lunes, 11 de agosto de 2008
La Semana del Hombre Murciélago: Batman Begins
Con el motivo del esperadísimo estreno de El caballero oscuro este próximo miércoles 13 de agosto, este vuestro blog dedica una semana especial al justiciero enmascarado de Gotham City. Y qué mejor manera que empezar con la película que supuso una nueva puesta al día cinematográfica, en el año 2005, para el mítico personaje del cómic norteamericano creado por Bob Kane en Detective Comics.
Batman Begins fue un intento por parte de la Warner, multinacional de la que DC Comics no es más que una división, de renovar el interés de cara a un amplio público por la encarnación en la gran pantalla del Hombre Murciélago: aunque todas las películas previas de la saga habían sido, en mayor o menor medida, éxitos de taquilla, la tercera y la cuarta parte -ambas dirigidas por un discretísimo Joel Schumacher- no alcanzaron las cotas de recaudación de los filmes firmados por Tim Burton (sobre todo del primero, uno de los grandes éxitos de la década de los 80). Por si esto fuera poco, el interés de la crítica cayó en picado, y las entregas tercera y sobre todo cuarta fueron recibidas con tibieza en el mejor de los casos y pataleos más que justificados en el peor.
Por ello, obviar las películas ya existentes después de que Schumacher, con la colaboración de unos Val Kilmer y George Clooney que nos hicieron echar de menos, quién nos lo iba a decir, al Bruce Wayne de Michael Keaton, y sobre todo de unos guionistas que convirtieron la franquicia en un producto más orientado a niños que a adultos, resultó ser la decisión más sabia de todas, y a la postre resultó más conseguida que posteriores intentos de renovación como Superman Returns de Bryan Singer, respecto de los filmes con Christopher Reeve, o (ya en la competencia) El Increíble Hulk de Louis Leterrier respecto del film de Ang Lee.
Para ello, después de tantear a otros realizadores -entre ellos, Darren Aronofsky, el realizador de Pi, Réquiem por un sueño y La fuente de la vida-, y de que se rumoreara acerca de un proyecto a priori tan atractivo como un Batman Dark Knight de Frank Miller dirigido y protagonizado por Clint Eastwood, el nuevo film de Batman recayó en manos de Christopher Nolan, que hasta la fecha había realizado Following (un film independiente de muy escaso presupuesto, casi amateur, pero de magníficos resultados), la fascinante Memento (que fue la que llamó la atención de la cinefilia de todo el mundo) y la más convencional pero muy sólida Insomnio. De esta forma, Nolan contaba con una filmografía escasa pero muy atractiva, que lo convertía en la elección ideal: era a todas luces un director de gran talento, pero al mismo tiempo podría ser moldeable por una major como la Warner.
Desconocemos si al final Nolan no se dejó manipular tan fácilmente, o por un milagro de esos que no ocurren muchas veces en Hollywood, del proyecto se acabaron haciendo responsables los empleados más inteligentes de la productora y la visión de todos ellos coincidió, porque el resultado que llegó a las carteleras de todo el mundo en junio de 2005 fue superior a unas expectativas que eran ya de por sí altísimas.
Para actualizar al Hombre Murciélago, Nolan confió en David S. Goyer, experto en esto de adaptar personajes de cómic superheroicos a la gran y la pequeña pantalla (por sus manos han pasado los libretos de una secuela de The Crow, el televisivo Nick Fury y la trilogía de Blade, así como la hará la futura X-Men Origins: Magneto; además, produjo la reciente Ghost Rider) para que escribiera un argumento y para que compartiera con él la autoría del guión definitivo. Y a la hora de seleccionar al nuevo actor que sustituiría a Keaton, Kilmer y Clooney, optó por Christian Bale, descubierto siendo niño por Steven Spielberg para ser un joven J. G. Ballard en El Imperio del Sol, y que en los últimos años había sorprendido como el Patrick Bateman de American Psycho. Curiosamente, el nombre de Bale ya sonó como Bruce Wayne en un proyecto al final desestimado que se llamaría Superman / Batman (sobre el que se bromea en Soy leyenda), que iba a filmar Wolfgang Petersen y que iba a contar con Jude Law como Clark Kent o, esto es, el último hijo de Kripton.
Pero volvamos con Batman Begins: sin seguir exactamente la estela de los filmes anteriores, en los que siempre se contó con actores muy conocidos -y no siempre ajustados- para encarnar a los villanos de la función, Nolan optó por recuperar a un par de villanos clásicos de los cómics pero que no habían aparecido en las cintas anteriores -Ra's Al Ghul y el Espantapájaros-, a los que sumó el instructor de Wayne y mano derecha del primero, Henri Ducard, así como a Carmine Falcone, el mafioso más poderoso de Gotham. Los papeles recayeron en actores de la talla de Ken Watanabe (El último samurái), Cillian Murphy (28 días después), Liam Neeson (La lista de Schindler) y Tom Wilkinson (En la habitación).
