donde deja de lado su habitual confusión pictórica y consigue narrar más correctamente sin perder su estilo propio.
A estos títulos se ha sumado recientemente Shadowplay, aunque en este volumen la intervención de Templesmith convive con las de otros autores: el cómic, maquetado a modo de número doble, con dos portadas y que puede leerse empezando por cualquiera de sus lados, incluye sendas historias autoconclusivas, ambas protagonizadas por vampiros: la dibujada por Templesmith está escrita por Amber Benson y lleva por título "Pinwheel, el blues del diabólico padre John", y se trata de un relato de iniciación donde confluye el subgénero de las historias de chupasangres con las narraciones sobre la infancia cargada de picaresca, al modo de Huckleberry Finn u Oliver Twist.
En cuanto al otro relato, "Desviación", está escrito por Christina Z e ilustrado por Ashley Wood (Lore, Popbot), y su argumento, cargado de sexualidad vinculada al Horror, nos recuerda a la literatura del citado Clive Barker en general y a su estupendo cuento Jacqueline Ess en particular.
Como podrán suponer, el relato de Benson es el más arquetípico, mientras que el de Christina Z supone el más renovador (dicho esto con todas las reservas posibles). Y cabe añadir, por cierto y al respecto de esta última historia, que el trabajo gráfico de Wood, siempre tan personal como muy reconocible, supone para el que esto escribe lo más interesante del producto y gana por goleada al bueno de Templesmith. Si no, presten atención a las cuatro portadas de Wood reproducidas en el interior, al final de su historia...
Para los fans de Ben Templesmith a los que Shadowplay les sepa razonablemente a poco, y sobre todo para los interesados en su trabajo como autor completo, no deberían perderse la estupenda, divertida e irreverente Wormwood. Putrefacto caballero, un cómic que no hay que confundir con Chronicles of Wormwood de Garth Ennis (editado por Glénat) y del que Norma ya publicó el primer volumen, Pájaros, abejas, sangre y cerveza, hace unos meses.
La segunda entrega de la serie, Solo me duele al mear, recopila los números 5, 6 y 7 de la edición original, así como el volumen único Wormwood: Gentlemen Corpse, y reincide en las características del primer número español: "muertos vivientes, armas grandes, litros de alcohol y chicas ligeras de ropa", dijimos entonces, elementos a los que se suma ahora un leprechaun libidinoso que morderá al protagonista obligándolo a viajar a su mundo para lograr sobrevivir a una muerte segura.
Nada nuevo bajo el sol, pues, aunque eso es precisamente lo que buscarán los seguidores de un personaje, como ya dijimos en su día también, cínico y cafre, un antihéroe muy en la línea del Midnighter de WildStorm escrito por Garth Ennis, John Constantine de Hellblazer o el mismísimo Lobo, el último czarniano, sin olvidar a personajes de Marvel como Lobezno o el Castigador... este en versión de Garth Ennis, por supuesto; y es que, posiblemente, sea el trabajo del guionista irlandés el que más ha influido, para bien o para mal según sus admiradores o detractores, en este Wormwood de Ben Templesmith, otro nombre clave de la historieta de horror actual.
Título: El despertar de los muertos
Autores: Steve Niles (guión) / Chee (dibujo)
Editorial: Norma Editorial
Fecha de edición: noviembre de 2008
128 páginas (color) - 12 €
Título: Shadowplay
Autores: Amber Benson & Christina Z (guión) / Ben Templesmith & Ashley Wood (dibujo)
Editorial: Norma Editorial
Fecha de edición: agosto de 2008
104 páginas (color) - 11,50 €
Título: Wormwood. Putrefacto caballero (Vol. 2: Solo me duele al mear)
Autor: Ben Templesmith (guión y dibujo)
Editorial: Norma Editorial
Fecha de edición: agosto de 2008
120 páginas (color) - 12,50 €
Muy bueno el post, he de reconocer que sólo he leído Dias de Noche y Fell, pero creo que le hincaré el diente a este Wormwood. Y tienes razón, en Fell es donde Templesmith hace su mayor trabajo o al menos donde dibuja más.(por cierto, que tengo un original de Fell en mi poder y aunque cambia mucho, porque hemos de recordar que los efectos y el color los hace por ordenador, es una gozada de dibujo. Lo tengo colgado en casa y no me canso de mirarlo).Bye.
ResponderEliminar¡Ud lo que quería es presumir! (y se entiende). Muchas gracias por sus elogios.
ResponderEliminarLa verdad es que si:)
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