lunes, 23 de enero de 2012
Niños muertos
A partir del año 1954, Fredric Wertham y su libro Seduction of the innocent (La seducción de los inocentes) ocasionaron en Norteamérica una lamentable caza de brujas contra los cómics por los supuestos efectos nocivos que estos provocaban en los tiernos infantes que los leían. Si este psiquiatra que ha pasado de la forma más lamentable posible a la historia de la cultura levantara hoy la cabeza y viera según qué cosas, seguro que volvería a morirse del susto.
Los niños muertos que protagonizan esta nota -uno de ellos no lo está en realidad, o al menos eso se supone, pero no hemos podido evitar el homenaje a la novela homónima de Martin Amis-, de nombre Lenore y Billy Brouillard, acercan el tema considerado como tabú por excelencia en la sociedad occidental (esto es, la muerte) a un universo en principio tan alejado de él, por razones de lo más obvias, como el infantil. Pero sería un error considerar que el protagonismo de estos infantes hace de las obras que relatan sus peripecias un producto dirigido especialmente a este sector de lectores tempranos.
De hecho, la muy popular Lenore de Roman Dirge, de la que Norma Editorial acaba de sacar un segundo volumen recopilatorio, ha encontrado su público más fiel e incondicional en esos adolescentes fascinados por la estética gótica y siniestra que han descubierto un universo con el que identificarse en las historias de Emily the Strange y Courtney Crumrin -precisamente publicadas también ambas por la editorial barcelonesa-, que antes quedaron fascinados por la particular estética de buena parte de la filmografía de Tim Burton, y que acabaron descubriendo las principales referencias de este último, de los cuentos de Edgar Allan Poe a las películas de Roger Corman sobre los mismos, pasado todo ello por el filtro de las ilustraciones de Edward Gorey.
Gorey es, sin lugar a dudas, la influencia capital de este subgénero, y Dirge no se libra de ella: si ya apreciamos los puntos en común entre ambos en aquel primer volumen titulado Collejas, la segunda entrega que nos ocupa, de título genérico Jugarretas, subraya este vínculo desde la primera a la última página de una serie de cuatro volúmenes originales recopilados ahora en uno solo, pero esta vez como el autor siempre soñó: a todo color.
En esta segunda entrega, y siempre de la mano de Lenore, el lector asistirá a una siniestra reunión a la hora del té, será testigo de cómo la protagonista se ve en la obligación de ejercer de Conejo de Pascua o de reina de los gnomos mágicos, descubrirá los peligros que conllevan los atrapasueños o el más perfecto producto de limpieza de baños jamás inventado, sin olvidar que ni las niñas que ya han muerto se libran de malestares gastrointestinales y otros problemas de salud de lo más mundano.
Pero como en el volumen anterior, también hay sitio para relatos más breves -algunos de una sola página-, protagonizados por otros personajes (como Mr. Gosh o el niño sin piel)... o por el propio Roman Dirge, que en la serie "Cosas mías" ofrece episodios supuestamente autobiográficos en clave de humor gráfico, y algunos de ellos tan efectivos que se cuentan entre lo más conseguido de la oferta.
Divertida y fresca, y sin estar sujeta a una continuidad más allá de la que le otorga el contar con una protagonista fija, una serie como esta de Lenore está particularmente indicada para lectores que pueden y quieren disfrutar de un humor negro que no teme reírse de un tema tan delicado y poco propenso a las bromas como la muerte, a partir de la contraposición de este y la forma, relajada y distentida, en que los personajes, con esta popular niña muerta a la cabeza, se enfrentan a él.
De esta confrontación de la infancia y la muerte surge Billy Brouillard, la obra que firma Guillaume Bianco. La misma Norma Editorial acaba de publicar el primer volumen de la serie, El don de la vista confusa, una visión exquisita del fin de la vida visto desde los ojos de la infancia presentada en una magnífica edición que se abre con un ex libris y se cierra -lo juramos- incluyendo una ouija de regalo en su interior.
Billy Brouillard es un niño fascinado por los misterios, y la muerte es el principal de todos ellos, sobre todo desde un día de otoño en el que encuentra, en mitad del bosque, a su gato Tarzán... muerto sobre las hojas secas. El fallecimiento del que era tanto su mascota como su compañero fiel de juegos y aventuras le impactará tanto que incluso le llevará a escribir una carta a Papá Noel pidiéndole que le explique el misterio de la muerte.
Justo antes de eso, el lector ya se habrá dado cuenta del rasgo particular que hace de Billy Brouillard un niño especial: ese don de la vista confusa que lo lleva a ver monstruos donde solo hay árboles o cadáveres donde no hay más que piedras, ramas y una vieja pelota de fútbol. Un don que los adultos no entienden como tal, y que como siempre faltos de imaginación intentan corregir con unas gafas de lo más convencional.
No hace falta ser un gótico o pertenecer a la tribu urbana de los emos para dejarse conquistar por la personalidad de Billy y su relación con su hermana pequeña, a la que mortifica siempre que puede. Pero en Billy Brouillard, la obra de Guillaume Bianco, es tan importante la forma como el contenido, así como la disposición temática y estética de sus ingredientes, desde las reproducciones de páginas de La gaceta de lo extraño a los extractos de la Enciclopedia Curiosa y Extraña de Criptozoología (escrita por el propio Billy, claro), pasando por poemas y rimas ilustradas de lo más siniestro.
El resultado es una delicia para la vista... sea esta confusa o no. Y quedamos a la espera de la publicación de más volúmenes, cuya existencia sugiere el título concreto de este y su numeración como primer volumen.
Título: Lenore (Vol. 2: Jugarretas)
Autor: Roman Dirge (guion y dibujo)
Editorial: Norma
Fecha de edición: diciembre de 2011
112 páginas (color) - 16 €
Título: Billy Brouillard (Vol. 1: El don de la vista confusa)
Autor: Guillaume Bianco (guion y dibujo)
Editorial: Norma
Fecha de edición: diciembre de 2011
144 páginas (b/n y color) - 24 €
(+) Las webs de los autores:
- Guillaume Bianco
- Roman Dirge
Esto va derecho a lista de compra. El estilo de Roman Dirge me agrada. He visto en una librería una versión gráfica de La caída de la casa Husher, no me acuerdo de que autor, era una técnica con acuarelas, no me agradó mucho. Ya no está, tendría que haberla comprado aunque no me haya gustado. Lo que se dice gastar por gastar...
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