miércoles, 5 de marzo de 2008
El secreto del estrangulador: El asesino en el espejo
A finales del año pasado, Norma Editorial editaba en español la última obra de Jacques Tardi, publicada en Francia apenas un año antes por Casterman: El secreto del estrangulador, a partir de la novela Monsieur Cachemar de Pierre Siniac, fallecido en 2002. Solo el no haberla leído hasta muy recientemente justifica no haberla incluido entre los mejores cómics del 2007, porque estamos ante una obra que aglutina, en menos de cien páginas, lo mejor no ya solo del género negro en particular, sino de la narrativa de ficción en general.
Y es que esta obra de Tardi viene a ser un divertimento, pero un divertimento muy serio, donde se conjuga el entretenimiento y la reflexión, la sobriedad y el espectáculo, la verdad y la mentira... por no hablar de diversos estilos, y hasta lenguajes, narrativos. Así, el volumen arranca con un dossier en prosa, doce páginas extraídas de periódicos de la época (la acción acontece en la Francia de los primeros días de febrero de 1959), que sitúa la historia del álbum en su contexto histórico: el de un país azotado por la criminalidad, que campa a sus anchas durante unos días de huelga general por parte de unas fuerzas policiales que reclaman al Estado una prima de peligrosidad, después de ver cómo nueve agentes eran asesinados mientras cumplían con su deber. Es esta una Francia marcada también por la Guerra de Argelia y por el considerable número de inmigrantes -muchos de ellos españoles- que llegan al país.
Acto seguido, y dentro del mismo dossier, Tardi nos recuerda que aun así, o precisamente por ello, todavía queda tiempo para la ficción, con noticias cinematográficas que sitúan el final de los años 50 como el momento en que glorias consolidadas del cine (Fellini, Hitchock, Ford, Hawks) estrenaban sus más recientes trabajos (La dolce vita, Con la muerte en los talones, Misión de audaces, Río Bravo)... al mismo tiempo que un grupo de críticos franceses metidos a realizadores amenazan con nuevas propuestas estéticas: Godard y su Al final de la escapada, Truffaut y Los cuatrocientos golpes, Chabrol y El bello Sergio, Rivette y Paris nous appartient...
Es en este contexto donde, tal y como se nos cuenta, un misterioso asesino, al que la prensa ya bautiza como "El estrangulador de medianoche" al día siguiente de cometer su primer crimen -algo que no puede menos que a animarlo a seguir con su carrera criminal-, ha aprovechado la huelga policial para matar a un célebre actor al poco de terminar la función teatral y abandonar este el recinto en dirección a su domicilio.
Tras este dossier de prensa, comienza la bande déssiné tal y como la entendemos, una narración cargada de fatalismo, pues el lector ya conoce de antemano muchos de los hechos que van a suceder, entre ellos una serie de crímenes atroces que nadie va a poder impedir. La acción del tebeo arranca con el protagonista de la historia, Valentin Esbirol, asistiendo a una representación teatral, la de El tío del muelle Conti de Pierravet y Chabriac. Con este arranque, Tardi insiste en atacar el subconsciente del lector subrayando la persistencia de la ficción: la vida es puro teatro, un mundo de apariencia en el que, como veremos a continuación y hasta un revelador final (¿o finales?), nada es lo que parece, y no puedes confiar ni en tus propios ojos.
Siniac y Tardi prescinden de la intriga acerca de la identidad del asesino, y enseguida revelan que es el mencionado Valentin Esbirol quien estrangula al actor en un oscuro callejón, amparado por la bruma. Esbirol es un aficionado a la novela negra que, al no conseguir su sueño de convertirse en un escritor reconocido del género, ha optado por conformarse con leer y vender dichas obras en su librería especializada. Es a este comercio al que acude muchos días el pequeño Arphonse, un niño de doce años aficionado al género que roba libros a Esbirol para leerlos a escondidas.
