lunes, 22 de diciembre de 2008

Los cómics que se comieron el mundo



En los últimos años, el devenir artístico y comercial del cine y el cómic, como artes visuales que son y que se desarrollan en un universo económico globalizado donde un éxito repercute en la posibilidad de otro adyacente, aparecen íntimamente ligados. Por ello, el resurgimiento de las películas de zombis, aquellas cuya existencia inauguró La legión de los hombres sin alma y consolidó George A. Romero con La noche de los muertos vivientes, y que se ha producido sobre todo gracias a 28 días después (y su espléndida secuela) y Amanecer de los muertos, pero también a películas menores pero divertidas como Zombie Strippers o Diary of the Dead del propio Romero, ha tenido su proyección en el ámbito de la historieta: así, en los últimos tiempos hemos podido leer el curioso Wormwood de Ben Templesmith, el arco final de Bienvenidos a Tranquility de Gail Simone, Finals de Will Pfeiffer y Jill Thompson, los paródicos Zombies Party -según el film homónimo- y el exitazo de Marvel Zombies... o el que sin duda es la joya de la corona: la aplaudida serie de Robert Kirkman Los muertos vivientes.



En estos meses, y circunscribiéndonos al mercado editorial español, se han sumado a esta lista dos nuevos títulos, ambos de temática común pero con resultados dispares: el primero de ellos es Los zombis que se comieron el mundo, cuatro álbumes publicados originalmente en Francia por Les Humanoïdes Asocies, que han recibido los parabienes del mismísimo y autorizado George Romero, así como de Tobe Hooper o Mike Mignola, y que aquí Norma Editorial ha sacado en un tomo único dentro de su sello Made in Hell.



Se trata de una serie escrita por Jerry Frissen y dibujada por Guy Davis (al que aquí conocemos sobre todo por los muy recomendables Honor entre punks y The Marquis) y que presenta una acción ambientada en un futuro no demasiado lejano y tan terriblemente verosímil como absurdo: la historia arranca en Los Ángeles, el 2 de junio del año 2064: "El mundo ha cambiado. Los muertos salen de las tumbas, los cadáveres resucitan. El gobierno, impotente ante el crecimiento de la población de muertos vivientes, ha adoptado leyes que obligan a los vivos a convivir con los muertos".



Este es el mundo en el que se mueven los protagonistas, Karl Neard y Freddy Merckx, dos cazadores de muertos vivientes, una profesión tan común o bien tan curiosa como hoy lo son los exterminadores de insectos y plagas. Ambos desempeñan su labor lo mejor que pueden, enfrentándose a ancianos zombis que no quieren abandonar a sus familias, o a Papas de la Iglesia ya muertos que se oponen a dejar el báculo de poder.



Como imaginará el lector, el guión de Frissen apuesta por intentar lograr un estado de verosimilitud permanente. Algo que une este cómic a una película también francesa, Les Revenants, y más que posible inspiración de esta serie. Pero si bien el film de Robin Campillo podría considerarse un drama, el tebeo que ahora nos ocupa apuesta decididamente por la comedia de tintes surrealistas.



No obstante, esta confesa voluntad por divertir no excluye ciertos apuntes de crítica social y política -la sociedad de consumo, el fanatismo religioso, el racismo, el abandono de las personas mayores- ya inevitables dentro del subgénero desde que Romero filmase la primera secuela de su saga cinematográfica, Zombi, donde los muertos vivientes acorralaban a los protagonistas en un marco físico tan reconocible y concreto como un gran centro comercial.



Así pues, Los zombis que se comieron el mundo es una obra estupenda, un magnífico divertimento para nada superficial, aunque tampoco es que aporte nada demasiado nuevo, y que si suma enteros en el balance final se debe sobre todo al espléndido trabajo a los lápices del siempre interesante Guy Davis, aquí tan atractivamente feísta -si se nos permite la contradicción- como satírico e irreverente.



El segundo título en sumarse a este subgénero de los muertos vivientes dentro del mundo de las viñetas es Black Gas, una serie de Avatar Press escrita por nuestro idolatrado Warren Ellis y dibujada por Max Fiumara y un fugaz Ryan Waterhouse, y que en España, de nuevo, ve la luz recopilada en un solo volumen, esta vez por parte de Glénat.



Los protagonistas del relato son Tyler y Soo, una joven pareja de novios que van a pasar unos días en Smoky Island, la isla donde está ubicado el pueblo natal del primero, con la finalidad de que el primero presente a la segunda, su novia asiática, a sus padres. Pero al llegar a su destino se encontrarán conque un viejo volcán entra en erupción y los habitantes empiezan a transformarse en una especie de no-muertos en vida ávidos de carne y sangre...



Si comparamos esta obra con la anterior de Frissen y Davis, y mal que nos pese dada la admiración que profesamos por la obra del guionista de Planetary, Black Gas sale perdiendo por goleada, y es precisamente por la comparecencia de Warren Ellis.



Expliquemos esto: Black Gas se deja leer, y se deja leer muy bien, con facilidad. Está bien ejecutado y bien resuelto, atrapa la atención del lector, y este no suelta el tebeo hasta que ha dado buena cuenta de él. Pero el problema es que en la portada aparece la firma de Warren Ellis, y Ellis es un guionista del que siempre esperamos más: aunque se acerque a los géneros digamos populares, caso de los superhéroes (The Authority), la ciencia ficción (Transmetropolitan) o el género negro (Fell), siempre ofrece una vuelta de tuerca, mayor o menor, a los presupuestos de los que parte.



Pero en este caso, al acercarse al género del terror, el resultado no ha sido tal, y Black Gas se nos antoja un relato algo tópico, y demasiado rutinario, viniendo de quien viene, y que parece resuelto por un escritor profesional pero bajo mínimos. Así, el final apocalíptico y pesimista de la narración, que en manos de otro pudiera resultar chocante, no sorprende al lector, porque... ¿qué menos se podía esperar de Warren Ellis?


Título: Los zombis que se comieron el mundo
Autores: Jerry Frissen (guión) / Guy Davis (dibujo)
Editorial: Norma Editorial
Fecha de edición: octubre de 2008
208 páginas (color) - 18,50 €

Título: Black Gas
Autores: Warren Ellis (guión) / Max Fiumara & Ryan Waterhouse (dibujo)
Editorial: Glénat
Fecha de edición: noviembre de 2008
144 páginas (color) - 15 €

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