Sin ningún tipo de premeditación, por puro azar, este fin de semana hemos visto tres thrillers estupendos, que tienen como punto en común su mirada desamparada y sin concesiones acerca de la condición humana.
El primero fue Asesino implacable, más conocido por su título original, Get Carter, auténtica película de culto de la cinematografía inglesa dirigida por Mike Hodges en 1971. Basada en la novela Jack’s return home de Ted Lewis, cuenta con un ya mítico Michael Caine en la piel de Jack Carter, pistolero que viaja de Londres a su Newcastle natal para descubrir quién está detrás de la aparentemente accidental muerte de su hermano.
A lo largo del film, del cual Sylvester Stallone protagonizó un al parecer olvidable remake en el año 2000, Hodges y Caine consiguen que el espectador siga con interés las peripecias de un protagonista que ni siquiera le cae bien, y que solo es el personaje positivo de la historia en comparación con el resto del muestrario humano. Una vez resuelto el caso, que implica a la sobrina (¿o la hija?) del protagonista, Hodges resuelve la cinta con un final impactante y difícil de olvidar.
Volvimos a disfrutar de Un paso en falso, soberbio film neo noir dirigido por Carl Franklin en 1992, y que contra todo pronóstico, al tratarse de una cinta de bajo presupuesto y a la que no se le prestó mucha atención en su día, se convirtió para los críticos de la prestigiosa revista francesa Cahiers du Cinéma en la mejor película extranjera del año.
A un pequeño pueblo de Arkansas llegan unos criminales que, como los de Una historia de violencia de Cronenberg, alteran el apacible status quo del lugar. El sheriff, encarnado por un magnífico Bill Paxton (en un papel del que retomaría algunas características para su interpretación en su debut en la dirección, la soberbia Escalofrío) tendrá que enfrentarse a ellos, a la vez que a los fantasmas de su pasado.
Un paso en falso, que también protagoniza a la vez que escribe Billy Bob Thornton, basa su principal atractivo en el enfrentamiento entre este sheriff encarnado por Paxton y los policías de la gran ciudad, así como en su ejecución fría y directa, sin concesiones de cara a la galería.
Y terminamos con la peculiar Fear X, dirigida por Nicholas Winding Refn en 2003 y protagonizada por un estupendo John Turturro. El guión, co escrito por Refn (autor de Pusher) y el desaparecido escritor Hubert Selby Jr. (responsable de los libros que inspiraron Última salida: Brooklyn y Réquiem por un sueño), nos presenta la gris existencia de un empleado de seguridad de unos grandes almacenes, que tras el asesinato de su esposa en el parking del complejo, vive obsesionado con descubrir en las grabaciones de seguridad al culpable del crimen.
Su investigación lo llevará en búsqueda de una mujer desconocida, y terminará implicándose en una trama de corrupción policial de la que el espectador apenas llegará a descubrir nada. Porque a Refn y Shelby no les interesa el toque noir del argumento, sino el retrato psicológico del protagonista, en un mundo fragmentado del que apenas podemos entrever algo y entender mucho menos.
Son estos tres tristes thrillers, todos recomendables, de una sequedad brutal; y donde sus protagonistas o mueren o están a punto de hacerlo, descubriendo de paso que la insatisfacción perdura más allá de resolver el asunto que se traían entre manos.
Una película estupenda, pero que siempre me ha parecido (por los años de realización, por contar con DeNiro y por otros factores) la hermana menor (y menos lista) de, esa sí enorme, HEAT...
ResponderEliminarPor eso dije "menos lista", hombre... :-)
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