lunes, 28 de marzo de 2011

La France... épisode 2



Venir a decir que las obras que comentaremos hoy tienen en común el ser representativas no ya del cómic que se hace ahora mismo en la vecina Francia sino de la propia sociedad del país vecino puede ser tanto una falacia como, y esto es más disculpable, una mera excusa para reseñarlas en este vuestro blog destacando que las tres son lecturas de lo más recomendables. Pero, por otro lado, bien es cierto que gracias a (o por culpa de) la globalización de la sociedad occidental los jóvenes y no tan jóvenes que reflejan en sus páginas al menos los dos primeros títulos se parecen no solo a nuestros vecinos los galos, sino a cualquiera con el que nos podamos cruzar paseando por la calle. Y sí, también un poco a nosotros mismos.



Así, paseando por la calle, ha conocido Riad Sattouf a las personas que inspiran y, de hecho, realmente protagonizan La vida secreta de los jóvenes, cuyo segundo volumen acaba de publicar La Cúpula. Ya en la primera entrega descubrimos el particular modo de proceder de este autor, que se ha consolidado como uno de los más importantes nombres de la historieta francesa actual y un maestro del tebeo del humor gracias a títulos como Manual del pajillero o su popular y celebrado Pascal Brutal. No obstante, reconozco que es precisamente La vida secreta de los jóvenes, que el propio Sattouf ha llevado al cine como la todavía inédita aquí (y así imagino que seguirá) Les beaux gosses, la obra de las suyas por las que un servidor siente más afecto.



Dicho modo de proceder por parte de Sattouf no es sino observar y escuchar con suficiente atención e imagino que un necesario disimulo las conversaciones que los jóvenes que acaban protagonizando su creación mantienen en las calles, las terrazas, los comercios y los vagones de metro de París. Así, las conversaciones captadas a vuelapluma, repletas de anéctodas y ocurrencias, terminan por transformarse en breves historietas de apenas una página que empiezan y terminan casi siempre in medias res.



Así, por las páginas de este segundo volumen de La vida secreta de los jóvenes pasan adolescentes lanzadas y adictas al rollo de una sola noche, niños preocupados hasta el borde del colapso por el resultado de un examen escolar, una mujer agobiada por la extraña conducta sexual de su pareja, solitarios viajeros del metro de los que se intuye padecen algún tipo de trastorno mental, una pareja de gays que disfrutan provocando la ira de una anciana demostrando fervientemente su amor en público o una madre de mediana edad que no acepta las críticas a las primeras damas francesas, la anterior y la actual -esto es, la modelo y cantante Carla Bruni-, vertidas en las páginas del semanario humorístico Charlie Hebdo... donde, precisamente, se publican las páginas de La vida secreta de los jóvenes por vez primera.



Todas estas historias, como decíamos, aparecen sucesivamente, sin solución de continuidad, y con una absoluta falta de contexto... a pesar de un intento de historia más extensa que acaba por ser, paradójicamente, lo más flojo del volumen. Pero es en esta carencia donde, lejos de que resulte molesta al lector, se apoya buena parte de los logros del álbum, aportándole a este una adecuada lectura no muy lejana del surrealismo, así como dotando al propio lector de una fascinación cercana al extrañamiento, ante conductas de lo más sorprendentes y para las que solo encuentra una razón de ser inspirándose en propias experiencias que le permitan llenar los huecos del discurso. Un recurso muy parecido al que ha convertido textos breves de autores como Chejov, Borges, Carver, Cheever o Bolaño -por citar solo media decena- en algunos de los mejores relatos de la literatura del siglo XX.



Si es fácil identificarse con algunos -afortunadamente, no con todos- de los ejemplares que conforman la fauna social de La vida secreta de los jóvenes, lo mismo les sucederá a los lectores cuya edad oscile entre los 25 y los 40 años, sean solteros y estén en busca de pareja... sea esta ocasional o estable, ante una obra como Pecados veniales, que en España edita Dibbuks. Ya destacamos el interés que tenía el primer tomo, escrito y dibujado por Arthur de Pins, si bien ahora la obra se enriquece con la participación en algunos de los guiones de Maïa Mazaurette, sexóloga y cómplice del anterior en Anti-Kamasutra y Di que no, y que aquí aporta un toque femenino muy de agradecer.



