miércoles, 24 de diciembre de 2008

America's Best Comics: Finales



En el último tramo de este 2008, Norma Editorial ha puesto punto y final a la edición en volúmenes de lujo trimestrales de las dos series más representativas del sello America's Best Comics de Alan Moore: Promethea y Tom Strong. Dos series que leídas en su totalidad no solo reflejan el talento de su escritor, sino que ganan enteros al enfrentarse una a la otra como en un espejo.



Como ya ocurriera en la entrega anterior, el sexto y último volumen de Tom Strong presenta a varios artistas invitados que se unen a Moore y a Chris Sprouse para una despedida por todo lo alto: los textos escritos por Michael Moorcock, Joe Casey, Steve Moore y Peter Hogan cuentan con el apoyo gráfico de Jerry Ordway, Ben Oliver y Paul Gulacy a los lápices, y Jimmy Palmiotti y Karl Story al entintado.



Los primeros en sumarse a esta fiesta donde prima la Aventura -sí, en mayúsculas- por encima de todo, con reconocibles influencias de Jules Verne, H. G. Wells, Robert Louis Stevenson o Emilio Salgari, son nada más y nada menos que Michael Moorcock y Jerry Ordway; en "Tom Strong y la Espada Negra de la Costa Berberisca", un relato en dos partes, el creador de personajes de sword & sorcery tan memorables como Elric, Corum o Hawksmoor ofrece un relato interdimensional al más puro estilo de la tradición de las novelas y las películas de piratas, que incluye homenajes a varios bucaneros famosos, de 'Long' John Silver de La isla del tesoro al mítico pirata Barbanegra de la película de Raoul Walsh, pasando por la mujer pirata de Jacques Tourneur o hasta un fugaz Orlando Bloom sacado de Piratas del Caribe. Pero también queda espacio para otros referentes -la Isla Calavera del Hombre Enmascarado de Lee Falk, o el mismísimo King Kong- y para la descarada fusión de géneros de la que esta colección siempre ha sido abanderada: la historia arranca con la visita de un detective metatemporal inglés, llamado sir Seaton Begg, que parece un trasunto del televisivo Doctor Who, y que será quien reclame a Tom Strong y a su fiel compañero Solomon King para embarcarlos en una trepidante aventura en pos de la mítica y todopoderosa Espada Negra.



El número 34 de la edición original sigue en la tradición más pulp del género de aventuras, si bien esta historia escrita por Steve Moore y dibujado por un estupendo Paul Gulacy (Shang-Chi, Slash Maraud) resulta mucho más satisfactoria que el trabajo de Moorcock y Ordway: "Tom Strong y las agujas de Samakhara" es un estupendo relato casi metaliterario en el que los autores reflexionan sobre la doble y recíproca influencia de la realidad en la ficción y viceversa, así como del rol demiúrgico del escritor, a través de una trama repleta de imaginación e imágenes evocadoras y sugerentes.



Pero antes, en el número 33, hemos podido leer otro relato protagonizado por el robot Pneuman -al igual que el homenaje a Isaac Asimov que pudimos disfrutar con anterioridad-, a través del cual Joe Casey y Ben Oliver recurren a la idea del film Viaje alucinante -toda una odisea por el interior del cuerpo de un ser humano- para acabar ofreciendo una reflexión humanista sobre el valor de toda vida.



El número 35, que recupera ya a Chris Sprouse a los lápices aunque el guión corra a cargo de Peter Hogan, supone un regreso al universo habitual de las aventuras de Tom Strong: volvemos a las calles de Millennium City, y no solo recuperan el protagonismo la familia y los amigos del protagonista, sino que también regresan personajes como Val, el enamorado de Tesla, la soviética Svetlana, Parulian o el malvado -léanlo y entenderán el uso de la letra cursiva- Dr. Permafrost.



Con esta vuelta a los orígenes se prepara al lector para el siguiente número y último de la serie: un número 36 ya con Alan Moore a las riendas de una historia donde se vuelven a reunir los America's Best, donde el supervillano Paul Saveen le confiesa un gran secreto a su némesis Tom Strong -un secreto cargado de significado, y no solo al más puro nivel de la narración-... y donde se confunden tiempo y espacio, al suponer un crossover directo con el último arco argumental de Promethea, la otra serie estrella de ABC Comics y a decir de muchos la mejor.



