miércoles, 3 de marzo de 2010

Pura dinamita vs. fuegos artificiales



La editorial de cómics norteamericana Dynamite Entertainment se ha especializado desde sus inicios en tebeos basados en personajes y universos creados previamente para otros medios, muy especialmente el cine, pero también la televisión, los seriales o la letra impresa. Así, junto a series como The Boys de Garth Ennis -que para el caso son la excepción- nos encontramos en su ya nutrido catálogo con Buck Rogers, Zorro, Robocop, Green Hornet, Sherlock Holmes, Alice in Wonderland, Stargate, Blackbeard, Galactica, Highlander, Dracula, Terminator o Xena, Warrior Princess... por citar algunos. Ahí es nada: toda la cultura popular, desde finales del siglo XIX a la televisión de las últimas décadas, resumida en muchas páginas de bocadillos y viñetas pobladas de justicieros enmascarados, vampiros milenarios, guerreros de fantasía, piratas sin escrúpulos, individuos aparentemente inmortales, investigadores de la era victoriana o cyborgs venidos del futuro.



En los dos primeros meses del año en curso, y de la mano de Planeta de Agostini, han visto la luz las ediciones españolas de dos títulos de Dynamite que comparten con todas las cabeceras mencionadas este origen mestizo. El primero en llegar es fruto de la unión de un guionista de Marvel (Daredevil, Spiderman / Lobezno) y un dibujante de DC (Batman, Flash) que colaboran para recuperar a uno de los más míticos personajes de la cultura popular del siglo XX: El Llanero Solitario, personaje creado por George W. Trendle y desarrollado por el escritor Frank Striker primero en la radio y pronto en la televisión norteamericanas, y que ha vivido varias encarnaciones a lo largo de la historia tanto en el papel como en la gran y pequeña pantallas.



Este volumen en cuestión recopila los seis primeros comic books de la serie nominada al Eisner The Lone Ranger, o lo que es lo mismo, el primer arco argumental de esta cabecera escrita por Brett Matthews y dibujada por Sergio Cariello, con portadas de John Cassaday... en una apuesta de Dynamite Entertainment por encargar sus cubiertas a dibujantes de primera fila, teniendo siempre en vista que el envoltorio es lo primero que entra por la vista y puede decidir una compra. Además, por lo visto, Cassaday -del que recordamos siempre su magistral Planetary junto a Warren Ellis- ejerce también de asesor visual de la serie.



El argumento de esta primera historia es fácil de relatar, y responde a los estilemas propios del género: en una emboscada en mitad de un desfiladero tras la que se esconde un complot promovido por motivos políticos, una familia de rangers de Texas son atacados y masacrados; pero los pistoleros que han desencadenado el fatal tiroteo no se dan cuenta de que el hijo más joven de dicha familia ha logrado sobrevivir casi milagrosamente. Acto seguido, un indio llamado Toro (Tonto en la versión original, cambiado en la nuestra por motivos más que obvios) le ayudará a curarse y a tomar conciencia de su destino: vengar la muerte de su familia convirtiéndose en el justiciero enmascarado conocido como el Llanero Solitario.



El trabajo del guionista Brett Matthews es tan aparentemente sencillo como modélico: su ejecución juega con los resortes de la tragedia clásica aplicada -como se ha hecho siempre- a la iconografía del Lejano Oeste, bebiendo tanto de los recursos de la historieta como de los relatos cinematográficos ambientados en sus mismas coordenadas espacio-temporales. Por ello, es fácil advertir tanto la influencia de los westerns clásicos de Ford, Hawks, Mann y compañía como de la renovación efectuada por Peckinpah y Leone, dos corrientes que han tenido su prolongación en filmes más recientes en el tiempo firmados por Lawrence Kasdan, Kevin Costner y, sobre todo, Clint Eastwood. En cuanto al dibujo de Cariello, su trabajo es de una sobriedad sorprendente en estos tiempos, administrando en colaboración con su guionista y de manera juiciosa las splash pages sencillas y dobles -de esta última variedad solo hay una en todo el relato, si no recuerdo mal-, a las que se recurre solo para subrayar los momentos más espectaculares o, sobre todo, los instantes necesitados de más aliento épico en este relato que se lee con verdaderas avidez y emoción.



Finalmente, de lo que no cabe duda alguna es de que lo que aporta El Llanero Solitario, y no es precisamente moco de pavo aunque lo pueda parecer, es un capítulo más en la ya longeva historia de este personaje, así como -y esto es lo más importante- un episodio añadido a la mucho más extensa tradición del western, ese género que ha dado a distintos medios, pero sobre todo al cine, varios puñados de obras maestras. Todavía es pronto para decir si Matthews y Cariello han aportado una más, pero si podemos afirmar que ambos autores se han dado perfecta cuenta de lo mismo que advirtieron en sus quehaceres gloriosos John Ostrander y Leonardo Manco cuando hicieron Destellos de gloria o Garth Ennis y Mike Wolfer con Streets of Glory: que el western es un género que no necesita ser puesto patas arriba para seguir emocionando a su público.



