The Question: tebeos y magia chamán

A la hora de escribir sobre cómics, en este vuestro blog no tenemos costumbre de comentar números específicos, y centramos nuestra atención en volúmenes únicos y colecciones completas, como mucho en números 1. Pero en algunas ocasiones alguna historia en particular nos llama la atención y creemos que es de interés resaltarlo.



Así nos ha sucedido con The Question # 27, tercer número original que incluye el The Question n.º 8 publicado por Planeta en su línea de Clásicos DC. Se trata de la historia "El capitán Estrellas y el sargento Barras", realizada por el equipo fijo de la colección: Dennis O’Neill, Denys Cowan y Malcolm Jones III.

En este relato, verdaderamente magistral, descubrimos que el amigo y consejero de Vic Sage, Aristotle Rodor, era coleccionista de cómics en su juventud, y que un primo suyo fue un prodigioso autor de tebeos a la temprana edad de catorce años, cuando produjo la colección del capitán Estrellas y su sidequick (clara parodia, más violenta y facha, del Capitán América y su compañero Bucky de la Marvel).



Si han aplaudido (merecidamente, por otra parte) el uso (metalingüístico) legal de los cómics en la Hulka de Dan Slott, presten atención al hallazgo de O’Neill: Alvin, el mencionado familiar de Rodor, regresa de un exilio voluntario y confiesa a su primo que está convencido de que los Estados Unidos ganaron la II Guerra Mundial gracias a los tebeos patrióticos, como viejas tribus obtenían su caza gracias al apoyo gráfico de los chamanes de la misma.

En un inesperado retruécano final, Sage apoyará la tesis del dibujante en un intento desesperado de salvar la vida de Myra, la alcaldesa de Hub City.



Como puede verse, esta historia (que ya habíamos leído en la antigua edición de Zinco, pero que ha sido un placer redescubrir ahora) plantea una reflexión acerca del poder de la ficción que para sí quisiera Neil Gaiman y que no desentonaría en su The Sandman; y es uno de los muchos hallazgos que jalonan el devenir de esta colección de la DC de finales de los 80 que merece la pena recuperarse.