Así, si en el primer volumen el protagonista absoluto era Arthur, posiblemente trasunto de ficción del propio autor de Zombillenium, aquí es la promiscua Clara quien se convierte en la auténtica estrella de la función, relegando a su amigo Arthur a un papel secundario, si bien lo suficientemente destacable como para dotar de continuidad a la obra. De esta forma, y mientras Arthur se esfuerza por encontrar a la mujer de su vida a la vez que empieza a agobiarse ante la posibilidad de quedarse solo, Clara destaca por su empeño para coleccionar conquistas del otro sexo como quien colecciona sellos o monedas antiguas.



Bien es cierto, y resulta lógico tratándose de una obra de concepción más clásica que ese experimento sociológico que es La vida secreta de los jóvenes, que en algunas ocasiones una obra como Pecados veniales roza peligrosamente con el reflejo de estereotipos más que de personas reales. Pero como señaló juiciosamente alguien una vez, los estereotipos, los tópicos y los lugares comunes funcionan porque tienen una base real... De ahí que no resulte complicado, como señalábamos, identificarse con las peripecias sentimentales y sexuales de esta asistente de ventas de una gran empresa.



Por lo demás, cabe destacar el dominio gráfico del autor, conocido ilustrador y publicista en su país natal y que aquí ya empieza a tener, como era de esperar, un considerable séquito de seguidores que pronto serán legión: sus personajes, tan cabezones (a veces, en más de un sentido) y tan reconocibles como los de nuestro Enrique Vegas (Cabezones del Caribe), presentan a pesar de sus trazos caricaturescos y cartoonianos una capacidad de transmitir sensaciones y emociones dignas del mayor de los aplausos. Ya solo por eso merece la pena acercarse a la obra de Arthur de Pins... se tenga o no pareja, y se tenga la edad que se tenga.



No quiero despedir estas líneas sin aprovechar la ocasión para recordar que acaba de aparecer otro segundo volumen de otra historieta gala, concretamente el de Las extraordinarias aventuras de Adèle Blanc-Sec, creación de Jacques Tardi que Norma Editorial está recuperando en tomos de lujo. Después de la primera entrega, este segundo tomo recoge los álbumes quinto a octavo de la serie original por la que, no hay mal que por bien no venga, la mediocre adaptación cinematográfica de Luc Besson ha despertado un renovado interés.



Por supuesto, el lector no encontrará en las páginas de un folletín como Adèle Blanc-Sec una reproducción fidedigna de la sociedad francesa, ni siquiera de la coetánea a los años -comienzos del siglo pasado- en los que se ambientan las peripecias de esta valerosa aventurera; pero sí encontrará, además de una más o menos fiel reproducción del espacio arquitectónico del París del momento, una versión de la literatura popular que el pueblo vecino leía por aquel entonces... lo que me recuerda a aquella distinción que establecía hace ya algunos años Quentin Tarantino acerca de sus propias películas: Reservoir Dogs y Jackie Brown la protagonizarían, más allá de su pertenencia al género negro, personajes que remiten a la realidad, mientras que títulos como Pulp Fiction o su episodio de Four Rooms serían las películas que irían a ver los personajes de las anteriores cuando fuesen al cine o viesen la televisión.



Volviendo al volumen que nos ocupa, hay que destacar que incluye las historias "El secreto de la salamandra", "El ahogado de dos cabezas", "Todos monstruos" y "El misterio de las profundidades". La primera de ellas es una de las más interesantes, a pesar de que la protagonista permanece ausente del relato hasta prácticamente el final, pues permanece en animacion suspendida en la mansión de su enemigo Mouginot durante los años que dura la I Guerra Mundial... Un evento que en este álbum Tardi, que ya tratara el conflicto bélico de manera realista y descarnada en títulos como La guerra de las trincheras o ¡Puta guerra!, se permite mostrar con amplias dosis de humor que por otro lado no esconden un amargo poso de amargura; para ello utiliza la figura del soldado de 2.ª clase Brindavoine, desertor que por razones azarosas acaba convirtiéndose en un héroe condecorado.



