Solo así se explica los comentarios positivos vertidos sobre Ola de crímenes, ola de risas, una película de la cual un servidor llevaba años detrás, y ahora que la he alcanzado me pregunto que pa'qué tanto correr.
Detrás de este simpático a la par que absurdo título español se esconde el mucho más escueto y serio Crimewave, y por una vez y sin que sirva de precedente esa costumbre tan hispana y castiza de retitular a tontas y a locas las películas hace justicia al verdadero contenido del film, pues una película como esta solo se merece un título tan estúpido como el que le tocó en suerte.
Pero vamos a lo que vamos: cuando arranca esta producción de 1985, el espectador es testigo de cómo el héroe de la función, que tiene un nombre tan ridículo como Vic Ajax, va a ser electrocutado en la silla eléctrica. En los últimos minutos de su vida, es el propio Vic quien le contará a los guardias que le custodian la sucesión de hechos que lo han llevado a tan fatal situación...
Así pues, Crimewave está construida como un gran flashback que nos revela... nada, o casi nada. El relato es una historia de equívocos en el que el dueño de la empresa de sistemas de segudidad donde trabaja Vic planea asesinar a su socio, y para ello contrata a dos exterminadores para que lleven a cabo el crimen en cuestión. El espectador reconocerá enseguida a los dos matarifes como salidos de sendas películas capitales de la ciencia ficción de los 80: uno es el malogrado Brion James, el primer replicante de Blade Runner; el segundo es Paul Smith, el bestial Rabban de Dune.
Y hete aquí que a partir de ese momento la historia se convierte en una ristra de malentendidos, persecuciones y confusiones que llevan a que varios personajes vayan cayendo como moscas a manos de los exterminadores en cuestión, mientras Vic intenta conquistar al amor de su vida, en una sucesión de hechos tan vertiginosa que llevó a la crítica de medio mundo a evocar en vano, a blasfemar me atrevería a decir yo, el nombre de Tex Avery, el genio que estaba detrás de los dibujos clásicos de la Warner.
Sí, es posible que el director se inspirara en los enfrentamientos entre Bugs Bunny y Elmer Gruñón, o entre el Correcaminos y el pobre Coyote... pero de ahí a decir que el resultado está a la altura de lo mejor de Avery va un mundo. ¿Y quién es el director?, se preguntarán ustedes. ¿No se lo preguntan? Pues me da lo mismo, yo voy a contestarles igual: el sujeto detrás de la cámara no es otro que Sam Raimi, futuro director de Darkman y de las tres películas de Spider-Man, de las reinvidicables Un plan sencillo y Rápida y mortal, de la fallida Premonición y de Entre el amor y el juego, un film de Kevin Costner que siempre me he resistido a ver. Téngase en cuenta que este es el segundo largometraje de Raimi, filmado a mitad de su trilogía The Evil Dead, esa misma que le dio la fama, que se ganó adeptos tan célebres como Stephen King y que le abrió las puertas de Hollywood.
Pero si hoy en día se sigue hablando de Crimewave, posiblemente sea porque el guión corre a cargo del propio Raimi... y de los mismísimos Joel y Ethan Coen, colegas del director por aquel entonces -recuerden que a Raimi se le pudo ver en breves cameos en Muerte entre las flores y El gran salto-, y de los que ya he dicho en alguna ocasión que, lamentablemente (para mí, claro, a ellos les da bastante igual), no comparto su sentido del humor: mientras sus películas policiacas me entusiasman, títulos como la citada El gran salto, la aplaudida El gran Lebowski o la mediocre Ladykillers no acaban de convencerme.
Si les pasa a ustedes lo mismo, no pierdan el tiempo con Crimewave: el humor absurdo es el habitual de los Coen, pero peor dirigido, y con unos chistes sin gracia y unas interpretaciones que rozan la vergüenza ajena. Así pues, todos estos años de espera no han valido la pena, y no creo que sea porque las expectativas fueran altas, porque la verdad es que me lo olía de lejos, sino porque, pese a quien pese, la película es un truño de mucho cuidado. Menos mal que el DVD estaba saldado y solo me costó un euro...
Nota benne: Por supuesto, siendo un film de Raimi, no pueden faltar a la cita el actor Bruce Campbell, fetiche del realizador, y su hermano Ted Raimi; y también participan los propios hermanos Coen como los periodistas presentes en la escena de la silla eléctrica y una apenas entrevista Frances McDormand como una más de una silenciosa congregación de monjas que han hecho voto de silencio (!). Quién les iba a decir por aquel entonces a los hermanitos y a su esposa-cuñada que iban a ganar unos cuantos Oscars por No es país para viejos y Fargo...
[Fotografía 8.ª: Sam Raimi (dcha.) en Muerte entre las flores, de Joel & Ethan Coen.]
Don Francisco... Ya que menciona "No es pais para viejos" y me he acordado de Josh Brolin ¿Sabe que W. de Oliver Stone se ESTRENA HOY directamente en la tele??? En La 2 concretamente. Increible pero cierto...
ResponderEliminarCentrándonos en el post, decir que esta película la vi hace ya unos añitos en plena adolescencia y flipado con Raimi, que por aquel entonces había hecho además de "esto" las dos primeras "Evil Dead" y "Darkman"...
ResponderEliminarNi me gustó entonces ni me gustó al repasarla hace poco. Me voy a limitar a compartir tu opinión practicamente punto por punto.
Respecto a los Coen... pues es que a mi quitando "Muerte entre las flores" y "El gran Lebowski", no me gustan sus películas. Precisamente por lo que tú comentas, que no sintonizo con su forma de hacer cine ni con su sentido del humor.
No me he sentido más mal en una sala de cine que viendo "Quemar después de leer", película de la que no entiendo su éxito (aunque cuenta, eso sí, con mi respeto hacia quienes les guste).
Y es que su supuesto humor, su mezcla de géneros, y sobre todo, el errante "tono" que tienen sus películas (pasan de hacerte una gracieta con un personaje a reventarle los sesos ) no va conmigo.
Igual yo es que soy tonto, pero prefiero la honestidad de otros directores que hacen películas supuestamente más simples, pero que no engañan a nadie.
Por no hablar de que estoy hasta los mismísimos de los caretos de la McDormand. Al principio pensaba que interpretaba bien... pero al verla haciendo siempre lo mismo, empiezo a pensar que simplemente es que tiene cara de gilipollas.