Debido a ocupaciones profesionales relacionadas con mi labor como docente, ha pasado mucho tiempo desde que colaboré por última vez con la revista digital
Calibre .38: concretamente, desde octubre de 2014, cuando publiqué allí una crítica de
Heridas abiertas de Gillian Flynn (
Perdida). Ahora, más de dos años después, regreso a la publicación con mi apreciación de una novela de la que ya hablé hace unos meses -concretamente, en
esta columna- pero que creo que merece, como su autora Virginia Aguilera, algo más de atención. Podéis leer mi texto aquí:
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