martes, 27 de mayo de 2008

Bodrios que hay que ver: Munchies

Si la semana pasada, al hablar de R.O.T.O.R., creíamos que esta sección de "Bodrios que hay que ver" por fin había tocado techo (o mejor dicho, suelo), ahora ese arte considerado como el séptimo pero que bajará a tercera regional a poco que se sigan filmando engendros como los que aquí comentamos, va un poco más allá y nos sorprende con esta joya de 1987 titulada Munchies.



Efectivamente, viendo el cartel ya habrán adivinado dos cosas: primero, que la película es más mala que pegarle a un padre; la segunda, que forma parte de esa nómina de cintas cutronas que intentaron aprovecharse del éxito de la estupenda Gremlins sin acercarse nunca jamás, ni de lejos, a la calidad del film de Joe Dante.

Buscando información acerca de la película, he descubierto que lo más interesante que se puede decir de ella es que comparte nombre con cosas mucho más apetecibles de consumir:







Pero no sería honesto dejarles así, con la miel en los labios, y obviar esta gran superproducción de Roger Corman... Sí, el mismo Roger Corman que dirigió joyas como El hombre con rayos X en los ojos o adaptaciones geniales de Poe como La caída de la Casa Usher, El péndulo de la muerte o La obsesión, y que aquí demuestra los estragos provocados por el alzheimer o el consumo indiscriminado de cocaína (desde este vuestro blog apostamos que en caso de Munchies es necesaria la combinación de ambos factores de riesgo).

Esta infumable producción arranca en unas excavaciones en Perú (en realidad, un solar en las afueras de Los Ángeles, donde se rodó la película por completo): allí un arqueólogo pretende encontrar algo que demuestre que el Machu Picchu fue una torre de control para la llegada de civilizaciones extraterrestres (¿alguien ha dicho Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal?). Al susodicho le acompaña su hijo, que se pelea continuamente con el anterior porque desea viajar a Los Ángeles (¿nadie le dijo que ya estaba allí, que aquello era un Perú de cartón piedra?) para hacerse actor, mientras que el primero le obliga a estudiar en el instituto. ¿Verdad que suena como si habláramos de un adolescente? Pues el tipejo debía superar tranquilamente la treintena...



En fin, prosigamos: el arqueólogo y su hijo entran en una gruta, encuentran unas inscripciones misteriosas y un líquido verde fluorescente (del que el primero afirma podrían ser residuos altamente tóxicos, aunque no teme por su vida cuando mete el brazo para coger una muestra; ni un mísero guante de la frutería del Mercadona se pone)... Acto seguido, descubren a una pequeña criatura que enseguida aprende inglés (bueno, con el doblaje, español) y a la que con una calma pasmosa consideran como un extraterrestre, poco antes de guardarlo en la mochila y llevárselo a casa.

Lo que prometía ser una divertida aventura (para alguien tan tarado como ellos, por supuesto; el espectador enseguida adivina que la cosa va a acabar fatal) se convierte en una pesadilla cuando el aspirante a actor opta por una sesión de "sexo adolescente" -así lo llaman ambos- con su novia en lugar de vigilar a la desagradable criatura (que ya son ganas de llevársela a vivir con uno, todo hay que decirlo). Es entonces que el malvado tío del joven, a la sazón hermano de su padre (lo que explica que sea su tío), y ayudado por su hijastro (algo así como el primastro del protagonista), un tarado que se pasa el día escuchando rock en vinilos de importación, secuestran al dichoso munchie de las narices.



Esta criatura no tardará en huir de sus raptores, y pronto descubriremos que cual gusano o inspector del fisco, cuando alguien lo corta en dos ambos pedazos se regeneran y se convierten en sendas criaturas independientes, con lo que la propagación de los munchies en la Tierra crece exponencialmente... La verdad, lo de los Gremlins, aquello de no comer a la luz del sol, no mojarse pasadas las 12 y... bah, lo que fuera, estaba mucho más currado.

En fin... La película se convierte a partir de entonces en una persecución de munchies por parte del protagonista y su novia, por una parte, y del tío y su nueva esposa por otra, con abundantes gags humorísticos que no tienen ni la más mínima gracia, diálogos que no van a ninguna parte (ojo al dato: los dichosos munchies llegan a decir cosas como "vámonos de marcha", "vaya tía más buena" o la joya de la corona: "Ni de coña, Begoña") y unos efectos especiales de un Todo a 100... a lo largo de la lastimosa hora y cuarto que dura el film, porque ya no daba para más.



El film fue dirigido por Bettina Hirsch, montadora de títulos como La carrera de la muerte del año 2000 de Paul Bartel -que hace una breve aparición en Munchies-, Driver de Walter Hill, Aterriza como puedas II... o Gremlins (aquí debió ser donde sintió la inspiración divina) y Exploradores, ambas de Joe Dante. Demostrando una capacidad de juicio digna de todos los elogios, nunca jamás volvió a atreverse a dirigir ninguna otra cosa.

En cuanto al reparto, está encabezado por Harvey Korman -nada que ver con Corman, ya ves qué cosas-, que como si de Alec Guinness o Jack Nicholson se tratase, interpreta dos papeles: el arqueólogo pirado y su malvado hermano. A Korman (un cómico televisivo muy popular en Estados Unidos) le siguen Charlie Stratton, Nadine Van der Velde, Alix Elias, Charlie Phillips y Hardy Rawls. Todos muy conocidos, en su casa y a la hora de comer viendo Los Simpson.



Finalmente, hay que señalar que el inefable Jim Wynorski dirigiría a mediados de los 90 dos filmes, titulados Munchie y Munchie Strikes Back, que muchos consideran secuelas del film que nos ocupa dada la semejanza de títulos y por el hecho de contar con Corman en faenas de producción. Visto este asunto, he llegado a pensar seriamente que Corman ha producido todo el cine norteamericano, de El nacimiento de una nación a Algo pasa en Las Vegas, pasando por El Padrino y Jenna Loves Rocco. Pero, en realidad, Munchie no tiene nada que ver con... Bah, ¿a quién le importa?



En fin, que me resulta imposible seguir comentando nada de Munchies sin que me entren unas ganas irrefrenables de golpear el monitor del PC hasta que explote, así que mejor ya otro día les hablo de esta caterva de criaturas que les presento a continuación, si es que tienen la suerte de no conocerlas ya...







1 comentario:

  1. Buenas tardes por la tarde!
    Buscando información sobre "An American Crime" (acabo de verla y me ha gustado bastante. Mejorable, sí, pero ha logrado revolverme el estómago y sin ser muy explícito, lo cual tiene mérito), y he dado con tu blog.

    He visto que coincidimos en muchos gustos. Lo que me ha animado a escribir es este artículo sobre "Los Munchies". Es de estas pelis que ves de pequeño, se queda grabado el recuerdo borroso de ella en tu mente y muchos años después la redescubres gracias a internet, animándote a verla y darte cuenta de que es cutre hasta decir basta (cosa que ya me ha pasado con casposidades de celuloide como "Mi amigo Mac" o "Mutronics"...).

    Este es mi e-mail: venganza317@hotmail.com.

    Un saludo!

    NIEBO

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