lunes, 10 de septiembre de 2012

Caído del cielo: Retrato de humano con extraterrestre al fondo




Hasta la fecha, todo lo que había tenido la oportunidad de leer del guionista y dibujante de cómics Charles Berberian me había satisfecho bastante. Ya fuese en solitario (como el estupendo Jukebox) o en compañía de otros autores, entre ellos su colaborador habitual Philippe Dupuy (véanse Un poco antes de la fortuna o las historias de Bienvenido a Bobolandia), el trabajo de este autor francés nacido en 1959 nunca me había defraudado. Así, se entiende que tuviera bastante interés por leer este Caído del cielo, editado hace unos meses por La Cúpula, y donde Berberian se limita a escribir la historia dejándole los lápices a su compatriota Christophe Gaultier.




Publicada por Futuropolis en el país vecino y en dos partes (que aquí se recogen en un solo volumen, lo que es de agradecer), Tombé du ciel nos presenta a Émile, un cuarentón separado y padre de un niño de cinco años que no está satisfecho del todo con su vida: el matrimonio con su esposa Mathilde se ha roto, pese a lo cual todavía vive en casa de sus suegros con el fin de cuidar entre todos a su hijo, y trabaja como vendedor de casas para un agente inmobiliario con el que no se lleva precisamente bien. Por si esto fuera poco, hace todo lo posible por ligar con chicas mucho más jóvenes que él, a las que engaña acerca de su edad, y utiliza las viviendas que están en venta y que enseña durante la jornada laboral como picaderos ocasionales.




A todo ello se suma una rémora del pasado que lo atormenta continuamente: nunca llegó a convertirse en la estrella del rock que aspiraba a ser... Y es que la tragedia vital de Émile comenzó el día 21 de junio de 1982, cuando durante un festival de música que se celebraba en algún lugar de Bretaña, y en el que actuaba su banda con la esperanza de que algún crítico tomara nota de su talento, él fue incapaz de tocar una sola nota con su guitarra eléctrica. Émile parece desconocer la razón de aquel bloqueo, y la respuesta la va a encontrar de la mano de un visitante inesperado: un alienígena de nombre impronunciable pero que adoptará el apelativo terrestre de 'Boris', y que es capaz de matar con rayos fulminantes que surgen de sus brazos tentaculares o de provocar amnesia a voluntad en aquellos que se cruzan en su camino.




En principio, la propuesta de Berberian y Gaultier era arriesgada: una trama en la que aparecen como fundamentales elementos propios del género fantástico y de ciencia ficción, empezando por ese platillo volante tripulado por Boris que cae en nuestro planeta, o la máquina que permite viajar al pasado como testigos presenciales de hechos ya ocurridos que han quedado congelados en el tiempo, debía servir para ofrecer un relato de corte costumbrista acerca de ocasiones perdidas, fracasos vitales y segundas oportunidades. Pero los autores lo consiguen, y ofrecen al afortunado lector un relato que se mueve entre dos tiempos distintos, el pasado de 1982 y el presente de 2010, en el que el segundo solo puede entenderse, aceptarse e incluso mejorarse cuando se ha comprendido el primero.




Pero a pesar de tratar temas tan importantes como los arriba citados, no piense el lector que nos encontramos ante una obra de lectura pesada o farragosa: Berberian es ya un veterano en esto de la construcción de historias y el diseño de personajes, y envuelve el núcleo del relato con la atractiva apariencia de una comedia desenfadada, llena de interrelaciones personales y equívocos propios del vodevil, y con una amplia galería de personajes secundarios impagables (presten atención al jefe de Émile o a los agentes de Policía que aparecen intermitentemente en la historia) que sirven para arropar al protagonista. Todos estos elementos se unen y consiguen que Caído del cielo se lea con una sonrisa sempiterna dibujada en los labios.




Por su parte, el dibujante Christophe Gautier, que hasta ahora había destacado como autor completo adaptando clásicos literarios de la talla de Robinson Crusoe de Daniel Defoe y El fantasma de la ópera de Gaston Leroux, pone su dibujo, de trazo aparentemente sencillo y personajes ligeramente caricaturescos pero expresivos y creíbles, al servicio del relato urdido por Berberian. El resultado es uno de esos cómics de los que las voces de la crítica, entre ellas las de un servidor, dicen aquello de que es un título que ha pasado injustamente inadvertido entre las novedades del año y que merecía mucha más atención de la que ha tenido hasta el momento. Y obras así solo hay cuatro o cinco cada curso, así que tomen nota: Caído del cielo, de Charles Berberian y Christophe Gaultier, es una obra que merece muy mucho la pena leerse.


Título: Caído del cielo
Autores: Charles Berberian (guion) / Christophe Gaultier (dibujo)
Editorial: La Cúpula
Fecha de edición: abril de 2012
288 pp. (b/n) - 25 €

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