Hoy, en esta simpática sección de "Bodrios que hay que ver", no hablaremos de una película en concreto -aunque sí nos detendremos un poco más en una en particular-, sino que realizaremos una rápida panorámica dedicada a señalar las distintas adaptaciones que, con mayor o menor fortuna (por lo general, con menor), ha tenido la espléndida novela de Henry James The Turn of the Screw... u Otra vuelta de tuerca para los que no han estudiado el curso de Follow Me.
La novela original es, qué duda cabe, uno de los clásicos incontestables de la literatura de terror, y una de las mejores novelas -quizá la mejor, junto con The Haunting of Hill House y La casa infernal, las propuestas de Shirley Jackson y Richard Matheson- que ha dado el subgénero de los fantasmas y, por extensión, las casas encantadas. Aunque, como los amantes de la literatura gótica sabrán, el texto literario de James juega con la posibilidad de que todo ocurra en la mente de la protagonista y en realidad no haya elemento fantástico alguno... Un rasgo este que la distingue de las otras dos novelas citadas y del 99% de libros de este campo.
Pero vamos a lo que vamos: bien es sabido que grandes obras maestras de la literatura se han visto masacradas por el séptimo arte cuando este ha puesto sus manos sobre ellas... aunque también es cierto que la primera intentona oficial de llevar al cine Otra vuelta de tuerca, allá por 1961, les salió muy bien a sus artífices: a Deborah Kerr al frente del reparto, a Jack Clayton tras la cámara, y a un grupo de guionistas, entre ellos nada más y nada menos que Truman Capote, firmando la adaptación. El resultado fue The Innocents, titulada estúpidamente en España como ¡Suspense! (¡que le corten la cabeza al retitulador), que todavía hoy está considerada como una de las cumbres del cine fantástico de todos los tiempos... y, dicho sea de paso, una de las cintas más acojonantes -en el sentido en que acojona cosa mala- jamás rodadas.
Pero como en el mundo del espectáculo todos tienden a tentar a la suerte, las distintas adaptaciones de Otra vuelta de tuerca se fueron sucediendo, y entre ellas cabría destacar varias versiones televisivas -un par de ellas firmadas por el gran John Frankenheimer y por Dan Curtis, el responsable de la vampírica Dark Shadows-, una adaptación homónima de mediados de los 90 dirigida por Rusty Lemorande para mayor gloria de Patsy Kensit (por aquel entonces famosa por ser la cantante sexy de Eight Wonder y por aparecer en Arma letal 2; de la pobre ya no se acuerda nadie)... y hasta dos producciones españolas: una de 1985, dirigida por el malogrado Eloy de la Iglesia (que, claro, cambió el sexo del personaje principal, convirtiendo a la institutriz en tutor encarnado por Pedro Mari Sánchez, y convirtiendo el film en un ejercicio homoerótico) y que, contra todo pronóstico, no era del todo deleznable; además de El celo, una coproducción entre EE.UU. y España dirigida por el autóctono Antoni Aloy pero protagonizada por Sadie Frost y estrellas de la talla de Harvey Keitel y la mítica Lauren Bacall.
No contentos con dejar las cosas como estaban (y ya estaban bastante mal), un oscuro productor llamado Donato Rotunno (menudo nombre) decide pasarse a la dirección, y un olvidado actor llamado Peter Waddington decide convertirse en guionista; y ambos se ponen de acuerdo para que su trabajo en común sea una nueva adaptación de la novela que nos ocupa: el triste resultado es En un lugar oscuro.
El film, titulado originalmente In a Dark Place y producido en 2006, tiene como única novedad que ambienta la trama en nuestros días. Y ya está. En eso radica la novedosa apuesta de Waddington y Rotunno, que con esos nombres mejor habrían hecho en convertirse en una pareja de intérpretes de canción melódica al estilo de Romina y Albano. Porque por lo demás, la película no aporta nada nuevo, y se limita a contar la historia otra vez con una estética de telefilm de media tarde que tira de espaldas... cargando las tintas en la relación lésbica que se establece entre la institutriz y el ama de llaves (aquí, modernos que somos, es más bien la secretaria de confianza del padre de los niños).
La protagonista de semejante desaguisado, por cierto, es Leelee Sobieski, aquella jovencita nínfula que llamó la atención con su breve aparición en Eyes Wide Shut, el film póstumo de Stanley Kubrick, para después aburrir al personal participando en medianías como Wicker Man, la fallida versión de Neil LaBute, o el pobre thriller 88 minutos de Jon Avnet.
Como pueden ver, todo un carrerón el de esta chica, en descenso imparable que ahora confirma esta tontada que no merece más que lo que ha tenido: un estreno directo en DVD. Es más, posiblemente no mereciese ni eso, por escupir sobre la tumba de Henry James.
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