Pese a que este año no había un claro favorito, el nombre de Apichatpong Weerasethakul empezó a sonar en todas las quinielas durante la jornada del pasado domingo. Y las predicciones se cumplieron: la última película del realizador tailandés, cuyo título podría traducirse al español como El tío Boonmee que se acuerda de sus vidas anteriores, recibía la codiciada Palma de Oro del Festival de Cannes.
Pero el país anfitrión no se podía quedar con las manos vacías: además de premiar De hombres y de dioses, de Xavier Beauvois, con el Gran Premio del certamen, el actor Mathieu Amalric (La escafandra y la mariposa) consiguió un premio por Tournée... pero como mejor director del festival.
Por si esto fuera poco, el premio a la mejor actriz también se quedó en el país vecino: Juliette Binoche lo consiguió por Copie conforme, el último largometraje de un director muy querido por los festivales cinematográficos de todo el mundo, Abbas Kiarostami.
Por otro lado, el premio a la interpretación masculina fue compartido: y si todo el mundo no se esperaba el galardón para el italiano Elio Germano por La vita nostra, sí se sospechaba que el español Javier Bardem no se iba a quedar sin mención ante su magnífica composición en Biutiful, del director de Babel Alejandro González Iñárritu.
Los premios principales concedidos por el jurado, que recordemos este año presidía un Tim Burton feliz del gran éxito de su reciente Alicia en el País de las Maravillas, se completan con el de mejor guión, que fue a parar a las manos del coreano Lee Chang-dong por su aplaudida película Poetry.
No todo fueron alegrías, claro: realizadores de la talla de Mike Leigh, Takeshi Kitano, Nikita Mikhalkov, Ken Loach o Bertrand Tavernier se fueron de vacío. El año que viene, más desde la Croisette.
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