Es precisamente ese arco el que incluye el quinto y último volumen de Promethea publicado hace un par de meses, y que incluye los números 26 al 32 de la edición original. Un relato que supone nada más y nada menos que el Apocalipsis, el Armaggedon del universo creado por el autor de Watchmen en los tebeos de su propio sello.



Si resulta muy fácil escribir una reseña de Tom Strong, hacerlo de esta serie supone todo lo contrario: un gran (y muy posiblemente frustrado) esfuerzo es el resultado de intentar plasmar por escrito un relato tan místico, espiritual y telúrico como el planteado por Moore no ya en estos últimos números, sino en la colección al completo.



Y es que, leídos ambos tomos, la (falsa) superficialidad autoconsciente de Tom Strong, que parece no pretender otra cosa que recuperar todos los tópicos de la ficción popular, se enriquece frente a la ambiciosa complejidad, la amplitud de miras, de una serie como Promethea, donde las peripecias de Sophie Bangs, la protagonista, parece ser solo una excusa, un hilo conductor, para reflexionar acerca del poder de la imaginación, de la cual Promethea es su encarnación física.



Por ello, si en Tom Strong pueden sucederse varios dibujantes -aunque Sprouse sea el titular y el más habitual- sin que el resultado se resienta en demasía, Promethea solo puede entenderse como una obra única de un portentoso J. H. Williams III, que siguiendo los (siempre muy detallados) guiones de Moore compone una sinfonía de formas y colores, desde el mismo arranque de la serie hasta su espectacular -en todos los sentidos: narrativo y (sobre todo) visual- conclusión, un auténtico tour de force para ambos creadores y para el propio lector.



La sensación que queda después de leer Promethea de forma íntegra es la de haber asistido a un espectáculo que trata absolutamente de todo... Al menos, de todo lo que puede tratar un cómic, como obra de ficción que mezcla la palabra escrita y la imagen. Pero también queda la percepción de que serán necesarias otras lecturas sucesivas para disfrutar de todas las posibilidades que ofrece la obra en cuestión. No obstante, y por si queda alguna duda: de considerarla una obra única (aunque eso significaría haberse perdido 32 magistrales portadas, homenajeando a Vincent van Gogh, Andy Warhol, Salvador Dalí, Winsor McCay o Ross Andru, por citar solo algunos artistas) y si no fuera una reedición parcial, Promethea estaría muy merecidamente entre los diez mejores cómics publicados este año en cualquier votación.



Así pues, dejamos aquí constancia de nuestra recomendación de ambas series, impecablemente editadas por Norma. Pero esto no es un adiós definitivo, sino un hasta pronto: la editorial ya anuncia la inminente publicación de Top 10: Más allá del último distrito y el primer volumen de Tomorrow Stories. Esto nos hace pensar que la edición española definitiva de ABC Comics tiene cuerda para rato y todavía nos deparará grandes momentos. Como el maestro Alan Moore.


Título: Tom Strong (volumen 6)
Autores: Alan Moore et alii (guión) / Chris Sprouse et alii (dibujo)
Editorial: Norma Editorial
Fecha de edición: diciembre de 2008
160 páginas (color) - 15 €

Título: Promethea (volumen 5)
Autores: Alan Moore (guión) / J. H. Williams III (dibujo)
Editorial: Norma Editorial
Fecha de edición: octubre de 2008
200 páginas (color) - 17 €



(+) Previously on Abandonad toda esperanza, los volúmenes anteriores:
-- TOM STRONG:
- Volumen 1
- Volumen 2
- Volumen 3
- Volumen 4
- Volumen 5
-- PROMETHEA:
- Volumen 1
- Volumen 2
- Volumen 3
- Volumen 4

1 comentario:

  1. Anónimo8:06 p. m.

    Tengo el final de Promethea a la espera de encontrarme con fuerzas para acometerlo coon un minimo de seguridad de que no acabe con mi pobre cerebro dada la densidad de lo que se vislumbra.
    A mi de ABC la que mas he disfrutado ha sido Top Ten (y Smax), con Tom Strong me canse sobre todo con la segunda serie y no la he terminado (creo) y de Tomorrow stories solo me gustaba Jack B. Quick y aborrecía a cowebb

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