Esbirol confesará enseguida a Arphonse, fruto de su necesidad de ser reconocido y admirado, su condición de despiadado asesino, y le propondrá que le acompañe en sus siguientes salidas nocturnas. Arphonse, fascinado por el crimen y por la figura del estrangulador, que además parece recurrir a la hipnosis para evitar que sus víctimas pidan socorro a gritos, no lo dudará ni un momento. Además, él mismo es hijo de un asesino, y se ha visto adoptado por un inspector de Policía al que detesta.
A partir de ahí, Siniac y Tardi desarrollan la crónica de unos asesinatos anunciados, además de la investigación policial que irá cercando a diversos sospechosos, entre ellos el propio Esbirol... hasta llegar, sorprendentemente, a hasta tres finales distintos para una misma historia. Por si esto fuera poco (y en realidad, para entender la obra en todas sus posibilidades, lo es), los autores ofrecen unas "Explicaciones racionales de hechos aparentemente inexplicables", en los que el protagonista, al modo de la Miss Marple o el Hercule Poirot de los finales concebidos por Agatha Christie, explica al lector los hechos acontencidos, en un requiebro final que consigue que veamos la historia desde otro punto de vista.
Pero todavía no contentos con ello, Tardi añade tres finales más, considerados como inaceptables, pues lo resuelven todo recurriendo al recurso de la pesadilla y la locura que hacen confesar al criminal, al folletín caracterizado por los parentescos mantenidos en secreto, o hasta una mirada surrealista y freudiana de los acontecimientos. Todas ellas conclusiones surgidas de la nada que subrayan la condición ficcional del relato, y que están editadas ¡sin gillotinar!, con el fin de que el lector tenga que cortar las páginas para descubrir su contenido.
En la contraportada del álbum, una curiosa frase promocional reza: "¡No compre este álbum, lo lamentaría!". Y, efectivamente, el lector que prefiera una obra acomodaticia que se sitúe sin titubeos en las coordenadas más reconocibles (y manoseadas) del género, no encontrará en El secreto del estrangulador lo que está buscando. Porque el cómic de Tardi, a partir de una novela de Siniac que habrá que leer desde ya, es una atrevidísima (y muy divertida) reflexión sobre un mundo de ficción (el género negro, el asesino Esbirol, y hasta un cameo de Nestor Burma, el detective creado por Léo Malet y adaptado varias veces por Tardi) situado en un marco real: un París oscuro y brumoso azotado por el crimen, en el que solo cabe el recurso de huir a mundos de ficción que, al final, acaban estando también plagados de criminalidad (las novelas que vende Esbirol, la proyección de Extraños en un tren a la que acude Arphonse).
Al mismo tiempo, se revela como una obra entretenidísima, que recupera elementos propios de la literatura de quiosco más pulp (la figura del estrangulador, la hipnosis, la adivinación del futuro), reflexionando sobre sí misma (El secreto del estrangulador es el título de la única novela que llegó a escribir Esbirol, y que al parecer revela "secretos horribles que no deben ser descubiertos") y resultando una obra tan metanarrativa como el mismísimo Quijote de Miguel de Cervantes: qué otra cosa son Esbirol y Arphonse si no unos modernos don Quijote y Sancho Panza del asesinato, un reflejo en el espejo de personajes, artistas y espectadores fascinados por el crimen. Y qué otra cosa es El secreto del estrangulador de Pierre Siniac y Jacques Tardi si no una obra maestra del género negro y del noveno arte.
Título: El secreto del estrangulador
Autor: Jacques Tardi (guión; según la novela Monsieur Cachemar de Pierre Siniac) / Jacques Tardi (dibujo)
Editorial: Norma Editorial
Fecha de edición: noviembre de 2007
96 páginas (b/n) - 15 €
(+) El secreto del estrangulador en:
- DDT (Diario de tebeos), por Álvaro Pons
- El Blog de Negra y Criminal, por Juanjo Sarto
(++) Otros cómics franceses de género negro:
- El archivo corso
- El caso de la top model
- El Cuervo (vol. 1)
- El Cuervo (vol. 2)
- El Cuervo (vol. 3)
- Una resaca de cuidado
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