El personaje de Deadman, creado por Arnold Drake y Carmine Infantino (si bien contó con la fundamental participación de Neal Adams en las aventuras que narran el origen y primeras aventuras del personaje), siempre fue una de las particulares filias del que esto suscribe, sobre todo dentro de un microcosmos de ficción que muchas veces le resulta tan ajeno como es del Universo DC.
Y esto es así gracias a la serie Deadman: Amor después de la muerte, que en su ya antigua publicación por parte de la extinguida Ediciones Zinco nos descubrió no solo a tan trágico personaje, sino el trabajo del que se convertiría en uno de mis ilustradores de cabecera: el inquietante Kelley Jones.
Hoy, gracias a recientes publicaciones de Planeta, que ha hecho de este septiembre el "Mes Deadman", completamos el material protagonizado por Boston Brand, el que fuera el mejor trapecista del mundo hasta que un asesino a sueldo le disparara en plena pirueta mortal (nunca mejor dicho). A partir de tal suceso, Brand se convierte en Deadman, un fantasma que puede interactuar con los vivos poseyendo el cuerpo de cualquiera de ellos.
Por un lado se ha publicado el imprescindible Deadman, ilustrado por Neal Adams, en lujoso formato Absolute, que recoge los números de Strange Adventures (concretamente, del 205 al 216) y The Brave and the Bold (estos últimos, coprotagonizados por Batman) donde se recoge el primer arco argumental del fantasma de rojo, así como tres números de Aquaman (el material más flojo de todo el tomo) y uno de Los investigadores de lo desconocido.
El origen del personaje es indudablemente pulp, y auna elementos fantásticos (sus poderes sobrenaturales) con otros más propios del thriller, como la obsesiva búsqueda de su asesino, que recuerda a las peripecias de El fugitivo televisivo (y no solo porque aquel también fuese manco).
Cabe señalar que si se supera el choque inicial ante un material tan añejo (las aventuras repiten su esquema una y otra vez, al más puro estilo de la literatura popular y los seriales rodados para cine y TV), puede disfrutarse mucho con la poderosa carga trágica del personaje central, que recuerda a la de los monstruos clásicos de la literatura y el cine de terror. Y es que, por más que Boston Brand y su mundo estén inmersos en la ficción del Universo DC, estamos frente a un cómic de terror antes que a uno de superhéroes.
Además, en lo que a este volumen respecta, el trabajo de Neal Adams como ilustrador es sencillamente espectacular: hoy no tan novedoso pero en su día indiscutiblemente revolucionario, cuenta con páginas cargadas de energía cinética, que dan a la serie una cualidad de movimiento trepidante, y cuya atrevida composición de viñetas ha influido en un gran número de ilustradores posteriores.
Menos destacable nos parece el Deadman ilustrado por José Luis García-López, por más que se hable de la probada calidad del artista hispano-argentino como dibujante. Quizá sea culpa del trabajo de Andy Helfer, hasta entonces editor, en su debut como guionista, pero la historia no acaba de atrapar como debiera la atención del lector, a pesar de ser una continuación directa, aunque dos décadas después, del Deadman original.
Destacar finalmente que también se ha publicado en este mes todo el Deadman de Kelley Jones, que demuestra su capacidad para crear atmósferas cargadas de horror y poesía, deudoras del mítico Graham 'Ghastly' Ingels en los cómics de EC; así como una miniserie donde Deadman y Batman vuelven a compartir cabecera y protagonismo, como hicieran en los estupendos The Brave and The Bold que permitieron al dibujante demostrar de nuevo su maestría a la hora de encargarse del héroe enmascarado de Gotham.
Así pues, y aunque el hombre del gancho fue encontrado y detenido hace mucho tiempo, la maldición del hombre muerto continúa vigente en nuestros días...
Jejeje, en algunas cosillas estamos en desacuerdo, me temo. A mí Kelley Jones me parece horrible, un imitador de los peores tics de Wrightson, y sin embargo el Deadman de García-López no me parece tan malo.
ResponderEliminarLo que no me ha gustado nada es la edición Absolute del Deadman de Neal Adams, me parece que pierde muchísimo, y ese sí que es un buen tebeo...