lunes, 13 de mayo de 2013
Los lunes... Batman: Mi principio... y mi probable fin
Batman siempre ha sido uno de los superhéroes más populares de todos los tiempos, quizá el que más con la salvedad de su compañero de fatigas en el Universo DC: Superman, el Hombre de Acero. Pero qué duda cabe que en los últimos años su popularidad se ha visto acrecentada todavía más gracias al cine (desde las películas de Tim Burton y Joel Schumacher hasta la más reciente trilogía, merecidamente aplaudida, de Christopher Nolan) y, por qué no decirlo, a algunos autores que han dado lo mejor de sí dentro del medio que vio nacer al personaje a finales de la década de los 30: el cómic. Esto explica el gran número de títulos protagonizados por el personaje que llegan cada mes a las librerías especializadas, en estos tiempos y en nuestro país de la mano de ECC Ediciones. Por eso vamos a dedicarle una sección semanal en exclusiva que durará mientras haya nuevos títulos que comentar; y por lo que se ve, parece que va para rato... para alegría de la legión de seguidores del Hombre Murciélago.
Después de ofrecernos de una sola sentada, y por dos ocasiones, varios de los títulos protagonizados por el Hombre Murciélago que realizaron en su día Frank Miller y el equipo formado por Jeph Loeb y Tim Sale, ECC continúa con la por el momento imprescindible colección Grandes autores de Batman con Mi principio... y mi probable fin, un volumen dedicado a la aportación de uno de los dibujantes más importantes y significativos en la historia reciente del género superheroico: el gran Alan Davis.
Más conocido por el papel que ha jugado en la competencia Marvel Comics (recordemos, por ejemplo, su trabajo para el Capitán Britania de Alan Moore o para Excalibur, la serie de la facción inglesa -por así decir- de los X-Men guionizada, claro, por Chris Claremont), el artista británico fue reclutado a mediados de los años 80 por Dick Giordano para trabajar en DC en sustitución de Jim Aparo al frente de la coleccción Batman and the Outsiders. Aquella oportunidad supondría la primera colaboración de Davis con el guionista Mike W. Barr, con el que un año después volvería a repetir en una breve (apenas seis entregas mensuales) pero significativa etapa de la serie Detective Comics: nada menos que la que incluía en su haber, como veremos después, el número que conmemoraba los 50 años de vida de la cabecera que viera nacer en 1937 al personaje creado por Bob Kane.
Dicha etapa, que abarcó los números 569 a 574 (esto es, el medio año que va de diciembre de 1986 a mayo de 1987), desconcertó bastante a los seguidores menos fieles del personaje: téngase en cuenta que por aquellas fechas no solo se estaba publicando de forma serializada el mítico y muy influyente Watchmen, sino que ya había visto la luz el igualmente histórico El regreso del Caballero Oscuro de Frank Miller. Así, y aunque faltaba mucho para que se estrenara la trilogía de películas de Christopher Nolan, los lectores -sobre todo los recién llegados- ya ansiaban una mirada distinta, más oscura y presumiblemente adulta, en las historias del Hombre Murciélago.
En cambio, lo que Barr y Davis les ofrecieron era un cierto regreso a los años más festivos del personaje, cuyos episodios en la década de los 60 hicieron las delicias de Grant Morrison (véase el volumen recopilatorio Los archivos negros)... aunque, por supuesto, sin alcanzar el nivel de desmadre de muchos de aquellos. Esta apuesta por la diversión y un cierto sentido de lo camp se aprecia muy significativamente en los diálogos entre Batman y Robin, un sidequick que aquí ejerce como tal a la antigua usanza y cuya presencia y el devenir de los acontecimientos permiten, hacia el final de la etapa, el único episodio un tanto dramático de la oferta.
Por lo demás, cabe señalar que la presente etapa arranca con un relato en dos partes en el que el Joker es la principal amenaza que se cierne sobre Gotham, aunque en esta ocasión Batman y Robin cuentan con el apoyo de una valiosa aliada: Catwoman, que pretende conquistar al Hombre Murciélago redimiéndose de su pasado criminal. Pero la sofisticada ladrona y el Payaso del Crimen no serán los únicos personajes relevantes de la galería de villanos de Batman que harán acto de presencia en manos de Barr y Davis: también se da el concurso posterior del Espantapájaros -que precisamente protagonizó el título de Batman que comentamos la semana pasada: Ciclo de violencia- y el Sombrerero Loco.
No obstante, quizá el episodio más curioso del presente volumen sea el número especial de marzo de 1987, que conmemoraba con la historia "El libro del Juicio Final" el 50 aniversario de la cabecera Detective Comics. Para ello, la editorial reunió nada menos que a los dos mayores detectives del mundo (esto es, el mítico Sherlock Holmes y el propio Batman), junto con otro personaje de la casa que ejercía como tal (Ralph Dibny, alias el Hombre Elástico), y los introducía en una investigación alrededor del hallazgo de un manuscrito que podría incluir un relato inédito de Arthur Conan Doyle protagonizado por el inolvidable investigador del 221b de Baker Street. Para ello, la editorial convocó a varios dibujantes que pusieron sus lápices al servicio de la historia de Barr: mientras el propio Alan Davis se encargaba de los capítulos primero y último, el resto de episodios estaban ilustrados por Terry Beatty, el gran Carmine Infantino y el filipino E. R. Cruz, este último artista que se había especializado en adaptar al cómic obras literarias clásicas y que había sido el dibujante de un número único de DC protagonizado por Holmes con guiones de Dennis O'Neill.
Leída esta etapa hoy, se percibe que la mirada de Barr ha envejecido un tanto y parece no aguantar demasiado bien el paso del tiempo -salvo que el lector se aproxime a ella con cierta predisposición nostálgica: entonces ya es otro cantar-; pero no ocurre así como el apartado gráfico, en manos de un Alan Davis principiante pero ya en pleno uso de sus facultades: sus dibujos, esplendorosos y pletóricos, podrían haberse dibujado ayer mismo, o incluso mañana o pasado. No es de extrañar por tanto ni que dibujantes posteriores hayan reconocido de continuo la influencia de su legado, ni que por parte de la editorial estadounidense primero y la española después se haya recuperado esta etapa dentro de una colección de los mejores autores de la historia de Batman destacando precisamente la aportación particular de Alan Davis por encima de la del guionista. De nuevo, como ocurriera con Scottish Connection, el dibujante es la estrella. Y vaya estrella.
Título: Grandes autores de Batman: Alan Davis - Batman. Mi principio... y mi probable fin
Autores: Mike W. Barr (guion) / Alan Davis et alii (dibujo)
Editorial: ECC
Fecha de edición: marzo de 2013
176 pp. (color) - 17,95 €
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