sábado, 22 de septiembre de 2007
Scarface: Apología del criminal
La colección Cómic Noir de Norma Editorial, dedicada a la historieta de género negro, alcanza ya su entrega 28 con Scarface (Marcado de por vida), que recoge la miniserie de cinco números de IDW Publishing escrita por John Layman e ilustrada por Dave Crosland.
Para conocer el origen del proyecto hay que remontarse nada más y nada menos que a 1932, cuando el director de cine Howard Hawks, uno de los más grandes de la historia del séptimo arte, estrenó Scarface, aquí conocida también como El terror del hampa, y donde Paul Muni interpretaba a Tony Camonte, alias 'Caracortada', figura inspirada en el tristemente legendario Al Capone.
La cinta se ha convertido, con el tiempo, en uno de los clásicos indiscutibles del film noir, así como uno de los trabajos más memorables de su autor y una de las películas que marca, como una huella de gigante, el paso del cine mudo al sonoro y la llegada de la modernidad a la gran pantalla.
En cambio, no fue sino su remake estrenado en 1982 el que popularizó verdaderamente la figura de su protagonista, el cubano Tony Montana. En el film dirigido por Brian De Palma y escrito por Oliver Stone, las cosas han cambiado, y no solo superficialmente: por un lado, el guión de Stone convierte a Montana en un exiliado de la Cuba de Castro, que llega a Miami en busca de ese quimérico American Way of Life que muchos no encontrarían jamás. Pero el protagonista, interpretado por un inconmensurable Al Pacino, conseguirá su particular versión del sueño americano a golpe de pistola y esnifada de coca.
Pero, como decíamos, las cosas habían cambiado, y mucho: si el film de Hawks, aunque sin caer en la moralina de otras cintas de la época, se mantenía al margen de los hechos y los mostraba con mayor o menor objetividad (pero sin perder nunca de vista lo más importante para el autor de El sueño eterno: el sentido del espectáculo), la cinta de De Palma manifestaba una poco disimulada fascinación, en ocasiones cercana a la admiración, por un individuo de moral tan reprochable como su protagonista. No olvidemos que el Scarface de Hawks llevaba el subtítulo, posiblemente impuesto por la productora, de The Shame of a Nation ("La vergüenza de una nación"), mientras que el film de De Palma no lo conservó y se limitó al título principal (algo que en España se remediaría, volviendo al conservadurismo de sus orígenes, titulándola El precio del poder).
Si con posterioridad Hawks se convirtió en un nombre clave del cine negro, De Palma se orientó más al thriller de suspense, aunque reincidió en el género con cintas como Los intocables de Elliot Ness, Atrapado por su pasado o La Dalia Negra. Pero aunque en la segunda volvió a contar con Pacino interpretando a un mafioso hispano, lo que llevó a muchos a considerarla una visión madura de lo que podría haber sido el futuro de Tony Montana de no haber muerto al final del film original, nunca llegó a rodarse una secuela del mismo.
Eso es lo que ha venido a hacer este cómic de Layman y Crosland: prescindiendo de la versión de Hawks, los autores han decidido prolongar la historia de Tony Montana allí donde la dejaron De Palma y Stone. De esta forma, a partir de la recuperación de algunos personajes del film (como Elvira, la esposa de Tony, o el mafioso Alejandro Sosa) y de un punto de partida tan inverosímil como atractivo (que Montana hubiera sobrevivido al espectacular tiroteo que ponía fin a la cinta), la leyenda de Tony Montana continúa.
De esta forma, y como ocurriera en Kill Bill de Quentin Tarantino, dos policías encuentran el cuerpo casi sin vida del protagonista. Y ese casi, para alguien como Tony Montana, es excusa suficiente para volver a la circulación, originando una historia de venganza repleta de lujo y glamour, drogas, policías corruptos... y una violencia gráfica plagada de humor negro que se hace omnipresente a lo largo de las páginas de la obra, para regocijo de sus autores y los lectores que gusten de cómics provocativos como este.
Si el film de De Palma manifestaba una cierta inclinación al personaje de Pacino, un elemento que con el paso del tiempo ha convertido a Scarface en película de cabecera de varias generaciones de músicos de rap y hip hop en Estados Unidos, el guión de Scarface (Marcado de por vida) va más allá, y Layman no disimula en ningún momento la simpatía que le despierta su antihéroe y la animadversión que siente por todos sus enemigos.
En cuanto al trabajo de Dave Crosland, verdaderamente dinámico, hay que destacar que su trazo recuerda más al cómic europeo, si bien la composición de página es más propia de la narrativa norteamericana. También se hace necesario destacar el espectacular trabajo del colorista Len O'Grady.
De esta forma Scarface, el cómic, es una obra que satisfará a aquellos a los que el final de Scarface, la película, les dejó con ganas de más; un cómic salvaje y no apto para todo el mundo, y que, sin ser nada del otro jueves, proporciona un digno entretenimiento y una igualmente digna nueva entrega de las andanzas de su protagonista. Su final, decididamente abierto, anuncia nuevas entregas (como la miniserie Scarface: The Devil in Disguise, que suponemos publicará Norma)... y de paso contribuye a la consolidación de la leyenda de Tony Montana.
Título: Scarface (Marcado de por vida)
Autores: John Layman (guión) / Dave Crosland (dibujo)
Editorial: Norma Editorial
Fecha de edición: septiembre de 2007
120 páginas (color) - 12 €
(+) Más cómics de cine:
- Silent Hill: Muriendo por dentro
- Silent Hill: Relatos sangrientos
- Zombies Party
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