Eso sí, un último apunte a modo de aviso para navegantes: imagino que por algún cambio de maquetación de última hora, la edición española no incluye ni la galería de bocetos de Cariello y Cassaday ni el prólogo del guionista Geoff Johns que anuncian la contraportada del volumen. Un pequeño error que no mitiga el hecho de que estamos ante una compra indispensable y una lectura tan placentera como aportan muy pocas veces los tebeos de hoy.



No ocurre así con el segundo título que hoy nos ocupa, Army of Darkness, que como imaginará el lector explota el universo creado por el cineasta Sam Raimi (Spider-Man, Arrástrame al infierno) en la tercera -y por el momento última- entrega cinematográfica de su saga Evil Dead, un film que en el momento de su estreno en España recibió el título de El ejército de las tinieblas.



Este volumen incluye al completo las miniseries Ashes 2 Ashes y Shop Till You Drop Dead, que pueden leerse de continuo pues ambas explotan las mismas ideas de la cinta original... Si bien la primera se centra más en el universo medieval y mágico del film citado y la segunda lleva a Ash al futuro, como ocurría en el curiosísimo y casi maldito final alternativo de la película que pudo verse en Sitges y otros festivales internacionales de cine pero no en las salas comerciales.



Pero volvamos a Army of Darkness, el cómic, una obra verdaderamente fiel respecto de su origen fílmico no tanto en cuanto a su argumento, que también, sino en lo referente al universo en sí del film y a la estética cartoon patentada por Tex Avery y aplicada a la imagen real por Raimi en títulos tan acertados como las dos primeras entregas de Posesión infernal o algunos momentos de la muy entretenida Darkman, como en películas tan mediocres como Crimewave. Pero ocurre que estamos en medios distintos y lo que funciona en uno puede no funcionar tan bien en el otro.



Creo que fue Robert Tapert, colega de Raimi y del actor Bruce Campbell desde su adolescencia, y a la sazón productor del corto Whitin the Woods y el consiguiente largo The Evil Dead, quien explicó la longevidad de la serie y del personaje a partir de la incompetencia de este. Dijo algo así como que por muy tonto que fuese el espectador, siempre sería un poco más listo que Ash. Efectivamente, a partir de la torpeza de este héroe al que Campbell ha dado vida ya en tres largometrajes, el guionista Andy Hartnell (Danger Girl) desarrolla un relato que bebe del film de Raimi y vuelve a recrear los viajes en el tiempo, las paradojas temporales, los pasillos del supermercado, los hechizos, el ejército de los esqueletos vivientes y los indispensables mini-Ash. Por su parte, el dibujante Nick Bradshaw sabe organizar las viñetas y componer las páginas al más puro estilo Raimi, aunque en su búsqueda del movimiento cinético acabe cayendo en algo más cercano a la pura y dura confusión narrativa. Por ello el resultado acaba por defraudar; y es posible que no solo seamos un poco más listos que el por otro lado simpático y carismático Ash, sino muchísimo más inteligentes.



Hay que destacar, eso sí, y al contrario que en la de El Llanero Solitario, que la edición española se cierra con una completísima galería de portadas, y en donde se alternan las fotográficas con fotogramas extraídos de la película de Raimi con ilustraciones de artistas -algunos de lo más hot-, como es el caso de J. Scott Campbell, Marc Silvestri, Ben Templesmith, Richard Isanove, Greg Land (este con la portada elegida para la edición patria), Aaron Lopresti, Michael Avon Oeming, Ale Garza, Tim Seeley, Eric Ebas, Jae Lee, Paolo Rivera y Sanford Greene, además del propio Nick Bradshaw, que se permite varios homenajes como uno muy bonito a las portadas de EC Comics, otro a los carteles de la saga Star Wars y otro con Ash disfrazado de Elvis Presley, casi un recordatorio de la película Bubba Ho-Tep con Bruce Campbell.



Así pues, y recapitulando: El Llanero Solitario es pura dinamita, de esa que sabes que no te va a fallar y va a explotar cuando haga falta, haciendo justicia por cierto al nombre de la editorial que la produce... Pero Army of Darkness se queda en fuegos de artificio, llamativos pero vacuos. Aunque ahora que lo pienso mejor: a lo mejor resulta que la diferencia de interés entre ambos títulos se encuentra en su origen, porque ambos son bastante fieles por igual a sus respectivos puntos de partida. ¿Será que el western, con su preceptiva clásica, sigue manteniéndose tan vigente como en sus orígenes, mientras que la alocada fusión entre terror y comedia por la que apostó Sam Raimi en los años 80 y 90, y que tan buenos ratos nos hizo pasar entonces, empieza a envejecer a pasos agigantados?


Título: El Llanero Solitario
Autores: Brett Matthews (guión) / Sergio Cariello (dibujo)
Editorial: Planeta de Agostini Comics
Fecha de edición: enero de 2010
144 páginas (color) - 11,95 €


Título: Army of Darkness. Cenizas a las cenizas
Autores: Andy Hartnell (guión) / Nick Bradshaw (dibujo)
Editorial: Planeta de Agostini Comics
Fecha de edición: febrero de 2010
208 páginas (color) - 13,95 €


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