miércoles, 21 de septiembre de 2011
La protectora: La última vuelta de tuerca
Para el que esto firma, la novela Otra vuelta de tuerca de Henry James es una de las mejores obras, no ya dentro del género fantástico o de terror, sino en general de la historia de las letras universales. Se trata de una novela corta, o de un relato largo si se prefiere, en la que el autor de Washington Square dio lo mejor de sí mismo construyendo una historia polisémica alrededor de una institutriz y de los dos niños que están a su cargo, resultando un relato narrado en primera persona, cargado de subjetividad y proclive a las más diversas y enriquecedoras interpretaciones.
Por tanto, no resulta extraño que dicha narración haya sido adaptada en muy diversas ocasiones a un medio tan atento a lo que se gesta en el mundo literario como es el cine; más aún si tenemos en cuenta que la obra literaria de Henry James ha nutrido de historias al séptimo arte desde que en 1947 el film Viviendo el pasado adaptara su historia Los papeles de Aspern; luego llegarían La heredera de William Wyler, La habitación verde de François Truffaut, Las bostonianas y La copa dorada de James Ivory o Las alas de la paloma de Iain Softley. Pero, como sugeríamos antes, ha sido Otra vuelta de tuerca su libro más veces adaptado al cine, con resultados desiguales: de la versión académica de Rusty Lemorande a la libérrima de Eloy de la Iglesia, pasando por otra adaptación española -El celo de Antoni Aloy- o la muy mediocre In a Dark Place. Eso sí: siempre quedará para el recuerdo, como una obra maestra, la versión dirigida por Jack Clayton y protagonizada por Deborah Kerr en 1961: The Innocents, que en España recibió el ridículo título de Suspense.
En cambio, un medio como el cómic no se había atrevido en tantas ocasiones a reflejar en sus páginas la atmósfera inquietante y la ambigüedad moral de esta historia de fantasmas al gusto de la época y ambientada en la mansión de Bly. Y aunque en alguna ocasión se llevara a cabo, cualquier intento previo palidecerá en comparación con La protectora, obra de Keko que acaba de publicar Edicions de Ponent en su colección El Cuarto Oscuro. Ya saben, la serie de recreaciones libres de títulos clásicos de la literatura de terror que hasta ahora ya nos había dado tres joyas de valor considerable: Demeter de Ana Juan (según Drácula), El hombre de arena (adaptación del relato homónimo de E. T. A. Hoffmann) y El hombre descuadernado (según El Horla de Guy de Maupassant).
La protectora no solo no desmerece estos tres títulos anteriores -ya de por sí, y siempre a mi parecer, todos soberbios-, sino que se convierte en la mejor obra que ha dado hasta la fecha la colección. Esto tampoco debería sorprender a nadie que haya leído dos maravillas como 4 botas o La casa del muerto, publicadas por la misma editorial y que vienen a ser dos de los mejores tebeos españoles de los últimos años. No se extrañen, pues, si un día cualquiera de estos le otorgan a Keko el Premio Nacional de Cómic. De hecho, no se extrañen si se lo dan gracias a la presente obra, porque en tan solo 64 páginas este autor madrileño ha sido capaz de crear todo un universo de sombras y sospechas, sueños y alucinaciones, recuerdos de un pasado atroz y presagios de un futuro incierto.
De la misma manera que podría considerarse al film de Michael Winner Los últimos juegos prohibidos como una suerte de precuela de Otra vuelta de tuerca -en aquella era Marlon Brando el encargado de dar vida al temible Peter Quint-, La protectora podría considerarse como una secuela en toda regla ya que empieza donde acaba la novela de James: Miles, el hermano mayor, ha fallecido, y Flora, la niña pequeña, vuelve a estar a cargo de su tío en la gran ciudad; mientras tanto, la señorita Giddens -la protectora del título- está recluida en un sanatorio mental. Pero el tutor de Flora pronto descubrirá que los hechos acontecidos entre las paredes de Bly, lejos de finalizar y haber sido olvidados, han dejado una fuerte huella en la niña. Al parecer, el pasado no se va a resignar a permanecer oculto...
Contar más del argumento de La protectora sería hacerles un flaco favor tanto a la obra como al lector, no ya por desvelar demasiado de los giros que pueda tener la trama -que también-, sino porque nuestras palabras no serían más que un pobre reflejo del poderío conceptual y visual de la obra... que se materializa en una serie de planchas en blanco y negro tan fascinantes como terroríficas. Algo a lo que, por otro lado, estarán acostumbrados los lectores habituales de este autor, que en el presente álbum se sitúa casi al nivel que alcanzaron Alan Moore y Eddie Cambpell en From Hell, a la sazón otra revisión de otro de los mitos del género: Jack el Destripador.
Solo queda apuntar una de las muchas sugerencias que esconde este título, y que le otorga una peculiar lectura metaliteraria, al mostrar a la señorita Giddens, residente de una institución para enfermos mentales, leyendo un libro que no es otro que Otra vuelta de tuerca: las letras impresas desvelan el carácter ficcional de personajes como Miles o la señorita Jessel, y por lo tanto de la propia lectora, capaz de ver como los locos fantasmas que solo ella ve, y que por extensión han acabado viendo Flora y hasta su tío, reticente ante todo aquello que no puedan explicar la razón y la ciencia.
Llegado este momento, podríamos seguir comentando distintos apuntes y sugerencias del relato, pero no dudamos de que será mejor dejarlo en manos de cada lector. Así no le enmendaremos la plana ni a Henry James ni al propio Keko, ya que como apunta Mr. Rymes, uno de los personajes secundarios del relato, "llegó la hora de abrir bien los ojos y de cerrar la boca".
Título: La protectora
Autor: Keko (guion y dibujo)
Editorial: Edicions de Ponent
Fecha de edición: septiembre de 2011
64 páginas (b/n) - 20 €
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