En "El secreto de la salamandra" se aprecia esa característica tan propia de la literatura de folletín en general y de esta serie en particular que es la sucesión vertiginosa de acontecimientos, el desarrollo de tramas paralelas que no siempre acaban por casar adecuadamente y un intento nada disimulado por mantener la atención del lector durante todo momento, aunque eso vaya en detrimento de la lógica interna del relato.



Estos rasgos vuelven a aparecer en "El ahogado de dos cabezas", donde se suceden las muertes de los payasos de un circo que visita París al mismo tiempo que los ataques de lo que parece ser un pulpo gigantesco que se oculta en las profundidades del Sena... Al final de dicho relato, Tardi incluye un parlamento por parte de un artista callejero -"¡Nos timan!... ¡Nos engañan!... Nos disfrazan... primero, de soldados; luego, de payasos; ¡después de cadáveres! Una arena abominable con sangre por doquier... ¡Un circo!... Y eso les divierte... tienen el poder, y disponen de nuestras vidas y morimos por nada... Qué farsa... ¡Todos monstruos!"- que parece referirse tanto a los que mueven los hilos del poder político desde las sombras como a los propios autores de divertimentos populares como este, que juegan a sus anchas con sus personajes a modo de títeres para divertir a un lector que atiende boquiabierto al teatro de marionetas.



Dicho parlamento abre las puertas al siguiente relato, precisamente titulado "Todos monstruos", en el que Tardi reflexiona acerca de los terrores infantiles y su pervivencia en la psique del adulto. Para ello, y para recrear a los distintos monstruos que se dibujan, nunca mejor dicho, en los pensamientos de algunos de los personajes de la historia, el autor de El secreto del estrangulador -si se me permite la coda, posiblemente su gran obra maestra- cuenta con la colaboración de una impagable nómina de colegas de la BD gala, como Pétillon (El archivo corso), Boucq (Janitor), Vuillemin, Comès, Bilal (Animal'Z) o Druillet, por citar solo algunos.



Finalmente, "El misterio de las profundidades" cuenta cómo un criminal despiadado al que apodan 'El Dentista' ha salido de la cárcel y ha empezado a reunir a su antigua banda; mientras el Dentista envía a la Policía notas con dibujos que a modo de piezas de puzzle forman un mensaje codificado, una Adèle Blanc-Sec apurada por un fuerte dolor de muelas acabará reencontrándose, en otro rasgo propio del género del folletín, con un pariente cercano perdido hace mucho tiempo...



El resultado es una lectura de indudable interés, aparentemente ingenua pero profundamente (auto)crítica, y que como algunas de las grandes obras maestras literarias de todos los tiempos -empezando por el Quijote de Cervantes y siguiendo con obras como Los viajes de Gulliver de Swift, Tristam Shandy de Sterne o Alicia en el País de las Maravillas de Lewis Carroll, funciona a varios niveles, entre ellos como parodia propiamente dicha y como muestra fehaciente de aquel género del que, solo supuestamente y por momentos, se burla.


Título: La vida secreta de los jóvenes II
Autor: Riad Sattouf (guión y dibujo)
Editorial: La Cúpula
Fecha de edición: febrero de 2011
148 páginas (b/n) - 15 €

Título: Pecados veniales 2
Autores: Arthur de Pins & Maïa Mazaurette (guión) / Arthur de Pins (dibujo)
Editorial: Dibbuks
Fecha de edición: febrero de 2011
96 páginas (color) - 15,50 €

Título: Las extraordinarias aventuras de Adèle Blanc-Sec (Vol. 2)
Autor: Jacques Tardi (guión y dibujo)
Editorial: Norma
Fecha de edición: enero de 2011
200 páginas (color) - 24 €

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