Por si esto fuera poco, el resto de personajes principales fueron encarnados por actores tan competentes como Michael Caine (el mayordomo Alfred, una de las claves del film y del personaje central), Gary Oldman (el sargento, futuro teniente, de Policía James Gordon), Katie Holmes (la ayudante del fiscal del distrito, y amiga de Bruce, Rachel Dawes), Morgan Freeman (el fiel Lucius Fox) y Rutger Hauer (el taimado Mr. Earle). Y de su anterior Memento Nolan acabó por recuperar a Mark Boone Junior y Larry Holden, aquí como el poli corrupto Flass y el fiscal Finch respectivamente. El reparto, uno de los más compactos de los últimos tiempos, estaba cerrado.
Y a partir de ahí, talento, mucho talento: el relato conseguía saltar el escollo que siempre supone tener que contar el origen del personaje protagonista, y a razón de varios flashbacks explicativos se enseñaba al espectador los años de infancia de Bruce Wayne, incluyendo el asesinato de sus padres en manos del maleante Joe Hill (no del Joker, como en el primer Batman), un motivo este reflejado una y otra vez en los cómics por centenares de guionistas y dibujantes distintos, todo ello explicado mientras se dotaba al personaje de un origen creíble -su adiestramiento a manos de Ducard, la mano derecha del temible Ra's Al Ghul- y, como han hecho recientemente en la estupenda Iron Man, se hacía hincapié más en la faceta humana y social del superhéroe protagonista y no en su tiempo como luchador contra el crimen.
Una vez se había narrado el origen del protagonista, la acción se centraba en el presente y en la ciudad de Gotham, que se nos muestra de manera mucho más distinta a como lo hicieron Burton y Schumacher (y este es otro de los más grandes aciertos de Batman Begins): lejos de la mirada gótica, muy atractiva pero al mismo tiempo de indudable cartón piedra, instaurada por un amante de lo estrafalario como el realizador de Sleeepy Hollow o Sweeney Todd, Nolan opta por mostrar de una manera más realista, aunque sin perder el punch visual, a la Ciudad Gótica como una nueva Sodoma o Gomorra, como la urbe más corrupta del universo... aunque sea solo del Universo DC. Una ciudad donde un poli como Jim Gordon no deja de ser la enésima personificación del apestado Frank Serpico, y donde jueces como el magistrado Faden o policías como Flass permiten que personajes como el gángster Carmine Falcone campen a sus anchas.
Si a esta mirada personal sumamos un guión perfectamente construido, con la acción dosificada en su justa medida, sin renunciar a las escenas intimistas pero sin permitir que el relato aburra en ningún momento; por no mencionar la espléndida fotografía de Wall Pfister (nominada al Oscar) y la partitura minimalista y tribal de dos grandes como James Newton Howard y Hans Zimmer, el resultado no podía defraudar. Sumemos a ello el excelente trabajo de todo el reparto: a estas alturas señalar que Morgan Freeman o, sobre todo, un inconmensurable Michael Caine, bordan sus papeles, puede parecer una verdad de perogrullo; pero atención a la labor realizada por un sobrio Oldman, un poderoso Wilkinson, un espeluznante Murphy -sin duda, la revelación del film- y especialmente un Bale que se convierte sin aparente esfuerzo en el mejor Bruce Wayne de carne y hueso jamás visto.
De esta forma, Batman Begins se convierte, sin ningún género de dudas, en la mejor película basada en un cómic de superhéroes de todas las realizadas hasta la fecha (y no, no nos olvidamos ni del Spider-Man de Raimi ni de los X-Men de Singer; ni siquiera del mítico Superman de Donner). Y esto es algo que podría durar mucho tiempo si no fuera porque todos los pronósticos vaticinan que Nolan -que volvería a colaborar después con Bale en El truco final, junto con Memento su mejor largometraje- se ha superado a sí mismo con la inminente El caballero oscuro. El juicio definitivo, en apenas 48 horas.
Pues sí. "The dark knight" supera con creces lo ya visto en "Batman begins" (que a mí me gusta también bastante, pero no tanto como a usted), y se convierte en la mejor adaptación de un tebeo de super-héroes a la gran pantalla. Y también en una de las 2 ó 3 mejores de un tebeo sin restricción de géneros...
ResponderEliminarEstupendo blog, por cierto. Espero con ansia su reseña de la cinta (yo ya hice la mía en mi respectivo, sospecho que coincidiremos bastante).